Suave. El lugar donde se encontraba descansando era demasiado suave. Su espalda lo agradecía, desde que salieron de la casa de Raya, las noches se volvieron terriblemente incomodas en el convoy y su espalda resentía aquello.
¿Estaba soñando? Tal vez. Sea como sea no quería despertar, quería seguir descansando y olvidar la pesadilla que tuvo hace unos instantes.
Qué horror y qué real.
Aun sentía un nudo en su garganta de solo recodar que su padre había muerto a manos de los inferís para que él se salvara y regresara en el tiempo para corregir el presente.
Qué tontería.
Debería descansar un poco más antes de que su padre lo levantara para ir al norte, a las afueras Londres, en busca de más comida. Debían hacerlo a pie ya que el convoy hacía demasiado ruido y atraía a los inferís; si les iba bien, quizá hasta podría encontrar algo para Edwin.
El aire. Suspiró profunda y lentamente aquel aire fresco. No se percibía la muerte en cada inhalación.
Era raro. ¿Desde cuándo el aire era tan ligero? Suspiró de nuevo, esta vez más fuerte y más profundo, como dudando de su propio olfato.
Abrió grande los ojos al notar que en efecto, el aire era otro. De inmediato desconoció el lugar donde estaba. ¿Había sido secuestrado por otros sobrevivientes? ¿Su padre habrá encontrado un lugar seguro mientras dormía? ¿Y Edwin? No lo sentía junto a él.
— Oye... —Las alarmas en su cabeza se encendieron al desconocer aquella voz— ¿Estás bien?
Cuando giró el rostro se encontró a un chico con los cabellos negros tremendamente alborotados, unas gafas redondas y tras ellas unos ojos verdes, tan verdes y tan Intensos como los de él.
— ¿¡Quién eres tú!? —Sintiéndose acorralado, asustado y vulnerable, trató de retroceder en su mismo sitio— ¿¡Dónde está mi padre!?
— ¡Hey! —Harry se puso de pie mientras mostraba sus manos libres y daba unos pasos al frente— Cálmate, estas a salvo, no corres peligro.
— ¿Dónde estoy? —Miraba alrededor como buscando los inferís, mientras sus manos palpaban a su alrededor buscando su arma— No hay lugar seguro, no hay zona cero. Esas cosas... ¿Dónde está mi padre? ¿Eres muggle? ¿Qué le hiciste a mi padre?
— ¿De qué hablas? —Harry trató entender a que "cosas" se refería, pero no entendía, solo podía pensar en los dementores, solo ellos tienen la capacidad de dejar a alguien así de asustado— No soy muggle y estabas solo cuando te encontré. Necesito que te calmes. No hay peligro, aquí estás a salvo.
Daniel miró con cuidado y fijamente. Su respiración se mantenía acelerada y sentía el corazón en la mano. ¿Dónde estaba? ¿Quién era ese tipo?
Por su propio bien trato de calmar su respiración y despejar su mente. No conseguiría nada si continuaba con una crisis nerviosa. Hizo uso de su propio autocontrol y se obligó a sí mismo a respirar hondo y profundo.
— ¿En realidad estamos a salvo? —No le importaba si le mentía, solo quería calmar sus nervios.
— Lo estamos —Afirmó mirándolo a los ojos.
— ¿No hay inferís? —Aquello fue más una afirmación para sí mismo que una pregunta para quien estaba frente a él; y Harry solo frunció el ceño confundido.
— ¿Por qué habrían de haberlos? —Preguntó con suspicacia.
— ¿Hablas en serio? —Daniel le miró como quien mira a un loco— ¿Dónde has vivido los últimos doce años? Los inferís han devorado e infectado a casi toda la humanidad ¿y tú no te das por enterado?
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El último día
FanficUna epidemia que solo afecta a magos y brujas predice el final definitivo del mundo mágico. En un mundo post-apocalíptico magos y muggles, han perdido la esperanza en volver a caminar tranquilos por las calles sin tener que cargar un arma, por temo...