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   Cuando acabamos de comer nos dirigimos entre besos al gran sofá del salón donde una vez más me hizo suya.Nos abrazamos con nuestras miradas perdidas fijas en la lluvia.
   Yo no sabía que era esto,pero lo que si sabía era que por una vez lo iba a disfrutar.No era tan ingenua como para hacerme ilusiones,pero me gustaba estar con el y verlo en la intimidad de su casa,como era debajo de la máscara de profesionalidad que siempre parecia llevar.No quería hacerme preguntas,pero si quería conocerle más.
-Dante, háblame de tu familia...si quieres-pedí casi en un susurro.
-Ven aquí- tiro de mi hasta que me sente a su lado y me rodeo con su brazo izquierdo- Tengo tres hermanos más ;Gabriel es eso mayor y esta casado con la maravillosa Alice,luego iría yo,a continuación Marco que es un caballo desbocado y la pequeña es Michaella el ojito derecho de todos-dejo mientras jugaba con un mechón de mi pelo-Y bueno...mis padres-prosiguió- se quieren muchísimo, no he visto pareja que se cuiden tanto el uno al otro como ellos,mi padre se llama Tiago y mi madre Madelaine y son simplemente geniales.
   Cuando acabó de hablar tenía la mirada perdida y una gran sonrisa en la boca,se notaba que les quería muchísimo.
-Te toca,cuéntame como es tu familia-dijo mirándome a los ojos.
-Puff...no sé por donde empezar,partimos de que ahora mismo estoy sola.-me ponía muy nerviosa hablar de este tema.-Cuando era muy pequeña mis padres tuvieron un accidente de tráfico, mi madre murió al instante y mi padre sobrevivió, pero decidió que quería empezar una nueva vida donde yo no entraba.-Noté como me agarraba muy fuerte-Me crié con mis abuelos maternos,pero desgraciadamente por causas naturales fueron muriendo y con 19 años me quedé sola.Y bueno...como nunca he sido alguien muy popular que digamos y con todos mis complejos siempre he sido muy solitaria en ese aspecto.
  Noté dos cosas,una era que Dante me miraba como si me tuviera pena y eso no me gustaba,y la otra era que por primera vez contaba todo esto sin llorar,como si él me diera más fuerza y seguridad.
-Oye Dante...no me mires así, no me tengas pena por favor.Mira,me criaron las dos mejores personas que he conocido en mi vida,fui una niña que creció con mucho cariño,amor y nunca me falto de nada .Esta claro que me hubiera encantado tener un grupo de amigos o algún hermano,pero así esta bien.-concluí.
   Me beso hasta que la noche nos sorprendió enredados en un abrazo que los dos sabíamos de sobra como terminaría.Se puso en pié y me ofreció su mano.
-Ven,necesitamos recuerdos más bonitos en esa biblioteca-su mirada ya se había tornado oscura.
  Me levanté y me deje guiar hasta el gran escritorio que se encontraba en medio de la gran biblioteca,me solté de su mano y perdiendo toda la vergüenza que sentía por mi cuerpo me sente encima y me abrí de piernas,invitandole a que hiciera lo que quisiera.Se había quedado parado,como sorprendido,pero yo sabia como hacerle volver.
-¿A que espera Señor Salvatore?-dije poniendo voz de niña buena a la vez que me chupaba el dedo índice.
  En menos de dos segundos le tenia entre mis  piernas quitándome lo único que nos separaba,mi camiseta.
  

   Esa noche dormimos en el mismo sofá que la noche anterior,pero esa vez todo fue muy diferente,no nos podíamos quitar las manos de encima y teníamos los labios hinchados de todos los besos que nos habíamos regalado.Con Dante todo era fácil y fluía de formal natural.Éramos como dos piezas de puzzle que encajan perfectamente.

¿Qué estaba pensando?

¿Qué me estaba pasando?

Sí, señorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora