VIII

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Aceite, salsa de soya, perejil, repetía Haruka mentalmente mientras se paseaba por el supermercado y buscaba los ingredientes que necesitaba para la cena de ese día.

Estaba tan distraído que no notó que alguien se acercaba hacia él hasta que sintió una palmada en su trasero. Inmediatamente dio un respingo y se volteo para encarar a quien fuese que había tenido el descaro de hacer eso, pero aflojó su puño en cuanto vio que sólo se trataba de Sousuke. Irremediablemente se avergonzó por lo que había hecho en el vestuario del gimnasio pensando justamente en la persona que tenía al frente  y desvío la mirada.

 
― Tranquilo, sólo soy yo ― sonrió Sousuke ― No esperaba encontrarte aquí. En realidad ninguno de los dos se esperaba eso.

― Estoy comprando los ingredientes para la cena.

― Yo sólo entré a comprar un refresco.

No volvieron a dirigirse la palabra mientras Haruka seguía escogiendo productos y se dirigieron en silencio hasta la caja. Lo que traía no le alcanzaba para pagar todo lo que llevaba en la cesta y tuvo que dejar la salsa de soya; ya habría tiempo para comprar otra y reponer la que casi se estaba  acabando en su casa.

Salió con sus compras y esperó al moreno afuera pues le parecía maleducado irse así sin más.

― Toma ― le dijo Sousuke mientras le tendía la salsa que había sacado de su propia bolsa. No sabía porque se la había comprado pero no había resistido el impulso de hacerle ese favor. Haruka se sorprendió por ese gesto y agradeció no sin antes decir que no era necesario.

― Puedes considerarlo una disculpa por haberte dejado con las ganas.

Haruka funcio el ceño pero enseguida le refutó ― no creo ser el único que se quedó con las ganas.

― Tienes razón ―  afirmó Sousuke sonriendo de medio lado lo que sin remedio le aceleró el corazón. Habían estado caminando juntos sin separarse pero ambos sabían que algún momento sucedería.  

―  Esas bolsa se ven pesadas, ven, te ayudo ―  sugirió Sousuke para después quitársela de las manos.

Haruka sabia que sólo era una excusa para acompañarlo hasta su casa pero lo dejó hacer lo que quisiera.

Subieron los escalones de piedra con lentitud y Haruka dejó pasar a Sousuke hasta su casa permitiendo que dejara las bolsas de ambos en la cocina. Notó en la bolsa de Sousuke que había comprado algo también en la farmacia; aparentemente pastillas para el dolor, pero no dijo nada.

―  ¿Es tú abuela? ―  preguntó Sousuke mientras veía un retrato cercano, interrumpiendo el hilo de los pensamientos de Haruka.

―  Sí, ella me crió ―  respondió mientras sonreía con dulzura. Y mostraba una de esas sonrisas que Sousuke sólo le había visto dirigirle a otras personas, nunca a él. Eso le hizo sentir cierta calidez en el pecho que prefirió ignorar.

Se quedaron nuevamente en silencio y la tensión se empezó a sentir entre ellos, estando a solas como estaban podían hacer lo que habían dejado pendiente y ambos lo sabían.

La ausencia de algún saludo por parte  de Haruka lo hizo aventurar a preguntarle ―  ¿Tus padres no están en casa? 

 ― En realidad vivo sólo, mi papá trabaja en Hokkaido y mi madre por ahora está con él. 

― Eso es perfecto  ― respondió Sousuke mientras se acercaba.

― ¿Como? ― fue lo único que pudo responder Haruka antes de que sus labios fueran asaltados, cerró los ojos luego de la sorpresa inicial y se dejó llevar por la sensación, envolviendo su lengua contra la del moreno y alzando sus manos al cuello del contrario. Sintió su cuerpo ser empujado poco a poco contra el sofá de la sala, quedando Sousuke encima de él repartiendo besos contra su cuello. Se mordió el labio inferior por la mezcla de sensaciones y buscó generar fricción contra el miembro de Sousuke alzando sus caderas y tratando arrancarle la correa de los pantalones mientras se seguían besando.

Una mala reputación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora