Soledad

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Sí, sí, ya sé que me tardé, a llorar a sus casas :v

Me bannearon en facebook por decirle peruano a un peruano ¿neta, Mark? No pensé que recordarle a alguien su nacionalidad fuera motivo de bann, lcdsm.

En fin, llevo escribiendo esto en mi tiempo libre toda la semana (una hora por día o algo así). Y pues ya sé que van a decir que lo pude invertir en otra historia, pero honestamente hablando yo AMO ESTA HISTORIA, ES MI FAVORITA Y ME VALE VERDURA TODO.

Ya nada, quédense en sus casas, relean Blue Monday, la que lo lea completo en un día le compro un café (uy sí, la millonaria).

Se me cuidan shabaz, las hamo, no más que a Reign pero las amo.

Baiiiis 🥰

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Mamá conduce mal.

No quiero sonar machista ni nada, pero ella le da sentido al “manejas tan mal como una mujer”. Ir en el auto con ella me hace sentir como aquella vez que Reign bebió tanto que quedó inconsciente, pero entonces desperté yo y todo el mundo se movía como si estuviera caminando en agua o algo. Resumiré: terminé vomitando y abrazada a un retrete ajeno. Si el diablo se subiera a este auto, le pediría ayuda a Jesucristo para sobrevivir, sin dudas.

Incluso Reign utiliza el cinturón de seguridad cuando va con mamá. ¡Reign!, que; como toda tonta pendeja rebelde; odia el cinturón de seguridad porque “la hace lucir menos cool”. Sólo para que entiendan  lo mal que se le da conducir a mi progenitora, Ruby una vez comentó; a modo de broma, claro está; que seguiría utilizando su silla de seguridad infantil de caber en ella.

“No entiendo cómo pudo alguien aprobarle su licencia de conducir. Debería ser un delito que la tenga vigente.”

“Amén.”

Pero basta de reírme de mamá. Ella hace lo mejor por nosotras, incluso me enseña a manejar para que en el futuro sea su chófer personal. Lo que no es tan seguro, porque tomando en cuenta que en medio de la vía puedo dejar de ser yo y convertirme en la ladrona de virginidades; a.k.a.: Reign; las posibilidades de que ocurra un accidente son iguales a las de que mamá tenga uno.

Ya, bien, las posibilidades son menores.

Miré el semáforo. Verde. Miré a mamá. Roja.

El auto frente a nosotras está detenido, y puedo ver; por la falta de papel ahumado en las ventanas del mismo; que hay dos jóvenes riendo y besuqueándose dentro.

Oh, no.

—Cubre tus oídos Ruby. —dijo mamá. Se viene lo chido.

Me hundí en mi asiento del copiloto cuando mamá golpeó con algo de fuerza el volante, haciendo sonar su claxon.

—¡Está en verde, sabandija! —¿Quién demonios utiliza la palabra sabandija en pleno siglo veintiuno?—. ¡Besuquéense en el parque, inmorales!

—Mamá, sólo rodéalo. —murmuré, apenada.

—¿Quién es el adulto, Samantha? —me impresiona que ella sepa cuándo soy Samantha y cuando es Reign.

—Per-

—¡¿Quién es el adulto?! —Preguntó, sonando más veces el claxon y causando que el joven pusiera a andar el auto—. ¿Lo ves? Fácil.

Entonces el semáforo se puso en rojo de nuevo justo cuando mamá iba a arrancar. La miré. El semáforo sentiría envidia de que alguien brillara mucho más rojo que él.

Dulce y AgriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora