Un final feliz

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— ¿Así que lo pudiste hacer pasar como un suicidio? — Le preguntó Zikel a Sofía, quien aún se encontraba recostada en el césped — ¿Qué va a pasar contigo ahora?

— Soy libre, — Le contestó sonriendo genuinamente— como tengo 17 años me dieron la emancipación legal. Primero me hicieron exámenes psicológicos... Pero yo no estoy loca...

— Me imagino que supiste pasar esos exámenes con luz verde— Le contestó pensativo. Sofía era la única Humana que lo había logrado sorprender — ¿Te dijo Tao que ya encontramos la forma de volver a nuestro mundo?

— Si— Le contestó con un tono lleno de seriedad. — ¿Se van mañana?

— Así es, — Le contestó Zikel pensativo— y vine a ver si todo está bien antes de irnos.

— ¿Te preocupas por mí? — Le preguntó riendo sarcásticamente.

— Me preocupo por los demás humanos. — Le contestó Zikel con sinceridad. Sofía se río aún más fuerte. — ¿Ya se despidió Tao?

— No, — Le contestó, su tono ahora calmado, era como si no hubiera estado riendo apenas unos segundos antes— Le dije que viniera hoy a despedirse de mí. — Zikel la miro en señal de pregunta— Quiero hacer un pequeño experimento con mis poderes antes de que se vayan.

— ¿Cuál?

— Este...— Le dijo Sofía riendo.

Con mucha concentración, Sofía logró localizar el cerebro de Zikel, y con su mente comenzó a expandirlo. Un fuerte dolor apareció en la cabeza de Zikel, quien ahora se encontraba hincado en el piso, sosteniendo su cabeza con sus manos.

— ¿Cómo es posible? — Pregunto más sorprendido que asustado. —¡Después de tu transformación hicimos el experimento y aún no nos podíamos tocar! — Habló con voz entrecortada.

— No te puedo tocar físicamente, — Le dijo Sofía sonriendo, mientras extendía su mano derecha frente a ella y apretaba su puño para ayudarse con la concentración— pero eso no me interesa. Esto, — Comenzó a decir mientras expandía aún más el cerebro de Zikel, quien ahora estaba a punto de perder el conocimiento— esto fue parte de mi plan desde un principio. Esperaba que mis poderes telequinéticos funcionarán aún en ustedes. No sabes la alegría que me da descubrir que mi plan funcionó a la perfección.

— ¿Por qué? — Pregunto Zikel débilmente antes de caer al piso.

— ¿Enserio pensaste que te iba a dejar ir después de que me atormentaste por más de un año? ¿Siguiéndome por todos lados? — Le gritó furiosa, mientras caminaba hacia él.

— No tenía otra opción, — se defendió Zikel, sus ojos estaban torcidos hacia arriba, sus manos caían débilmente hacia los lados- estaba atado a ti.

— Ese no es mi problema. — Le contestó Sofía firmemente.

— Nos llaman demonios a nosotros, pero aquí el verdadero demonio eres tú. — Le dijo Zikel con su último aliento.

— El mundo no es rosa, ni negro, para mí el mundo es gris; y en ese color gris yo soy la mancha obscura. — Le dijo a un Zikel que ya no la podía escuchar. La voz de Sofía calmada, monótona.

Con un último movimiento de su mano, pudo sentir como provocó que el cerebro de Zikel explotará dentro de su cabeza. Una sonrisa de enorme satisfacción apareció en el rostro de Sofía. Una vez más utilizó su mente para mover el cuerpo completo de aquel ser que le disgustaba tanto y lo lanzó en la parte profunda del río.

A lo lejos, la figura obscura de Tao comenzó a hacerse visible, que caminaba tranquilamente hacia ella. La sonrisa tétrica de Sofía se volvió a dibujar en su cara, el corazón se le aceleró al sentir su adrenalina aumentar. Una pequeña ráfaga de aire movió el cabello obscuro de Sofía, cubriéndole parte de su rostro.

— Ahora sigues tú, Tao.

Un demonio en mi habitación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora