CAMBIO DE PLANES:

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CAMBIO DE PLANES:

Sakura estaba acostada en la cama, debía ser más de media noche, pero sabía que no tenía oportunidad de dormirse pronto. Su cuerpo parecía estar en llamas, sus labios aún cosquilleaban y parecía tener las manos de su sensei, del Hokage, grabadas.

Después de que terminara la celebración, Sakura había pasado a la Torre Hokage a modo de despedida, quería recorrerla una última vez, aunque fuera por puro sentimentalismo. Así que mientras recorría los pasillos, vio a su sensei entrar en una habitación, una que ella sabía, contenía puros pergaminos, así que llevada por la curiosidad, lo siguió.

Cuando entró a la habitación, se quedó en completo silencio, no esperaba que estuviera tan oscura, ni siquiera era capaz de ver a alguien allí dentro. Pero estaba segura de que su sensei debía estar ahí, lo vio entrar. No prendió una luz porque se creyó que podía ser inoportuna, quizá el Hokage quería un momento para él solo, o cualquiera que fuera la razón, ella podría estarlo interrumpiendo. Estaba a punto de salir cuando lo sintió demasiado cerca, se había topado con ella y lo tenía en frente, podía sentir lo respirar, la había tocado. Había tocado sus brazos y mantuvo el contacto por más de unos segundos.

Cuando logró reaccionar, se estaban besando, y no era un simple y tímido beso, Sakura realmente lo estaba besando, sus manos estaban en su cabellera gris obligándole a acercarse más, a tomar más de ella, estaba acorralada entre la puerta con el cuerpo de su sensei pegado al suyo, sus manos la recorrían, cada centímetro, la acariciaban descontroladamente y ya estaban en la parte interior de sus muslos, jugueteando con bajar sus bragas. Era el Hokage. El Hokage de la Aldea Oculta entre las Hojas estaba encerrado con su alumna, aunque él no lo supiera, y parecía dispuesto a llegar hasta el final.

Salió de allí tan rápido como pudo, totalmente sonrojada y avergonzada, tuvo que acomodar su vestido que estaba totalmente levantado, su cabello desordenado y sus labios hinchados y rojos. Fue un alivio que nadie más estuviera ahí para verla, que no hubiera testigos. Sólo esperaba que su sensei jamás supiera que había sido ella. Que no saliera de esa habitación durante algunos minutos, que no se atreviera a seguirla pensando que era alguien más. No fue así, llegó hasta su casa sin que nadie la viera.

¿Cómo se atrevió a traicionar a Sasuke?, ¡Y con el Hokage!, qué impertinencia la suya. Qué descaro permitir que algo así sucediera, que hubiera dejado que la tocara de esa forma y que lo hubiera disfrutado tanto, que ansiara más. La vergüenza de sentir su cuerpo reaccionar de esa forma, con tanta entrega, como si él fuera Sasuke, o con más confianza incluso. No quería seguir pensando en eso, pero sospechaba que no podría olvidarlo muy pronto, acababa de descubrir un lado nuevo de su sensei, una parte demasiado apasionada para olvidarla de la noche a la mañana. Era imposible no darse cuenta de lo irresistible que podía ser ese hombre, la forma en la que tocaba a una mujer, el deseo que era capaz de transmitir y ímpetu de sus besos. Se había sentido embriagada, su mente no había sido capaz de reaccionar y ordenarle que se resistiera mucho antes. Las caricias de su sensei eran posesivas, no pedían más, lo exigían, eran fuertes y seguras, demasiado para pedirle que se detuviera. Había sido una experiencia tan diferente, y debía olvidarlo.

-Basta, Sakura- se ordenó a sí misma.

Seguramente el Hokage esperaba a alguien más en esa habitación, y debía ser a su pareja, no a ella, no a su alumna que se había presentado y ocupado un lugar que no le pertenecía. Kakashi la había besado pensado que era ella, eso explicaba la confianza y el derecho cuando la tocó, era lo más vergonzoso de todo el asunto, que Sakura había experimentado el placer que le tocaba a otra. Se cubrió el rostro con las manos, sentía su rostro arder.

AL FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora