8. Estupor

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En eso, siente como algo se introduce en su cama. Pensó en salir del armatoste con daga en mano, pero razonó en las consecuencias de tratarse de Roy, que agotado sólo quería descansar un poco. Por eso controlo su impulso y se giró rápidamente para ver quién era el intruso. Se trataba ni más ni menos que del rey Jerral, quien estaba medio dormido.

–––¿Qué rayos crees haces? —le dice la joven con un hilo de voz un tanto femenina, que después se arrepintió de usar.

–––Disculpa, es que salí un momento por agua y al regresar me equivoque de cama, pero, vamos, hace frio, no pasa nada si compartimos cama. O... ¿acaso te molesta? —Le dice con cara inquisitiva, se notaba que el joven estaba sospechando por el tono de voz de hace unos momentos.

–––Sólo lo digo porque me muevo mucho al dormir, si de verdad planeas dormir aquí será mejor que coloques algo en medio, digo, si no quieres ser golpeado en las pocas horas que faltan para el alba.

—Jaja, vamos, ¿Eres una chica o qué? —Al oír dichas palabras la chica se avergonzó pero el coraje le ganó.

—Haz lo que quieras, pero si te golpeo no me hare responsable de ello. —En cuanto Law sentía cerca el cuerpo del chico lo golpeaba, moderándose para no despertarlo, pero con la suficiente fuerza para que entendiera el mensaje.

«Maldición de esta manera no podré dormir». Se decía para sí misma. Poco después notó que Jerral ya no intentaba acercarse y bajó un poco la guardia. Sin embargo, el ruido de las campanas la despertó de golpe. «Un ataque», fue lo que pensó. Y pese a que aún faltaba bastante para el amanecer sus pensamientos fueron acertados.

–––¡Jerral, despierta! —trató de despertarlo inmediatamente.

–––¿Qué está pasando? —preguntó adormilado.

––– Es un ataque de Sartio. ¡Rápido, vallamos donde Roy! —Tan pronto lo dijo, los dos se pusieron sus botas y armaduras ligeras y fueron a la habitación de un lado.

–––¡Roy! —gritó en cuanto lo vio—. ¡Es un ataque!

–––¡Ya me di cuenta! Deja de decir cosas obvias y ayúdame a desalojar a las personas del edificio y tú, rey, también ayuda.

–––Lo haría aunque no me lo pidieras —exclamó con un tono de voz arrogante.

Actuaron con rapidez y sacaron del edificio a todos los que podían abandonarlo por su propio pie. El problema eran las personas que no se podían mover por si mismas, entonces llego su salvación: Alberth.

—He traído refuerzos; son dos carretas para los heridos de este edificio y he mandado diez más a la plaza donde ayer atendieron a los heridos. Comenzaremos a movilizar a todo el mundo. Ayer antes de la conferencia hablé en privado con el rey y me contó de un pasadizo secreto en las caballerizas. Ese pasadizo nos llevara a una cueva en la parte superior de esa montaña, de ahí tomaremos el camino directo al puerto sin descansar para llegar a los cinco barcos que ya están listos —informó rápidamente y casi sin respirar.

—De acuerdo, hay que darnos prisa. —comentó Roy con una mujer en sus brazos que apresuradamente colocó dentro de la carreta.

Todos trabajaron arduamente para sacar del edificio a los heridos y colocarlos dentro de las galeras, esto hasta dejar la construcción completamente vacía.

–––Sebastián, Braham, rápido, lleven a estas personas a las caballerizas y espérenos ahí. Recuerden que ustedes son responsables por su seguridad; Nosotros nos dirigiremos a la plaza y después los alcanzaremos. —Los chicos sólo atinaron a mover sus cabezas de manera afirmativa y se marcharon en dirección al lugar que su capitán les había indicado. —El resto, por favor, síganme. –––Tal y como les pidió lo hicieron, hasta que Law freno de repente.

LEVADIOKOSWhere stories live. Discover now