✦El cuervo y la serpiente✦ [CredencexNagini]

⁂26⁂

Disclaimer: Fantastic Beasts and Where to Find Them y Fantastic Beasts and The Crimes of Grindelwald pertenecen a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro

✦‒‒⋐⋑‒‒✦✦‒‒⋐⋑‒‒✦

EL CUERVO Y LA SERPIENTE

✦‒‒⋐⋑‒‒✦✦‒‒⋐⋑‒‒✦

╔╝26╔╝

╔╝DESPUÉS DE LA BATALLA╔╝

El grupo se reunió después de aquel interminable y pesado silencio alrededor del anciano que los había ayudado a anular el fuego azul de Grindelwald. Ahora, llenos de amargura y dolor, ninguno de ellos parecía tener fuerza para nada por lo que el hombre fue el encargado de hacer el hechizo de aparición. Así, en un instante, dejaron atrás el predio de aquel deprimente cementerio. Aterrizaron en una solitaria calle parisina, justo debajo de un cartel con un símbolo circular del que sobresalía una especie de flecha dorada.

― Por favor, pasen. Necesitan descansar ― les pidió el anciano, abriendo una puerta que daba a la calle y haciéndoles una seña para que entraran en lo que parecía ser una pequeña bodega o almacén. Tenía las ventanas sucias y el frente descuidado pero los demás hicieron caso sin decir nada e ingresaron en aquel lugar. Dentro, lucía como el laboratorio de un científico loco. Había mesadas de trabajo, papeles apilados, libros de aspecto avejentado, numerosos frascos de vidrios esparcidos por doquier que contenían líquidos de diversos colores y herramientas de utilidades desconocidas.

― Ignoren el desorden, por favor. Vayan por allá y les buscaremos un asiento ― indicó el anciano para que siguieran caminando.

Pasando de lado una escalera que llevaba al piso superior, se ingresaba a través de una abertura a otra habitación que lucía más como una sala de estar. Había una chimenea cubierta de cenizas por el poco uso, dos sillones individuales y unos pocos muebles de madera con adornos. El anfitrión encendió el fuego y se encargó de que hubiera asiento para todos. Claro que no acarreó los sillones él mismo si no que lo hizo con su varita ya que su decrépita complexión no le hubiera permitido cargar con nada. Pronto, estuvieron todos sentados y calentándose con el fuego de la chimenea.

Los hermanos Scamander compartían un sillón doble algo destartalado. Por su parte, la señorita Goldstein, Credence y Jacob ocupaban sillones individuales de distintos colores mientras que el señor Kama se había quedado sentado en una silla de tapizado gris. Newt todavía tenía una mano apoyada en el hombro de Theseus, el cuál tenía lágrimas secas en las mejillas y una expresión de profunda tristeza. Tina, que se había quitado el abrigo y lo había colgado en el respaldo de su sillón, se frotaba los antebrazos con las palmas y contemplaba el crepitar de las llamas. Jacob había dejado de llorar pero se veía como si su alma hubiera abandonado su cuerpo. Yusuf se veía serio e incómodo de estar allí mientras que el joven Barebone lucía más pálido de lo habitual y juntaba las manos con fuerzas para calmar la ansiedad que se esparcía por su cuerpo.