7. Elther

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El susto dura poco, pues conocía muy bien esos rostros; Se trataba nada más y nada menos que de Roy, Alberth, Baltor, Sebastián y Sulferk, los cuales no dejaban de carcajearse.

–––Maldición no pueden despertar a las personas de una manera normal, me han saco el aire —exclamó más tranquila.

–––Jajá pero aun así has sacado la daga, maldito jajaja. –––dice el rubio tocándose el estomago que le dolía de tanto reír. El grandulón con cara de preocupación toma la palabra.

–––Perdón, Law, yo les he dicho que no te despertáramos así pero no me han escuchado.

–––Lo sé, Baltor, ni Roy ni Sulferk escuchan nunca —dice molesto.

–––Oh, vamos Law ya me habías dicho que soportarías mis bromas, aparte esa es la ganancia que obtuvimos hoy al visitar a nuestro amigo —dice mientras estira su brazo, con una bolsa repleta de monedas en su puño.

–––Demonios Roy este es demasiado dinero —pronuncia con preocupación.

–––Ya le he dicho que por lo menos regrese un poco pero se niega a hacerlo —comenta Alberth en apoyo a Law.

–––Vamos, Alberth, en Speros me pediste regresar bastante dinero y entonces lo hice, al menos deja que me quede con este. Aparte no podrás negar que gracias a ese dinero hemos financiado este viaje —argumentó hábilmente.

––– Mmm tienes razón.

–––Hasta que cedes, querido amigo. Bueno ya es tarde así que, por favor, retírense de mi habitación. Quiero dormir un poco antes de partir de nuevo mañana.

A continuación los chicos se despiden y salen de la habitación.

––– ¿Roy ya le pagaste al capitán? —recuerda de pronto Law.

–––Si, de hecho por eso me encontré con Alberth, pues él apenas estaba atando el barco al muelle.

–––Ya veo, que descanses.

–––Igual chiquilla.

Y de esta forma ambos se durmieron, a tal profundidad que la noche fue calmada como pocas que Leyla hubiese recordado.

A la mañana siguiente todos despertaron poco antes de la salida del sol y decidieron salir del puerto cuanto antes. Fueron por los caballos que aun se encontraban en los barcos. Al poco tiempo de montar, los cuerpos de todos recordaron los días de cabalgata y dolían un tanto, sobre todo la espalda, por ello Leyla maldijo a Roy mentalmente, ya que, como siempre, sus palabras se estaban cumpliendo. Cabalgaron todo el día y parte de la noche, durmiendo a la intemperie. Al amanecer de inmediato retomaron el camino. En cuanto llegaron a las puertas del hermoso reino el ambiente se tornó un tanto pesado. Alberth fue quien hablo primero.

–––Somos la brigada que les ayudará a escoltar a los ciudadanos a Speros, por favor abran las puertas para comenzar a desalojar a los civiles.

Las puertas se abrieron y de inmediato se pudieron percatar de lo difícil de la Situación; Las personas se miraban demacradas, no se escuchaban risas de niños, sólo el aire que pasaba por entre las construcciones y algunos quejidos. En cuanto Roy y Leyla se percataron de estos bajaron rápidamente de los caballos y se dirigieron en su dirección. Se encontraron con un páramo peor de lo esperado: docenas de civiles y de caballeros se encontraban en el suelo de la plaza central, y con un simple vistazo ambos supusieron a quienes debían atender primero. Se miraron mutuamente y movieron la cabeza en una dirección y cada quien corrió para comenzar a atender a los enfermos y heridos.

LEVADIOKOSWhere stories live. Discover now