las trampas del amor

Prólogo...

Prólogo...

− ¡Abuela! –los gritos de una pequeña rubia de ojos azules se escuchaban en el centro comercial, Flavio no pudo evitar acercarse a ella, se encontraba desesperada, en su rostro se reflejaba el miedo, observaba a todos lados en busca de alguien, sus ojos estaban llenos de lágrimas− ¡Abuela! –se tiró al piso tomando la mano de la señora de avanzada edad que ahí se encontraba tirada− ¡No te vayas abuela! –gritaba desesperada− ¡no nos puedes dejar! –las personas se acercaban a ella, intentando tranquilizarla pero era imposible, la pequeña se aferraba tanto a la mujer quien se encontraba inconsciente−

−Flavio camino decidió hacía donde la pequeña estaba, el llanto inconsolable de la menor, lo atraía hacía ella como si fuera un imán, en cuanto estuvo frente a ellos quedó paralizado, conocía perfectamente a la mujer que ahí se encontraba, no lo podía creer después de diez años se volvían a ver, la pequeña levantó la mirada observando con miedo todo a su alrededor, Andrea la observó sorprendida, su cabello rubio ondulado caía por sus hombros, sus ojos azules, que en este momento se veían más obscuros debido a la tristeza por la que estaba pasando, pero su rostro, ese rostro lo había visto antes, dio dos pasos hacía donde estaba la pequeña, para después inclinarse y tocar el pulso de la mujer−

− ¡Una Ambulancia! –gritó Andrea sintiendo como cada vez su pulso era más débil− debes tranquilizarte cielo –observó a la pequeña− ¿vienes con alguien más? –la niña negó inmediatamente−

−No, por favor ayude a mi abuela –pidió en suplica, Flavio la observaba incrédulo a lo que veía−

−Debes tranquilizarte, necesito que me des el nombre de tú madre, o de alguien –de pronto las personas abrieron pasó a los paramédicos que llegaban de prisa−

−Yo me tengo que ir con ella –tomó con fuerza la mano de su abuela− por favor Abi –el rostro de Flavio palideció al escucharla hablar− no me dejes –rompió en llanto, Andrea la abrazó con fuerza, tenía la necesidad de protegerla−

−Por favor nena debes calmarte un poco –uno de los paramédicos se acercó a Andrea, indicándoles a que clínica llevarían a la mujer−

− ¿Dónde está tú madre? –preguntó Flavio aún sin entender que pasaba−

−ella está trabajando –la pequeña sollozó nuevamente−

−te sabes su número telefónico, o el lugar donde la podamos localizar –la niña asintió, limpiándose sus lágrimas−

−Si −sacó de una pequeña bolsita un teléfono celular, y se lo ofreció a Andrea, los tres junto a Flavio caminaban rumbo al estacionamiento− está como mami –pudo comentar entre sollozos−

−hola –Flavio observó a Andrea mientras está hacía la llamada−

−Eli amor ¿estás bien? –Andrea guardó silencio, si era ella, esa era su voz−

−lo siento no soy Eli... −sin que pudiera decir nada más, Irina la interrumpió−

− ¿Dónde está mi hija? Y ¿mi abuela? ¿Dígame qué pasa? –de pronto su voz se escuchaba ansiosa−

−Sin darle muchos detalles, Andrea le informo a Irina lo que había pasado a su abuela, también le dijo que ella personalmente llevaría a la pequeña al hospital para que no estuviera más preocupada de lo que ya se encontraba, Irina por los nervios era obvio que no reconoció la voz de la mujer que le había hablado y es que no era para menos, tenía más de diez años que no sabía nada de ella−

−el trayecto al hospital Flavio observaba a la pequeña que hasta ahora sabía que se llama Elizabeth, intentando encontrar respuestas a todas las preguntas que tenía en su mente, las cosas con Irina hace más de diez años habían sido muy difíciles, su historia a pesar del amor que alguna vez se tuvieron estuvo manchada de odio, de engaños, de trampas y todo eso termino provocando su separación, una separación que era eminente desde el primer momento que se habían conocido−