Enséñame a Amarte // Byler

Capítulo 25

Narrador omnisciente:

Mike esperaba fuera de la casa Byers emocionado por ver a Will. Se vistió bien para la ocasión, y llevó un ramo de flores consigo para el pequeño castaño.

—Buenas noches, Mike —saludó la señora Byers abriendo la puerta con una sonrisa.
—Buenas noches —respondió de igual manera.
—Pasa, Will estará listo en un momento —dijo haciéndose a un lado para que el muchacho pasara.

Mike entró a la casa y se sentó en el sofá. Estaba nervioso, ya quería ver la reacción de Will ante la sorpresa de esta noche. Sin duda se había lucido, pero no sabía si sería de su agrado.
—¡Estoy listo! —dijo Will mientras salía con prisa de su cuarto—. Mamá, ¿Cómo me veo? —preguntó acomodando la parte del cuello y mangas de la camisa. Al llegar a la sala vio a su novio, quien esperaba en el sofá. Este al verlo se sonrojó, no podía ser que lo haya escuchado decir eso—. M-Mike...

Wheeler se paró del sofá y se acercó a él.
—Te vez realmente guapo —dijo sin dejar de ver a su hermoso novio, quien se sonrojo ante lo dicho, cosa que Mike notó y no pudo resistirse más, por lo que empezó a acercarse a los labios de el menor de los Byers. Pero la voz y presencia de alguien lo hizo detenerse.

—Nada de muestras de afecto ante mi presencia, porque créeme, Wheeler, si llego a ver qué le pones un dedo encima a mi hermanito vas a ser chico muerto —amenazó el hermano mayor de su novio. Will al escuchar esto soltó una carcajada, aún no podía creer lo sobreprotector que llegaría a ser—. Escuché que Will llegará hasta mañana —Mike asintió—. Más te vale que llegué caminando normal, sin ningún dolor de cadera —dicho esto Will se atragantó con su saliva y se sonrojó.
—¡Jonathan! —dijo a regañadientes, y tornándose más rojo que un tómate.

Después de despedirse de la madre de Will y de su hermano. La pareja salió y se dirigió a un pequeño sendero que se introducía en el bosque. El castaño no sabía el porque se dirigían en ese camino, pero a pesar de eso se le hacía conocido.

Caminaron solo unos cuantos metros de la casa y llegaron a una pequeña cabaña. La cual tenía las luces de dentro encendidas. Se veía bastante atractiva desde fuera a pesar de su tamaño.
—¿Recuerdas este lugar? —preguntó Mike mientras se acercaban a esta. Will negó—, ¿Enserio lo olvidaste? —dijo soltando una pequeña risa.

Will empezó a hacer memoria y un recuerdo de él, Dustin, Lucas y Mike pasó por su cabeza. Era de ellos 4 jugando dentro de un fuerte improvisado al cual le llamaba "Castillo Byers". Al recordar esto sus ojos tomaron cierto brillo e ilusión.
—No me digas que es... —no pudo terminar cuando Mike asintió.
—¿Te gusta? —preguntó un poco temeroso ante tal cambio drástico. Will al ver cierto temor decidió bacilar un poco.
—S-si... Pero, no puedo creer que hayas derrumbado aquel fuerte que teníamos, era especial —dijo fingiendo dolor.
—¿Enserio?, ¡Lo siento!, Yo quería sorprenderte y lo arruine yo... —Will río.
—Estoy jugando —sonrió—, ¡Me encanta!, De todas formas, el castillo Byers se iba a caer tarde o temprano, y el que lo volvieras una cabaña me gusta —volteó a ver al azabache y le dio un pequeño beso en los labios—, Bueno... ¿Entramos? —Mike sonrió.

Una vez adentro, el castaño se estaba fijando en cada detalle de está por dentro. Realmente había quedado muy bien, aunque fuera solo un cuarto de un tamaño medio, que se sentía verdaderamente acogedor. Al centro de este se encontraba una manta, una radio y una canasta con comida dentro.

Ambos se sentaron en la manta. Mike empezó a sacar la comida y servirla en platos mientras Will lo observaba detenidamente.
—¿Que te traes con esto? —preguntó con un timbre dulce en su voz.
—¿Con qué? —preguntó confundido sin dejar de servir.
—¡Esto!, Las cenas nocturnas y estos detalles —dijo señalando todo lo que lo rodeaba—, ¡Hiciste una cabaña!, ¿Qué estás planeando?
—¿Quieres saber que planeo? —cuestionó dejando el plato que sostenía de lado—. Te amo, Byers, desde siempre, a pesar de no darme cuenta cuando debería —se rascó la nuca—. Esto es para demostrarte lo mucho que me importas... Ahora todo es diferente... —tomó su mano y lo miró a los ojos—. Sólo quiero que seas feliz conmigo —soltó su mano y sacó un sobre de la canasta, seguido se lo entregó—. Ábrelo —ordenó. El castaño intrigado hizo lo que se le pidió.