✦El cuervo y la serpiente✦ [CredencexNagini]

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Disclaimer: Fantastic Beasts and Where to Find Them y Fantastic Beasts and The Crimes of Grindelwald pertenecen a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro

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EL CUERVO Y LA SERPIENTE

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╔╝PASILLOS╔╝

Si la mansión Fauschelevant ya le parecía inmensa, eso no era nada comparada con las dimensiones de la mansión Rosier. Era mucho más imponente, se la notaba más antigua y su diseño era extravagante. La propiedad estaba rodeada por paredes de roca por todo el perímetro, exceptuando el frente, en el cual se alzaba una enorme reja negra, cuyos barrotes metálicos se arremolinaban en forma de arabescos. Nogales y robles parecían resguardar el terreno y creaban sombras incluso más negras debajo ellos. El lugar no se encontraba ni siquiera un poco cerca de ninguna otra casa, parecía tener toda una extensión de campo de césped verde sólo para ella. Un único sendero de tierra llegaba hasta la entrada principal y se conectaba con una carretera desierta. En algunas ventanas, se veían luces amarillentas y en las paredes de afuera, varias antorchas iluminaban el frente.

El traslador que Courgette les había dejado los había llevado a una distancia bastante razonable de la mansión Rosier, por lo que tuvieron que correr apenas aterrizaron allí. La mansión se podía distinguir con facilidad a lo lejos bajo la luz de la luna y de las estrellas, lo cual le daba un aspecto terrible y fantasmagórico, como si fuera un monstruo emergiendo de las sombras. El grupo no dijo nada en todo el recorrido, apenas se oían el ruido de sus pasos o sus respiraciones agitadas por la repentina actividad física. Credence sentía una extraña presión en el pecho y no podía mentirse a sí mismo. Bajo ese enojo que tenía contra Vinda Rosier por hacerle daño a Nagini, tenía miedo de que el daño provocado fuera irreparable. Temía lo que fuera que encontraría al entrar en la mansión. Temía que Nagini lo odiara debido a todo lo que pasó, pues la culpa que sentía por haberla dejado sola en el mausoleo no había disminuido ni un poco. Sacudiendo la cabeza, alejó esos pensamientos de su mente. De nada le servía pensar esas cosas en ese preciso instante. Todo estaría bien, lo importante no era eso ahora. Lo importante era sacar a Nagini de ese horrible lugar y luego podría preocuparse por cualquier otra cosa.

Eran más de las diez y media de la noche cuando estuvieron a pocos metros del lugar. Hacía frío y el vapor salía de sus bocas con cada bocanada de aire que exhalaban. Con cautela, todos siguieron a Tina, quien les hizo señas para que se ocultaran tras un gran nogal que había en el sector izquierdo de las paredes que resguardaban la mansión. Allí, la penumbra era incluso mayor pues las hojas del árbol eran tan densas que ocultaban cualquier vestigio de luz lunar.