Tras bambalinas

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- Dijeron que vendrían enseguida, ¿Por qué se demoraron? -Tony estaba fastidiado
- Fue mi culpa, antes de volver les pedí que me dieran algo de tiempo para hacer unos envíos pero... Tuve algunos problemas... -Me miró con frialdad
- Debiste hacerlo al llegar
- No quería molestar, ellos estaban cansados y... -Thomas y Patrick bajaron del avión, ambos ignoraron completamente la presencia de Thomas y a Tony
- ¿Qué les pasa? -Gruñó Louis
- Disculpenlos, convencer a esas personas no fue nada fácil... Deberían reunirse y hablarlo mañana
- ¿Qué pasó con Patrick? -Preguntó Tony
- No estoy segura... Es tal y como te dije por teléfono
- Fue un arreglo entre él y sus padres en privado... ¿No pudiste escuchar nada? -Preguntó Louis
- No, pero Thomas habló con él antes de partir así que... Asumo que ya le dio los detalles
- ¿Por qué no le preguntaste directamente? -Criticó Tony -Él no contestó ninguno de nuestros mensajes
- Es precisamente por eso, seguramente se sienta mal por algo y no pretendo molestarlo tan pronto -Ambos desviaron la mirada
- Lo que importa es que estamos resguardados por el momento -Añadió Thomas -Podemos estar tranquilos
- Yo no estaré tranquila hasta saber que clase de arreglo hizo Patrick -Me miraron con ligera sorpresa
No podía parar de pensar en eso, la maliciosa expresión de aquel hombre al entrar en la habitación en compañía de Patrick, y la de él al salir...
Esa noche se hizo eterna.

Al día siguiente, llegué a la compañía recuperando mi rutina. No me habían notificado nada así que me concentré en mi trabajo. Podía notar los murmullos en el pasillo, y cada uno tenía un nombre en común, Patrick. Lamentablemente, siempre que me acercaba paraban de hablar y retornaban a sus oficios, imagino que al saber que soy cercana a los jefes no sería buena idea que los viese chismosear. Llegó la hora del almuerzo, me dirigí al cafetín en donde encontré una cara conocida
- Oh, pero si es Ann -Se notaba su fastidio
- Julie, no te vi en todo el día
- Mi trabajo no está a tu nivel -Hablaba orgullosa mientras escogía su comida -Además, he estado con Antonio
- ¿Ah sí?
- Bueno... Lo esperaba, está reunido con los otros y no parece de buen humor -Comentó deprimida
- Ya veo... -A mi costado escuché otra vez el nombre de Patrick, en medio de frases sin sentido y casi inaudibles -He notado mucho alboroto entre los empleados -Añadí
- Es natural, tomando en cuenta la noticia
- ¿Qué noticia? -Julie me miró sorprendida
- ¿Es que no sabes? -Se echó a reír -Esto demuestra que no eres tan cercana a Antonio como yo
- ¿Quieres decirme de que se trata?
- Bueno, según parece Patrick dejará la compañía
- ¿Qué?
- Sí, tengo entendido que fue una de las condiciones para firmar un nuevo contrato -Apreté lo dientes
- Que sucios, no tenía idea...
- Me parece fantástico que se largue, nunca me ha agradado, no entiendo ni siquiera que hace como uno de los je... -Me levanté ruidosamente de la mesa
- He perdido el apetito
El resto del día transcurrió igual, ahora los cuchicheos cobraban sentido.
Estuve esperando algún mensaje por parte de aquellos cuatro, pero ninguno llegaba. Trataba de comunicarme con Tony pero tampoco respondía, me di por vencida.
Seguro no quieren que los molesten... Podría haber pasado por sus oficinas pero... Prefiero esperar...
Salí de la cede, era bastante tarde, había esperado con la esperanza de encontrarme con alguno de ellos al final del día pero en vano. Al acercarme pude notar como Junto a mi auto se encontraba apoyada una figura preciosa, con traje oscuro y cabello blanco. Me acerqué extrañada, una vez notó mis pasos levantó la mirada para saludar
- Terminas muy tarde -Se trataba de Francesco, el medio hermano de Tony, hablaba con aquella suave y dulce voz que casi me hacia olvidar lo raro que resultaba ese encuentro
- ¿Qué haces aquí? -Pregunté serena
- Vine a saludar -Por su expresión, el auto estacionado a un costado le pertenecía
- Bien, creo que ya lo hiciste -Quité la alarma del auto y me acerqué
- Me interesas -Mi mano paró antes de abrir la puerta
- ¿De qué hablas?
- Quiero conocerte, me pareces interesante -Lo miré indignada
- Debes estar jugando, no me parece gracioso
- Hablo en serio
- ¿Dime que quieres realmente? No vendrías hasta aquí sin nada en concreto
- Me gustan la chicas inteligentes -Mi paciencia estaba acabándose -Ahora, están casi en la ruina -Sonreí ligeramente
- Para tu información, ya hemos conseguido un nuevo inversor
- Ah, eso lo sé -Abrí los ojos sorprendida -Sólo algo como eso explicaría la renuncia de Patrick, y también me señalaría de quienes se trata, sus padres de verdad lo odian...
- ¿Como sabes eso?
- Tengo mis propias fuentes de información, no creas que espero a que aparezcan en las noticias -Estaba impresionada, yo misma me enteré casualmente de aquello a pesar ser cercana a ellos...
- Pues por esa razón tus tácticas ya no serán útiles, no veo razón de que... -Se acercó repentinamente arrinconándome contra un auto, su mirada ahora era maliciosa, yo lo observé en silencio
- Pensé que estarías harta de ser la amante de un niño mimado
- ¿Qué dices?
- Creo que necesitas probar a un hombre mayor, alguien que te complazca como se debe -Acercó su rostro sin eliminar aquella maliciosa expresión
- ¡Basta! -Lancé un puñetazo que contuvo con mucha facilidad entre sus dedos, lo miré impresionada
- Ya veo -Con ágil movimiento contuvo mis manos sobre mi cabeza, empujándome contra aquel automóvil -Me gustan los retos -Estaba frustrada, me sentía orgullosa de mi fortaleza física pero en ese momento no era más que otra débil y frágil mujer. Intercambió su mirada conmigo y como si hubiese leído mi mente dijo:
- No te sientas mal, aunque no lo parezca soy deportista
- Tsk ¿Qué crees que haces?
- Estás entre las cosas que quiero de mi hermano
- Maldición, ¡No soy un objeto! ¡No soy de tu hermano ni de nadie! -Sonrió ligeramente
- Supe desde que te vi que eras alguien importante para él, la forma en que reaccionó, era muy evidente -Acercó su rostro hasta pegar nuestras frentes, aunque yo lo veía llena de ira él mantenía aquella suave sonrisa -Serás mía, igual que ésta compañía
- Eso jamás sucederá -Sonrió ligeramente y con suavidad aflojó mis manos
- No tengo que forzarte, haré que vengas a mí por ti misma -Como si estuviese esperándolo, esquivó el golpe que había dirigido a su rostro -Eres aún más agresiva que Antonio, aunque a ti te da cierto encanto -Lo miré llena de frustración, él continuaba sereno, como si hubiese estado jugando con un frágil animal. Lo miré montarse en su auto y arrancarlo
- Hasta la próxima -Se despidió con suavidad antes de alejarse en su auto
Me quedé allí de pié, mirando por varios minutos en la dirección por la que se había marchado. Al cabo de un rato me dirigí a mí casa.

- Hey Ann... -Jhon me saludó con pereza
- Hola -Eché mis cosas sobre el sofá y me tiré con brusquedad
- Te he dicho que dejes de hacer eso, esos muebles fueron caros -Regañó
- ¿Qué tienes? Estás más molesto que de costumbre -Él suspiró
- Sophia...
- Ya perdí el interés -Me voltee para acostarme boca abajo
- ¿¡Por qué eres así?! Maldición, ¡Eres de lo peor!
- Tus problemas amorosos son un fastidio -Estaría a punto de golpearme seguramente... -Pero en parte te lo tienes merecido
- ¡¿Qué?!
- No tienes confianza en ti mismo, tiene mucho que dar pero piensas que eres poca cosa -Se quedó en silencio, de un brinco me puse de pié -Oye, ¿Qué tal si nos inscribimos en un gimnasio?

Amor destrozadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora