Sexto Capítulo

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Donghyun no quería que Minwoo durmiera. Quería hacerle el amor una y otra vez hasta que ninguno de ellos fuera capaz de nada más. No obstante mantuvo a su amante y lo dejó descansar, haciendo gala de la extraña sensación de tener alguien en sus brazos, el corazón de Minwoo latía lento y constante bajo la palma de su mano.

Él no había estado mintiendo cuando dijo que Minwoo era otra cosa. Minwoo era como todas sus fantasías en una -la perfección en la cama-. Eso hizo a Donghyun preguntarse cómo de perfecto era Minwoo en otros aspectos, como en personalidad y sentido del humor, ya que todavía apenas había tenido una conversación adecuada con el chico. Eso le hizo suspirar por averiguarlo.

Ahora era demasiado tarde. Nunca podría haber algo más que sexo entre ellos. Donghyun se había asegurado de eso.

Ese pensamiento le dolió y le hizo mantener a Minwoo cerca, acariciándole los cortos y oscuros pelos de la parte de atrás de su cuello contra sus labios. Todo esto había salido mal. Él quería mucho más que esto.

Eran las once cuando se movió y miró el despertador. Demasiado tarde, por lo general se iba a dormir después de una jornada de trabajo. Habían estado muy cansados por la mañana.

Él no era capaz de cuidarse demasiado. Besó la delicada piel de la oreja de Minwoo, respirando en ella. Minwoo se movió. Donghyun le besó desde el cuello hasta uno de sus hombros antes de trasladarse a su espalda desapareciendo bajo las mantas. Minwoo se removió lujuriosamente, riéndose por lo bajo mientras Donghyun lo tendía bocarriba y devoraba su delgado vientre a besos.

Un ruido sordo salió de la garganta de Minwoo. Cuando se movió Donghyun lo tenía agarrado de su creciente erección y le acarició el muslo, rozando el suave vello con sus dedos. Le dio un beso en el pliegue entre el muslo y la ingle y le acarició el limpio nido de vello oscuro antes de pasar la lengua por los testículos de Minwoo y seguir desde la base hasta la punta de su pene.

La mano de Minwoo encontró la cabeza, enredando tentativamente sus dedos en el pelo. Donghyun se dejó caer sobre su excitado miembro, lamiendo su erección. Minwoo gemía debajo de él. Abrió las piernas cuando Donghyun acarició detrás de los testículos.

—Mmm, eso es bueno. —Donghyun retrocedió—. Levanta las piernas. —Apretó las rodillas de Minwoo hasta el pecho—. Ábrelas. Quiero verte.

Minwoo hizo lo que le dijo, pero necesitaba una mano para poder ayudarse y abrirse lo más amplio que Donghyun quería. Él hizo un pequeño gemido de lo que sonaba como vergüenza, pero a Donghyun no le importó. Estaba mirando el premio, todavía brillando con lubricante, una abertura que invitaba al placer.

Bajó la cabeza, apartó las nalgas y bordeó la entrada.

Minwoo soltó una palabrota. Se retorció, jadeando de emoción.

Donghyun presionó más fuerte lamiendo más rápido con su lengua, dejando a Minwoo lubricado, resbaladizo. Sentía la piel de Minwoo humedecerse bajo sus manos prensiles y deslizó una palma hacia arriba para sentir los músculos del abdomen de Minwoo ondeando bajo su tacto.

Maldita sea, él era tan sensual y tan condenadamente agradecido. Donghyun podría complacerle siempre. Cómo y cuándo Minwoo lo necesitara.

Minwoo jadeó, arqueándose contra la lengua de Donghyun, estremeciéndose y agarrándose al pelo de Donghyun. —Por favor, por favor...

Donghyun levantó la cabeza. —¿Qué?

—Por favor, te necesito. Por favor, Donghyun.

La sangre hervía en sus venas. Se deslizó por la cama para recuperar otro condón. Probablemente no necesitaba lubricación pero deslizó una generosa cantidad sobre el condón de todas maneras. Agarró Minwoo como si no pesara más que una muñeca de trapo y tiró de él a horcajadas sobre sus caderas.

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