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—Bien alumnos, quiero que pasen los ejercicios de la página 73 a la libreta y ahí los resuelvan en silencio, mientras reviso unas tareas de sus compañeros, ¿correcto?—hablaba el profesor regordete de matemáticas, tratando de tener toda la atención de sus estudiantes.

—Sí maestro.—respodió la clase al unísono, sacando un lápiz y sus libretas.

El salón quedó en completo silencio, solo se podía escuchar el ruido de afuera y los ventiladores de la clase.

Camila miraba frustrada los problemas.

¿Eso enserio me servirá algún día?

Era la pregunta que vagaba siempre en su cabeza a la hora de resolver un problema de matemáticas.

Suspiró y desvió su mirada hacía su amiga Dinah.

—¿Le entiendes?—preguntó.

La polinesia negó.

—Nada de nada.

La morena rodó los ojos y giró un poco su cuerpo para ver atrás, donde estaban Lauren y Ally muy concentradas.

La ojiverde gruñó cuando escribió un número mal, miró su lápiz y se dio cuenta de que éste ya no tenía goma.

Bufó y miró unos segundos a Camila.

—¿Me prestas un borrador, porfavor?—preguntó algo apurada.

La ojicafé asintió y buscó unos segundos su borrador, para después estirar su mano con el hacia Lauren.

—Gra...—y se detuvo.

Sus ojos se abrieron como platos al ver el borrador, sus labios comenzaron a temblar y comenzó a respirar pesadamente.

—Tengo que ir al baño.—se excusó rápida la chica pálida y sin pedir permiso, salió del aula.

—¿Qué pasó?—susurró Dinah.

Camila se encogió de hombros.

—Solo le iba a prestar mi borrador amarillo.—respondió mostrando en su mano el pequeño borrador en forma de banana.

¿No le gustan los plátanos? Imposible, quizás tal vez soy yo la que no le agrade.

Llegó en conclusión Camila.

Sí, debía ser eso. A todo el mundo le gustan los platanos.

Xantofobia↪||CAMREN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora