Capítulo 3: Vuelta a la «Normalidad»

351 15 3
                                    

La alarma del Iphone me despierta de inmediato, marcando el inicio de un nuevo día. Saco mi brazo desde debajo del edredón y la apago rápidamente. Lo que más odio de tener que ir al instituto es madrugar, por suerte este es mi último año. Me desperezo y me levanto de la cama. Hoy es el día. No puedo permanecer encerrado en mi habitación toda la vida. Subo la persiana y bajo a la cocina a prepararme un café. Mi padre ya se ha marchado al trabajo. Lucy no tardará en despertarse para ir a la universidad.

La única que puede dormir un poco más es mi madre, que entra a trabajar a las 10:00. Montó una inmobiliaria hace 7 años en el centro del pueblo. Al ser la jefa, ella eligió su propio horario. De 10:00 a 13:30, un horario de lo más cómodo.

Caliento el café y le echo tres cucharadas de azúcar. Mmm, qué bien sabe un café por la mañana. A continuación me doy una ducha para espabilarme aun más. Miro el horario de las clases que tengo hoy y meto los libros en mi mochila. Me echo un poco de perfume, Invictus, otro regalo por

parte de mi hermana. Me atuso un poco el pelo delante del espejo y de paso aprovecho para observar las nuevas Nike negras que estreno. Hice buena elección al escogerlas.

Puedes hacerlo. -Repito en mi cabeza.

Menos mal que el North Face me protege del frío, porque el viento que se ha levantado no es ni medio normal. Me fumo un cigarro en la parada y el bus llega puntual como siempre, a las 8 en punto. Enseño mi bono transporte y me siento en la parte de atrás. Saco el Iphone y conecto los datos para buscar alguna canción en Youtube.

Elijo If I lose myself de OneRepublic y me pongo los cascos.

En un abrir y cerrar de ojos ya hemos atravesado el pueblo y estamos llegando al instituto. Vaya. Se me ha hecho más corto el viaje de lo habitual.

Estoy por no bajarme y volver a casa. Volver a mi refugio. No. Ni hablar. No quiero darle más vueltas a las cosas y ahogarme en mis propios recuerdos.

Tomo aire y me bajo del autobús. Pronto empiezo a ver caras conocidas, y me sumerjo entre la multitud. Noto algunas miradas de reojo. Ya se habrá enterado todo el mundo del accidente, en este pueblo las noticias vuelan.

El timbre suena y una gran avalancha de adolescentes me impide el paso. Intento moverme esquivando pisotones y empujones hasta que consigo entrar dentro.

Es extraño. He recorrido estos pasillos miles de veces, pero me siento como un chico nuevo en su primer día de clase. Tímido y vulnerable esperando caerle bien a alguien. Tantos días sin salir de casa están empezando a hacer mella en mi. Ya no reconozco este lugar. A medida que me voy acercando a mi clase el corazón me late cada vez más rápido. 2 B de Bachillerato. Allá vamos.

Esta la puerta cerrada, mierda. Ya deben de estar todos dentro. Llamo a la puerta, no hay vuelta atrás.

-Adelante. -Dice una voz desde dentro.

Abro la puerta y una oleada de miradas furtivas se dirigen hacia mi. Bueno, hacia la venda que cubre mi clavícula. Cuatro personas me saludan desde la última fila. Carlos, Iván, Riki y Yann. Están sentados en ese orden empezando por la izquierda. Mis amigos. Aquellos que no han sido capaces de venir a verme en una semana, a sabiendas del accidente.

Oh no, ahí está. El pupitre que se encuentra al lado de Sara. Era su sitio. Es triste. Un hueco vacío y toda una vida por delante. César, el profesor de Historia camina hacia mi con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hola Ethan, ¿Como estás? -Clava su mirada en la venda. Ya tiene la tiza en la mano, estaba a punto de empezar la clase y yo la he interrumpido.

-Estoy bien...Recuperándome. - Guau. Suena convincente hasta para mi.

ImpredecibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora