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—¡LOLO!—exclamó Camila asustando a la ojiverde, quien cerró rápidamente su libreta, avergonzada—¡Así te llamaré ahora!—decía feliz.

—¿Lolo? Es bonito, me gusta.—sonreía Lauren.

—¿Me hablaban de algo?—preguntó la morena.

—No.

—Sí.

Dijeron la polinesia y la pálida al unísono. Camila las observó confundida.

—Es que Lauren...—y Dinah fue callada por una ojiverde con mejillas sonrojadas.

—Es que yo quería un, eh...—sus ojos vagaron por el salón, hasta toparse a una pareja besándose—¿Beso?—dijo, pero parecía más una pregunta.

La de ojos castaños se sonrojó.

—¿Quieres que Camila te de un beso?—aguantaba la risa Dinah, volviendo todo incómodo.

—Uh, yo, no, es decir, ¿qué?—rio avergonzada Lauren.

—Yo sigo esperando su beso.—habló burlona la polinesia.

Camila y Lauren se miraron nerviosas, la ojiverde se fue acercando a ella lentamente, y rozó su nariz con la de  Camila suavemente.

Se quedaron así unos segundos, con la punta de sus narices juntas y mirándose a los ojos.

Dinah esperaba impacientemente el beso, incluso quería pararse y empujarlas para que lo hicieran.

Pareciera que solo estaban ellas dos, pues ninguna hacía ningún movimiento más que parpadear y tomar pequeñas porciones de aire.

Ninguna de las dos quería separarse, se sentían completas de ese modo. Sentían algo cálido en su corazón y un zoológico en sus estómagos.

Se fueron separando lentamente, sin dejar de mirarse a los ojos, y sonrieron, sintiendo aún más el zoológico de sus estómagos.

—Creo que tengo hambre. —dijeron al unísono.

Obviamente tenían hambre, ¿qué otra cosa podía ser?

Xantofobia↪||CAMREN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora