✦El cuervo y la serpiente✦ [CredencexNagini]

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Disclaimer: Fantastic Beasts and Where to Find Them y Fantastic Beasts and The Crimes of Grindelwald pertenecen a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro

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EL CUERVO Y LA SERPIENTE

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╔╝LA SEÑORITA GOLDSTEIN╔╝

Nagini no alcanzaba a comprender lo que estaban viendo sus ojos. Se había quedado de pie, contemplando a aquella extraña mujer que abrazaba a Credence como si lo conociera de toda la vida. Ella recordaba que su amigo dijo que se había dado cuenta de que una mujer lo estaba siguiendo y que esta estaba probablemente relacionada con Gellert Grindelwald. Pero ahora, de la nada, se estaban abrazando en medio de aquella callejuela, ignorando la presencia de Nagini, como si estuviera pintada en la pared.

Al cabo de unos segundos, ellos rompieron el abrazo y la mujer le sostuvo el rostro a Credence con ambas manos.

― Estás vivo... ― murmuró la mujer, en un suave tono.

― ¿Credence? ― preguntó la chica, tratando de encontrar una explicación a todo esto. Credence carraspeó, algo avergonzado y la miró.

― Lo siento... Señorita Goldstein... Ella es Nagini ― la presentó el muchacho, haciéndole una seña para que se acercara ―. Nagini es mi... mi...

― Soy su amiga ― completó la chica, mirando con timidez a la mujer. Ahora que lo pensaba, su relación con Credence aún no tenía un nombre propio.

― Soy Tina Goldstein, es un placer conocerte ―. La mujer le tendió la mano amablemente y Nagini la estrechó. Las manos de Tina eran suaves y cálidas, lo que hizo que se sintiera más segura. Una vez hecho esto, Tina los miró a los dos y preguntó: ― ¿Por qué estaban escapándose?

― Creímos que era otra persona ― aseguró el muchacho ―.  Últimamente, hemos visto personas que me seguían, creímos que usted era una de ellas.

― Ah, ya veo. Debí anunciarme de una mejor forma pero tú, Credence, no eres precisamente fácil de rastrear ― se quejó la mujer, poniéndose las manos en la cintura y mirando hacia atrás, dónde la callejuela se unía con una calle por dónde aún transitaban personas.

― Lo siento... Pero... Señorita Goldstein... ¿Cómo me encontró? ― quiso saber él.

― No creo que sea seguro que nos quedemos hablando aquí. Si dices que hay personas detrás de ti, es mejor que nos marchemos ― dijo Tina, asintiendo con la cabeza ―. Vayamos adónde me estoy quedando por el momento.