Xantofobia↪||CAMREN||

↪21↩

Camila caminaba alegre por la calle en dirección a la escuela. Ya se sentía el frío y llevaba un buen abrigo caliente en ella.
Sus ojos marrones miraban atentos al suelo, hasta que escuchó un maullido que la hizo levantar la mirada.

Un muy pequeño gatito temblaba de frío, caminó cuidadosa hasta él y lo tomó con ambas manos. Era tan pequeño que cabía en ellas.
Se quitó el sueter y lo envolvió en el, sacó sus libros y libretas de la mochila y lo metió dentro. En todo el camino a la escuela le fue hablando al gato como si éste fuera una persona.

Al llegar a su destino, Camila tuvo que esperar hasta el receso a comprar comida para su nuevo amigo.

Claro que Lauren se dio cuenta de que Camila traía algo entre manos, ya que la notó más distraída de lo usual y bastante nerviosa. Cuando dieron el toque para el receso, siguió a la de ojos castaños.

¿Porqué aún cargas tu mochila?

Pensaba la pálida, observó como Camila compró comida y se fue a las canchas. Ella compró su comida rápidamente y corrió tras la morena. Al llegar se ocultó un poco, escuchando que la morena hablaba con alguien.

—Mira lo que te traje.—escuchaba a Camila—¿Te gusta la hamburguesa?—rio.

Lauren salió de su escondite y encontró a Camila con un pequeño gatito.

—Hey...—susurró sentándose junto a la morena.

—¡Lolo!—susurró algo espantada Camila—¡Me asustaste!

La ojiverde tomó al felino en sus manos.

—Que pequeñito eres—reía como bebé—¿Cómo se llama?—miró a la de ojos castaños.

—¡Helado!

—¿Helado?—preguntó—¿Porqué Helado?

—Siempre quise tener una mascota y ponerle Helado. Me encanta el helado.—rio sonrojada.

Lauren comenzó a jugar con el gatito.

—Que Helado más gruñón.—reía la oji verde mirando como el pequeño apenas podía morder su dedo índice.

—No lo puedo llevar a casa.—suspiró Camila.

Lauren la miró con preocupación.

—¿Por qué no?—cuestionó.

—Mi madre es alérgica—explicó la morena—. Por eso nunca he tenido una mascota, mi madre es alérgica a los animales.

—Yo podría tener a Helado en casa de Ally, ¿hace mucho ruido?—hablaba jugando con el gatito.

—No.

—¡Entonces Helado viene conmigo!—chillaba alegre besando a Helado en su frente.