Cuando abrí mis ojos no reconocí el techo blanco que estaba observando. Comencé a percibir mi alrededor y me di cuenta de que nada estaba bien, la cama era un poco más dura, la sábana más ligera de lo normal, el techo tenía unas extrañas manchas de filtración y había una ventana a mi derecha, lo cual no debía ser así porque desde mi perspectiva en la cama la ventana debería estar a mi izquierda. Pero lo que más me llamó la atención fue el sonido de un aire acondicionado antiguo, de esos que suenan más de lo que enfrían el aire, y aquel cuerpo cálido al lado del mío, cuyo brazo se extendía por mi abdomen. Pestañeé varias veces, tratando de recordar qué sucedió ayer.
Yo estaba con Henshaw... y luego nada, así que ¿qué sucedió? ¿Qué hago en una habitación extraña? Cuando me armé de valor giré un poco mi cabeza a mi derecha y pude encontrarme con una cabellera roja.
—Ay, carajo.
Aquello se escapó de mis labios en el momento exacto en que me di cuenta que la persona a mi lado no es otra sino Alex Danvers. Ella tiene su cabeza en mi hombro y está abrazada a mí mientras duerme plácidamente en aquel colchón de mala muerte. Siento que si me muevo mucho voy a despertarla así que sólo trato de respirar con lentitud mientras la observo y pienso ¿qué hizo ella anoche?
"Cogimos, ¿qué más hacen las personas en un hotel?"
"¡Cállate!, eres desagradable y estúpida y ¡¿por qué no estamos en casa?!"
"No lo sé, iba a preguntarte lo mismo, nerd."
Bien, claro que ella no va a decírmelo, ¿por qué lo haría? No va a confesar que se escapó de casa, porque es lo más obvio, seguramente peleó con mamá y en lugar de hacer lo mismo de siempre y huir a la casa de Lena vino a un extraño hotel con la chica que nos baja la ropa interior con una sonrisa, porque sí, ya, lo entiendo... a mí también me las baja, no sólo a Reign. ¿Qué voy a decirle? ¿Por qué estamos aquí? ¡Necesito respuestas y ella no va a dármelas porque no se supone que deba tener dudas en primer lugar!
Con sumo cuidado aparto su brazo de mi abdomen y muevo mi hombro para que ella pueda continuar descansando en la cama. Es entonces cuando me levanto con cautela y camino a una de las puertas, la cual abro un poco con lentitud para darme cuenta que es la que da al exterior de la habitación. Abro mis ojos con sorpresa al percatarme dónde estamos.
Es uno de los hoteles de Midvale, uno que queda a las afueras del pueblo... uno en al que no tengo la menor idea de cómo llegué con la chica que nos gusta. Cierro la puerta y muerdo mi labio con algo de fuerza cuando la escucho suspirar atrás de mí. Que no se despierte, Jesucristo prometo volver a ir a la iglesia con mamá y Ruby todos los domingos sin falta si ella no se despier-
—Hey, Sammy. —por eso dejé de ir a la iglesia, Jesús, porque no me ayudas —. ¿Qué haces despierta tan temprano? —me giré un poco para mirarla y ella tenía sus ojos entrecerrados, además de que miraba su teléfono para divisar la hora, supongo. Fijó sus ojos en mí y yo temblé un poco en mi lugar —, no son ni las seis de la mañana aún.
—Yo... sólo... —tomé una larga respiración y me rasco el cuello con nerviosismo —, es que...
—¿Quieres volver?
—¿Qué?
—A tu casa... ¿quieres volver a casa? —yo tenía todas las ganas de decirle que sí, pero entonces vi sus ojos y noté la decepción en ellos y algo dentro de mí se removió, algo que me hizo negar con mi cabeza varias veces —Porque está bien si tú no quieres hacer esto conmigo-
—¡No, no, no! —me acerqué a ella rápidamente, sentándome a su lado en la cama y tomando una de sus manos —, ¡por supuesto que quiero!, es decir yo... ¡quiero hacerlo! —¿qué estás diciendo Samantha Arias? Te está mirando raro, haz algo, ¡di algo!... ¡Reign, yo te elijo! ¿No? ¿Segura? Bueno, jódete, no te necesito —. Quiero hacer todo contigo, —ella alzó una ceja sugestiva y yo carraspeé un poco —es decir, todo esto y... ¿qué estamos haciendo exactamente?
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Dulce y Agria
HumorSam es una joven de 17 años amable, afectuosa y algo insegura que a sus 15 años descubrió que sufre el trastorno de identidad disociativo, siendo su otra personalidad Reign, quien es más bien ruda, odiosa e incluso altanera. En sus dos años de terap...