[COMPLETA]
"― Entonces... ― murmuró él, viéndola directo a los ojos ―. ¿Todavía crees que eres el único monstruo aquí?"
✦Credence y Nagini estaban malditos. Él era un Obscurial. Ella, una Maledictus. La vida los ha traído a un encuentro que ninguno...
Disclaimer: Fantastic Beasts and Where to Find Them y Fantastic Beasts and The Crimes of Grindelwald pertenecen a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro
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EL CUERVO Y LA SERPIENTE
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╔╝EL ACTO╔╝
El día en que arribaron a la ciudad de Lisboa, Credence tuvo tanto trabajo por hacer que para cuando quiso enterarse, el día ya se había terminado. Skender, haciendo uso de su intimidante voz y la extraña autoridad que parecía tener sobre todos los integrantes del circo Arcanus, había hecho hincapié en que el mismo debía abrir sus puertas al día siguiente sin falta. Sin desayunar, el muchacho y los demás trabajadores del circo estuvieron moviendo pesadas jaulas con animales mágicos, limpiando los suelos en donde los artistas se encargarían de armar la carpa central, ordenando las sillas, poniendo a punto las máquinas que hacían los algodones de azúcar y otras tantas cosas más. Cerca de las cuatro de la tarde, pudo probar bocado pero no fueron más de diez minutos de calma que Skender lo envió junto a los hermanos Sabarte a pegar anuncios del circo por las calles de Madrid.
Azelma y Bossuet Sabarte eran unos jovencillos franceses de aspecto flacucho y enfermo pero que no trataban mal a Credence. A veces le hablaban, a veces no. Ella tenía quince años y él, sólo trece. Su madre era bruja pero su padre era un no-magique, como decían ellos.
― Nuestra madre se escapó y se casó a escondidas con nuestro padre ― le contó una vez Azelma, cuando todavía estaban en Nueva York. Estaban haciendo guardia cerca de la jaula del Zouwou mientras Bossuet le daba de comer al animal ―. Pero mi abuela materna los buscó por tierra, por mar y por aire.
― Se oye como una señora persistente.
― ¡Puff! Vieja horrenda ― exclamó Bossuet desde la jaula. Azelma se rio y siguió contando.
― Mi abuela finalmente los encontró, Bossuet ya había nacido.
― ¿Y qué ocurrió después? ― preguntó Credence, más por llenar el silencio que porque realmente le interesara.
― No sé bien, creo que la vieja mató a mi padre. Mi padre desapareció, mi madre volvió con su familia...
― Y Azelma y yo, de patitas a la calle ― finalizó la oración su hermano, trabando la jaula del Zouwuo y limpiándose las sucias manos con un trapo que estaba igual de sucio.
― Y todo por tener sangre de un no-magique ― se encogió la chica de hombros.
― ¿Los magos de sangre pura son todos así? ― cuestionó Credence.