✦El cuervo y la serpiente✦ [CredencexNagini]

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Disclaimer: Fantastic Beasts and Where to Find Them y Fantastic Beasts and The Crimes of Grindelwald pertenecen a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro

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EL CUERVO Y LA SERPIENTE

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╔╝LA CONEXIÓN╔╝

Credence observaba el reloj que había en la pared sobre la chimenea de la sala como si no hubiera nada más a su alrededor. Estaba sentado en uno de los sillones individuales del señor Flamel, con los brazos cruzados hacia adelante y una seria expresión pintada en su rostro. En silencio, el muchacho no parecía tener intención de despegar sus ojos del reloj. Ya no vestía la ropa que había estado usando en el circo, si no que llevaba puesto un pantalón color café y una camisa celeste de manga larga. Apenas parpadeaba y marcaba el ritmo de los segundos golpeteando su pie contra el suelo. Tenía la mente en blanco pues sólo había una cosa que le preocupaba en ese momento, que se hicieran pronto las cinco de la tarde. La razón de tan extraño comportamiento era que Credence sabía que cuando las manecillas marcaran esa hora, Tina regresaría del Ministerio de Magia Francés con información nueva sobre Grindelwald o sobre sus seguidores. Y, si tenía suerte, también habría información sobre Nagini.

Alguien apoyó una humeante taza de té en la mesita de café que había justo en frente de él pero no se percató de eso. Estaba demasiado metido en su propia cabeza, preguntándose por qué las agujas no corrían más rápido. Todavía faltaban veinte minutos para las cinco. Una mano sobre su hombro lo movió con suavidad y lo trajo de vuelta a la realidad. Era Courgette quién llamaba su atención. La joven aprendiz del señor Flamel sostenía su propia taza y lo veía con cierta simpatía.

— Por un momento, pensé que eras una planta... Llevas como una hora en esa posición — le dijo la mujer, yéndose a sentar en otro de los sillones — ¿Te pasa algo?

Credence negó con la cabeza antes de contestar.

— No, estoy bien. Solo que... No tengo realmente mucho para hacer.

— Estás esperando a la señorita Goldstein — afirmó ella, tomando un sorbo de su té —. Por cierto, este té es para ti, Credence. Me tomé el atrevimiento de hacerlo sin que lo pidieras.

— Gracias, es muy amable — contestó el muchacho, tomando su taza. Era té con alguna hierba aromática y le hizo relajar un poco la tensión que había en su cuerpo —. Y sí, estoy esperando a Tina.

— Comprendo, las reuniones de La Orden realmente no comienzan hasta que ella no venga a contarnos que ambiente ronda el Ministerio. Espero que hoy podamos hacer algo con la información que nos traiga — siguió Courgette, con esperanza en la voz.