No sé lo dijo a nadie.
No era preciso.
Aquella fecha la tenía clavada en su mente desde hace siete años. En todas sus agendas, en todos sus papeles. En los calendarios, en las hojas de la oficina. No podía pasar inadvertida. Cuando bajo al comedor, su madre lo miro de un modo especial. Claro que su madre, desde que terminó su relación con Liam, siempre lo miraba así. Entre despreciativa y conmiserativa.
Esa mañana lo dijo, como otras veces.
—Un día te traeré a Gigi. Tienes que conocerla.
La misma respuesta seca de siempre.
—Cuando lleves siete años de relación, puedes traerla.
—Mamá...
—No quiero conocerla, Zee. Ya lo sabes. Lo discutimos todo los días. No le la traigas, por qué no quisiera que ella conociera el mayor desprecio del mundo. No creo tu amor por ella, por una muchacha tan vulgar...
—No tienes derecho a juzgarla—dijo sin calor, sin rabia, sin fuerza—. No la conoces
—Conozco a quien la conoce. Es la persona menos indicada para ti, Zee. Bien que no ames a Liam, no podría obligarte a ello, ni te obligaría aunque pudiera. Te quiero demasiado hijo mío, para forzar te a una relación que no quieres. Pero con esa chica..., no, por favor, es prácticamente una niña que quiere ser grande, no me digas que sigues pensando en traerla a casa. Te veo triste y solitario muchas veces. Noto en ti desilusión. Ella es muy distinta a Liam. ¿No es cierto?
Se puso de pie dejando la servilleta en el mantel.
—Algún día la conocerás—dijo tan sólo—. Te un excelente día, mamá.
—Vete, Zayn.
Podía gritarle que era el cumpleaños de Liam. Aquel cumpleaños que nunca se olvidó en aquella casa, pero no.
Si él lo había olvidado hasta hoy, no era correcto que él se lo recordara.
Zayn se subió a su coche y se deslizó por una carretera que conducía hasta la cuidad había uno cinco kilómetros desde su hogar al centro.
Su mamá prefería vivir en esa casa, que tenía el estilo de un castillo. Aquel ya si apenas tenía torre. Pero si anchos jardines y aire fresco sin contaminar.
Sonrió tibiamente.
Era el cumpleaños de Liam, no podría olvidarlo nunca.
Un persona correcta nunca olvidaría un cumpleaños de una persona a la cual se le tiene mucho aprecio, debe recordarlo y demostrar que lo recuerda.
¿Debía?
¿Y si Liam rechazaba su flores?
No.Liam nunca haría eso.
Podía tirarlas al cesto de la basura, pero devolverlas, jamás. Era Liam demasiado elegante para hacer tal cosa.No se las enviaría a la oficina, sería todo comentarios.
Detuvo el auto ante una tienda de flores.
—¿Qué desea señor?
—Un ramo de rosas, con margaritas.
Eran las flores preferida de Liam. Las rosas rojas como la sangre. Húmedas. Las margaritas blancas como la pureza de su corazón.
Muchas veces salieron al jardín y Liam metía los labios entre aquellas hojas arteciopeladas de un rojo vivo, en una rosa, que cortaba para él.
Zayn se las enviaba siempre .
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No sufras por mi dolor »Ziam«
FanfictionEsta historia es una adaptación de una mini-novela de 1969 que leí y me gustó, lleva el mismo nombre. Todo los derechos a su escritora: Corin Tellado.