Capítulo 4 "Ni en el más loco sueño"

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Abrí mis ojos. Como siempre, olvidé por unos segundos donde me encontraba y que fue lo que había pasado a mi alrededor la última vez que había estado despierta. Pero a diferencia de todas las veces, no recordé lo que había pasado.

El sol brillaba demasiado en este momento e hizo que cerrara de golpe mis ojos. La luz, en este momento, me estaba matando. Fue casi como recibir un cuchillazo en los ojos. Y además, mi cabeza me dolía más que nunca. Esta palpitaba constantemente y hasta podía oír las palpitaciones sobre mis oídos.

Volví a abrir mis ojos, esta vez esperé a que se adaptaran a la luz. Me puse de pie lentamente, procesando lo que mis ojos observaban. Había dormido en el piso, como siempre, pero esta vez, había una pequeña, pero importantísima, variable. Técnicamente había dormido en el piso de la pista de baile, pero dormí sobre el pecho de Ross. Sí. El pecho de Ross. Su camisa azul de botones tenía un pequeña mancha de mi saliva, confirmando que sí había quedado rendida sobre él. Mi boca se transformó en una horrible y asqueada mueca.

Con mi dorso de la mano, limpié todo aquél resto de saliva en las comisuras de mis labios. Miré el desagradable paisaje. Todos dormían en el suelo, la mayoría desnudos, con una botella en la mano o con chic@s sobre sus cuerpos. Fue cuando me di cuenta que me encontraba en ropa interior. Lo normal. Busqué con la mirada a Mía, pero no la divisé por ningún lado.

Trataba de recordar lo que había pasado la noche anterior, forzando a mi mente que recordara. Pero la maldita no recordaba nada. Lo último de lo que estaba consiente, era de los ojos color miel del barman y un chico con lengua larga comiéndose a Mía.

Salí al jardín. Igual que en la pista. Todos dormían uno arriba del otro, incluso algunos dormidos en las pequeñas escaleras de la piscina. Divisé a un chico, con una camisa blanca, probablemente suya, en la mano y un cigarrillo usado entre sus dedos.

Caminé en su dirección, con cuidado, para no pisar ningún asqueroso cuerpo. Una vez en frente de él, me di cuenta que era el tipo gordo pelirrojo que había besado a Destiny la noche anterior. Una pequeña risita brota por mis labios al recordar la situación. Me agaché, tomando -arrebatando, en realidad- la camisa de sus manos y agarrando el cigarrillo que tenía en sus dedos. Busqué un encendedor en sus bolsillos rotos de sus jeans, encontrando uno morado y viejo.

Me pongo la camisa olorosa, y, por la obesidad del chico, me queda unos centímetros arriba de la rodilla. Inclusive más largo que el vestido que usaba anoche. Camino hasta la piscina y una vez en frente de esta, me siento en la orilla, dejando que mis pies se introduzcan en el agua -que seguramente ya no sea agua, sino orines. Me da igual todo en este momento. Lo único que siento son las palpitaciones malditas de mi cabeza maldita.

Después de varios intentos de prender el cigarrillo con el encendedor viejo, logro hacerlo y lo pongo sobre mis labios. Inhalo el humo y dejo que este se mantenga dentro de mí hasta llegar a mi pecho, después, lo saco; y vuelvo a repetir el proceso tres veces más.

-¿Fumas? -una voz masculina dice a mis espaldas.

-¿Tú no? -dije para después voltear la cabeza un poco. Era un estúpido Ross sonriendo como un estúpido. -Ah, eres tú -entorné los ojos.

-Ayer no eras así -rió un poco.

-¿De qué hablas idiota? -fruncí mi ceño.

-De lo de ayer -volvió a repetir este, con el ceño fruncido y algo indistinguible en sus ojos.

-¿Lo del gordo que besó a tu chica? -pregunté un tanto extrañada. Tanto como su voz y su cuerpo, actuaba muy raro. Bueno, al menos más de lo normal.

-No, eso no -me responde.-Lo de...

Hizo una pausa, frunció el ceño y miró de nuevo el cigarrillo entre mis dedos. Después, se sentó a la par mía, también introduciendo sus pies al agua, dejando que la tela de sus pantalones de vestir se mojaran un poco.

Addicted to your poison | R.L.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora