Mamá tiene una escala de enojo. Puedo saber qué tan grande es su enojo dependiendo del tono de rojo en su rostro, es algo que aprendí gracias a Reign y sus estupideces. Dudé muchas veces en si entrar por la puerta principal o entrar por la ventana de mi habitación, sin embargo, luego de intentar escalar aquel árbol y fallar seis veces solté un fuerte suspiro. Reuniendo todo el valor que pude, caminé hasta la puerta principal y antes de que llegara a abrir la puerta por mí misma, mi madre la abrió para mí dedicándome una mirada que causó que todo mi cuerpo fuera recorrido por una electricidad.
Su rostro estaba en un rojo tono 7, lo que quería decir que era muy probable que yo terminara haciendo los deberes del hogar por un lapso de un mes, tendría que esperar a Ruby y volver con ella a casa, nada de salidas ni siquiera con Lena, y estoy segura de que si la hago subir a nivel 8 en la próxima conversación que tendremos me buscará a la hora de salida del colegio y me mantendrá en la sala de espera de su consultorio hasta que su jornada de trabajo acabe.
Caminé directamente al salón, sentándome en el sofá y mirando a mi madre sentarse en un sillón frente a mí. Ella pasó una mano por su corto cabello y ajustó sus anteojos, manteniendo su mirada sobre mí mientras yo tragué con fuerza esperando su regaño.
—¿Dónde estuviste, Samantha?
Su tono de voz causó que yo mordiera mi labio inferior y desviara mis ojos al suelo.
—En el lago, yo solo... me fui temprano en la mañana y-
—¿Segura? —preguntó y por la forma en que lo dijo estoy segura de que sabe perfectamente que estoy mintiendo. Me removí en mi sitio jugando con mis manos —¿Samantha? —yo alcé la mirada, fijándola en ella y su ceja alzada además de la forma inquisitiva en que me miraba me atravesó —¿Estás segura de que te marchaste en la mañana?
—Yo... no... no lo sé, Reig-
—¿Cuándo despertaste? —ni siquiera pude responder la pregunta por completo cuando ella me hizo otra y yo quería hundirme en mi sitio en el sofá, huir de allí, porque sé que ella está perdiendo la paciencia y apenas hemos comenzado a hablar —¡Respóndeme, Samantha Arias!
—En la mañana, yo-
—¿En dónde estabas en la mañana?
—En una habitación de hotel —me removí en mi sitio, bajando la mirada al suelo cuando la expresión de su rostro me intimidó. Estoy en problemas ahora —¡Pero no es lo que crees mamá, yo n-
—¿Con quién estabas en una habitación de hotel? —abrí mis labios varias veces, queriendo responderle, pero por algún motivo sentía que ella ya sabía la respuesta —¿Estuviste con Alex? —por instinto llevé mi mano a mi boca, limpiando un poco la misma al sentir como si tuviera mi rostro manchado por un labial inexistente, no encontrando otro motivo por el cual ella haya sabido que estuve con Alex en el lago —. La forma en que te remueves inquieta, adicional a como jugabas con tus manos antes me indican que tengo razón, estuviste con ella.
—¡Mamá, yo-
—¿También te gusta esa chica?
—¡¿Qué?!—sentí el calor subir a mi rostro y abrí mis ojos a más no poder —M-Mamá, yo n-
—Así que te gusta. —cerré mi boca al instante de escuchar eso. No pude negarlo, primero porque no sé mentir y segundo porque de alguna manera mi estómago se revolvió ante la sola idea de negarlo —. Reign dijo que es gay y le gusta Alex, así que quería preguntarte... —se inclinó en mi dirección, mirándome fijamente con total seriedad —¿De verdad te gusta esta joven?
Permanecí en silencio, mirándola por unos segundos a los ojos. La tensión en el ambiente estaba matándome y comencé a sudar por el temor de mentirle a mi madre. Negué un poco con mi cabeza y desvié mis ojos al suelo.
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Dulce y Agria
HumorSam es una joven de 17 años amable, afectuosa y algo insegura que a sus 15 años descubrió que sufre el trastorno de identidad disociativo, siendo su otra personalidad Reign, quien es más bien ruda, odiosa e incluso altanera. En sus dos años de terap...