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Había luz solar, rayos de sol y calor....mucha calor.

¿Qué había de interesante toda aquella parafernalia de gente y mormaso? Algo que a Hishimura le encantaba por lo visto.

— Señorita Juliana, ¿Porqué no me cuentas algo más sobre ti?— Preguntó Kawasaki modesto.

Cuando yo le oía hablar así,toda su imagen jovial se hizo merma. Era un caballero,no cabe duda, pero para la era en la que estábamos, un caballero parecía anticuado. Sonaba a viejo.

— Podemos.... ¿podemos sentarnos un poco?— Arfé sin poder evitarlo. ¿A quien quería engañar? No estaba acostumbrada a caminar. Solo salía a la calle para ir al mercado, tienda de los chinos, tienda de cómics o a encontrarme con mi manager de la empresa donde trabajaba. No estoy orgullosa de ello, pero no me gusta estar envuelta de gente desconocida. No por gusto a menos.

— Por supuesto. — Me respondió de inmediato.— ¿Quieres parar en el bar de delante?

— ¿Lo pagaré yo verdad qué si?— Digo, aunque es algo bastante obvio. Él es mi couch al fin y a acabo.

— Si quieres podríamos...

— No, no hay problema. Encima que te hago un mes de prueba, ya me vale.— le quito hierro al asunto.— ¿Pero camina más despacio si?

— Por supuesto, señorita.

— Ugh, no me llames así. Me hace parecer una niña.— hago un pequeño puchero.— Y con la pinta que tengo, estoy más para una vieja que no una niña.

— Pues yo la veo bastante atractiva.— me comentó Hishimura con la misma sonrisa de telenovela de cuando me conoció ayer. Pero su sonrisa no le llegaba a los ojos. Aun así, por más que no fuese del todo honesto, ha sido suficiente para hacerme quedar sin palabras.

"Gracias Hishimura. Me has alegrado el día." Quise decirle, pero me callé. A final, yo no sabía muy bien la finalidad de un couch, pero seguramente fuese algo de su trabajo decir tonterías así a la clientela. Quedar bien supongo.

Yo también podía decir cosas bonitas. Joder, habré escrito miles de historias cursis sobre tonterías varías.

— Ya estamos.— Comentó Hishimura ofreciéndome la silla para que yo me sentase. Se lo agradeci antes de hacerlo.— Y dime, ¿Cómo buscas información cuando creas una novela?

— ¿Información dices?— Le observo por un rato antes de coger el menú sobre la mesa.— ¿Las búsquedas qué hago antes de escribir una novela? 

— Si.

— Depende.— Doy de hombros mientras escogo un pequeño bocadillo vegetal de pollo y una coca-cola.— ¿Qué vas a pedír Hishimura?— Levanto la vista.

— Un té de frutos del bosque con hielo.— me responde con tranquilidad.

Tras oírlo me dieron ganas de pedír el menú completo y obligarlo a comerlo todo, para que así esté tan gordo como yo y sentirme mejor conmigo misma. ¡El tipo parecía ser perfecto en todo! Hasta pedía las cosas más raras y clásicas. Algo que pediría una mujer ¡Hum! — ¿Y  de qué depende?— me cuestionó él tan atento como siempre.

— De que temática será la historia. Por ejemplo, si es romántica suelo pasarme el dia entero viendo películas cliché.— divago.— Busco historias de amor reales en foros online, y a malas salgo a la calle, me pido cita en algún restaurante con fama y observo las parejas que entran.

— ¿Sola?

— Si, en un principio fue incómodo ir a un restaurante sola, pero necesitaba inspiración para una escena y no me quedó otra.— Sonreí conmigo misma.— Al final me lo pasé bien. Pasan cosas extraordinarias cuando uno está solo.

— ¿Cómo por ejemplo?

— Ser uno mismo. — digo. — Estando sola he comido mucho más de lo que haría en compañía, es como que cuando estoy con alguien más no tengo taaanta hambre, además, está el tema de que hay que ser educado y blablabla.

— ¿No te has sentido solitaria?— Me preguntó pareciendo casi alentador. Sin duda alguna era un hombre de 48 años. Los tipos jóvenes solían hablar de cualquier tema, pero nunca se centraban realmente en la persona con la que estaban teniendo una cita.

¿Heeeeh? !Espera un segundo Juliana! Esto no era una cita.
¡No, no y no!

— B-bien...— casparreo. — No. Cómo he dicho antes hay sus ventajas en estar solo.

— ¿Cómo cuáles?

— Bien, a veces tengo que hacer búsquedas de cosas un tanto subiditas de tono si me entiendes. — Alzo la mano para llamar la atención al camarero. — A veces luego del restaurante me doy una pasadita al sexy shop y...

— Oh... entiendo.— Hishimura Asintió rápidamente poniéndose un pelín rojo.— Es usted una mujer muy trabajadora. Veo que eres... detallista en tu trabajo.

— Uhum, si. — sonrio más al ver cómo a él le costaba decir algo sin ponerse un pelín rojo.— Si quieres podria enseñarte un par de vídeos que tengo en casa. Es lo mejor de pornhub.— intento no descojonarme tras ver la cara rojiza de Hishimura delante de mí.— Ya sabes, lo hago para cuando escribo mis historias eróticas. Además, Pornhub suele crear unos ambientes de muerte antes de comenzar el coito.

— E-es m-muy amable de tu parte, pero rechazo la oferta. — comentó incluso más serio al ver como el camarero se nos acercaba.Y algo dentro de mi supo, que Hishimura no estaba avergonzado por el echo de que yo haya dicho tales cosas, sino que se sentía incómodo por yo haberlo dicho en "público". Delante de mucha más gente que no tenía porqué escucharlo.

Jojojo ¿Avergonzado eh? Un punto para mí y ¡cero para Hishimura!

Estrellas en la oscuridad [Sin corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora