Un camino de baldosas amarillas.

Prólogo.

Por fin.

El día de mi decimosexto cumpleaños mis padres irrumpieron en mi habitación cantando mientras sostenían una pequeña tarta de cumpleaños compuesta por un solo piso,cubierto de chocolate,nata y unas pocas fresas colocadas minuciosamente para dar la impresión de que aquel era, sin ninguna duda, el mejor pastel de cumpleaños que nadie hubiese tenido jamás.

Después de que los tres nos hubiesemos puesto las botas con la tarta nos preparamos para hacer una pequeña excursión al Centro Comercial.

Me puse un chubasquero rojo unos vaqueros largos y unas altas botas de agua amarillas.

Salí de mi habitación al encuentro de mis padres y los tres nos dirigimos hacia el coche,un Land Rover azul de más de trece años.

Mis padres, ambos eran altos,morenos y de tez pálida.

Mi madre tenía los ojos verdes y con un ligero color miel.

Mi padre los tenía marrones.Y una cara redonda que siempre me hizo mucha gracia.

Yo en cambio era baja para mi edad y mis ojos eran de un extraño color azul verdoso.

Subimos al coche y mi padre arrancó el motor con un sonoro estruendo.

Salimos por el camino de tierra hacia el frío asfalto cubierto de nieve y condujo por la carretera en dirección al Centro Comercial.

La carretera estaba congelada por lo que mi padre condujo con sumo cuidado hasta el parking del CC.

Mi madre y yo fuimos a ver un montón de tiendas mientras mi padre daba una vuelta.

Nos reunimos los tres enfrente de un pequeño restaurante que siempre me gustó, pedimos una mesa y entonces le enseñé a mi padre lo único que me había llamado la atención.

Unos pequeños zapatos de color rojo.

Una agradable camarera con una larga melena rubia y ondulada,y con unos increíbles ojos azules se acercó a nuestra mesa para tomarnos nota.

Después de que todos hubiesemos terminado,hablamos durante una hora sobre la fiesta de cumpleaños que iba a celebrar.

Salimos del restaurante y nos dirijimos hacia el parking del CC.

Montamos en el Land Rover y salimos a la carretera helada.

Mi padre se dispuso a girar en una curva muy pronunciada.

Pero el hielo fue más rápido.

El coche salió disparado de la carretera y de pronto un dolor inmenso explotó en todo mi cuerpo.