Capítulo 9: "La chica de mis pesadillas".

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Locura, ¿qué es la locura? No sabría muy bien como describirla. Es bastante complejo, pero al mismo tiempo es bastante satisfactorio...

Cuando la figura de mi madre desapareció, con ella se fueron de mi mente todos esos gritos y frases perturbadoras, estaba todo en silencio, todo estaba en paz....estaba solo. De un momento a otro, mi madre salió de mi mente y pude asegurar dos cosas. Una de ellas era que en la situación en la que me encontraba, no podía asegurar nada y la otra era que mi situación estaba inundada en locura.

Permanecí sentado en el piso, a pesar de todo lo que había sucedido, no me sentía del todo mal. Estaba agusto, satisfecho...pero era una satisfacción rara que nunca había experimentado antes. Volví a reír, nunca antes lo había hecho de esa manera. Porque si hacía eso, si me reía de aquella forma sin tener una razón aparente...cualquiera pensaría que estaba loco, ¿cierto? pero algo cambiaba ahora, sí estaba loco y no me interesaba lo que pensaban los demás si reía de aquella forma. A un loco se le permite todo, ¿cierto? Un loco puede reír como, cuando y donde quiera,

En ese instante apareció Sammy, caminó lentamente hacia mi y se detuvo justo en frente. Traía un polerón blanco que parecía quedarle grande, con unas mangas que impedían ver sus manos, unos jeans y tennis. Su cabello no estaba peinado y su tez extremadamente pálida parecía hacerle la competencia al blanco de su ropa. Ese era su estilo, bastante desaliñado, nada formal y poco producido...me agradaba, de cierta manera. Su rostro traía una sonrisa a medio formar; pero no era sádica ni maliciosa, era una sonrisa normal y dudé enserio si la había visto sonreír así antes... era como si viniera hacia mí en paz.

—¿Qué hay Sammy?—esperaba una típica respuesta de parte de ella como un "¿Qué hay de qué?" o un "Solo hay", pero en cambio ella respondió:

—Sígueme Timothy, hay algo que quiero mostrarte.

Me puse de pie de inmediato y con el corazón medio contraído la seguí. Tal vez en otra ocasión, en serio habría dudado seguirla a donde quiera que quisiera llevarme, después de todo, ella era la chica de mis pesadillas, para mí era una asesina en serie, una psicópata y una trastornada mental, pero ahora caminaba tras ella como si tuvieramos una extrema confianza. Cruzamos algunos pasillos y bajamos una escalera que daba al sótano, todo estaba completamente oscuro y por mi mente pasaron muchas ideas e imagenes que contenían mi muerte, pero después de caminar por la oscuridad y pasar por un conducto de aire, llegamos a una puerta enorme.

—Bueno, este es mi lugar...—dijo ella sonriendo. Cuando abrió la pueta una ola de frío se coló por mi nariz...¿qué diablos...?

El lugar al que Sammy me había llevado era aparentemente un jardín, pero lo fantástico de aquel lugar era que estaba completamente nevado. La nieve caía con tal delicadeza, juro que nunca antes había visto nevar de una manera más hermosa.

—¡Pero si estámos en pleno verano...!—exclamé.

—Odio el verano—respondió ella mientras giraba disfrutando como una niña pequeña el frío que ese invierno artificial le entregaba.

Por unos segundos comencé a cuestionarme que eso era completamente imposible, pero luego llegué a la conclusión que a esas alturas, ya no decidiría lo que podía o no podía ser posible... me acerqué a Sammy y disfruté de la nieve. Aquello era verdaderamente hermoso, era completamente distinto a un jardín común y corriente; habían rosas negras por todas partes; el blanco y negro reinaba en aquel lugar, era una hermosa combinación...

De pronto  Sammy se acostó en la nieve, tranquila y silenciosa; me acerqué a ella y la imité acostándome a su lado, los copos de nieve caían lentamente sobre su piel pálida, mimetizándose. Ella enserio era hermosa... ninguno de los dos dijo nada por un par de minutos, Sammy miraba detenidamente hacia el cielo, como si buscara algo; de vez en cuando sonreía y arrugaba la nariz. De pronto, volvió su mirada hacia mí.

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