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—¡Lolo!—chilló alegremente Camila al toparse con Lauren de camino a casa.

—¡Camz!—chilló de la misma forma la ojiverde, deteniéndose a saludar.

—¿Vas a tu casa?—preguntó la morena curiosa.

Lauren se mordió el labio inferior.

—No.—respondió.

—Bueno... ¿A dónde ibas? Te acompaño.

—Al parque.—contestó sonriendo adorable.

Ambas comenzaron a caminar en dirección al parque. Todo el camino fue silencioso, solo se escuchaba el tintineo de los cierres de la mochila a cada paso que daban.

Cuando llegaron, Lauren se dirigió a una banca, se sentó acomodando su mochila a un lado, sacando de ésta su libreta, lápiz y borrador.
Camila se sentó dejando la mochila a un lado de ella y observó cada movimiento de la pálida.

La mano de la ojiverde movía el lápiz suavemente sobre el papel, curvas aquí y allá, sombras y luces, toques finales y terminado.

Era otra chica.

Imposible.

Pensaba Lauren, había vuelto a dibujar a Camila.

La morena observó detenidamente el dibujo, se parecía a...

—¡Se parece a mí!—exclamó, haciendo que a la ojiverde se le tiñeran las mejillas de un rojo encendido.

—Sí... Yo no sé cómo, pero tu eres la chica que dibujo. La chica que dibujo todo el tiempo.—murmuraba Lauren, recordando todos los dibujos que había hecho de aquella chica.

Aquella chica que resultó ser Camila Cabello todo este tiempo.

Tenía tres libretas, en todas ellas había dibujado a una chica muy alegre, divertida, risueña... Todo este tiempo había dibujado a Camila sin siquiera saberlo.

Camila tomó la libreta entre sus manos y revisó cada una de las hojas.
Había muchos dibujos de ella a lápiz, sonriendo, riendo, haciendo caras graciosas.

—Lauren...—susurró la morena—¡Son muy bonitos! ¿Me das uno?

La ojiverde suspiró sonriendo.

—Por supuesto.

Xantofobia↪||CAMREN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora