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— Hey Hishimura...— Le llamo sin realmente mirarle. Estaba demasiado inmersa en la pantalla en blanco del world de mi portátil.

— Dime.

— ¿Puedo llamarte Hishi ojisan?— Alzo la vista para ver si él reaccionaba de alguna forma, aunque por desgracia,no cambió en absoluto. — Jooo, que aburrido eres. — doy de hombros volviendo mi cara a la pantalla en blanco que tenía delante.

— No veo ningún problema. — Me dice él de repente de forma simple humilde.

Joder, ahora me siento culpable.

—Ha sido una broma Hishimura.— alzo las manos y hago como que intento arrodillarme en el suelo.— Estás demasiado bueno para ser llamado viejo.— le hago ojitos, noto como él empieza a quedarse rojo.

Mierda, parece que le estoy acosando.

— Lo siento, es solo que a veces suelto cosas sin pensar.— digo levantándome del sofá.— Creo que habré pasado demasiado tiempo sin compañía hasta el punto de olvidar mis modales. — divago.

— Eso es algo bueno.— Dice él rápidamente volviendo a sonreír como si lo que yo acababa de decir fuera nada.— Mientras más hables, más podré conocerte y así ayudarte.

— Bueno, si. Eso.— Suelto sin saber que decir realmente.

— ¿Porqué no damos un paseo fuera? Veo que no te inspiras demasiado aquí dentro. — comenta apuntando hacia la puerta, a lo que yo  aprovecho para observar su físico. Era un hombre de delgadez casi extrema, hasta el punto de hacer sentirme afortunada de tener bastantes kilos de más. Deseé decirle alguna barbaridad sobre el tema, pero al final me contuve. Aunque apenas lo tendría por un mes, no iba a decirle más mierdas de las que ya le estaba diciendo. Su pelo era lacio y negro, ninguna maldita cana. Seguramente lo pintase. Su rostro, para desconcierto mío era incluso más juvenil que él mío, de facciones delicadas y casi...femeninas.  Y si soy sincera, hombres así de guapos me causaban envidia.
Pero lo que más me llamó atención fue su musculatura. Él no era apenas de degaldez extrema, en su brazo habían bultos, musculatura más bien, lo que hizo crecer mi curiosidad.

— No soy muy de paseos si me entiendes.— apunto a mi barriga y piernas.— Pero si me gusta tocar...

— ¿Perdón?

— Bien, estoy sin ideas, pero si me quieres ayudar podrías hacerlo de otra forma....

— ¿Cómo?

— Quitandote la camisa...— comento con toda normalidad del mundo.— Ya sabes, solo para ver si me inspiro. —  Bueno, si las miradas matasen, yo ya estaría muerta. — Okay, okay! Olvídate lo que acabo de decir Hishimura, es coñaaaa. — voy caminando hacia la cocina con la risa floja.— Pero bien que podrías enseñarme un día de estos eh?.... — Y ¡pum! Karma.Me pego contra el marco de la puerta.

Justicia divina a favor de Hishimura.

Estrellas en la oscuridad [Sin corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora