Extra SIETE

71 4 0
                                    

No puedo evitar sentir cierta nostalgia al echar de menos el departamento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No puedo evitar sentir cierta nostalgia al echar de menos el departamento. Es común aferrarme a un lugar cuando siento que es realmente un hogar. Si saco conclusiones, primero es que Yvonne está conmigo, segundo que es en Cerkno y tercero Marko vive en dicha ciudad. Creo que encuentro más pro que contra, ya que tengo a quien recurrir en casos de emergencia o alejarme de la ebullición. Yvonne se la nota mucho más emocionada. Que el menor de los Živković y su novia la eligieron como la madrina del pequeño Radovan, está muy entusiasma en tomar al niño como de su propia familia. Es tanta la alegría que lleva que no deja de parlotear con nuestras compañeras, ni mucho menos comunicarse con Marianne.

- ¡Storstrand! ¡Montanes! ¡No tengo todo el día para esperarlas!- Dana nos grita desde el pasillo. Tenemos la suerte de compartir edificio y viajamos juntas a los entrenamientos- ¡Perderemos el autobús!- estaba tan perdida en mis pensamientos que no me había dado cuenta que mi amiga está cruzada de brazos.

- Creo que deberías estar acostumbrada a estos tipos de viajes.- me observa con el ceño fruncido y suspira- Vamos, Dana es capaz de dejarnos aquí.- nos reímos con nuestras valijas a mano y salimos de nuestro departamento.

Una mujer de cabello rubio oscuro de gran estatura es quien nos recibe con cara de pocos amigos. Viste con un pantalón jeans gris, campera de cuero marrón y un par de botas de tacón alto. Me pregunto con que necesidad puede ponerse tacos, ya bastante pequeña me siento al lado de ella. A su lado tiene la valija, la misma que llevamos nosotras. En dos pasos está frente a mí y se pone a mi altura para abrazarme, para luego hacer lo mismo con Yvonne. Observo sus botas que han de medir más de diez centímetros, aún sin entender porqué las utiliza.

- Tu hermana se pondrá celosa si las llegan a ver...- nos señala mientras hace su camino al ascensor, siguiéndole sus pasos- Nadie va a darse cuenta quien es quien.- mis ojos se dirigen a la vestimenta de Yvonne y observo la mía- Segura que no llevan la misma sangre, ¿No?- suspiramos las dos juntas y pongo los ojos en blanco.

Puede que sea una gran coincidencia, aunque tampoco es para tanto. Que lleváramos remeras de modal, camperas jeans, joggings azul marino y zapatillas planas , eso no quiere decir que no seamos conscientes de que vistiéramos exactamente igual. Mi remera es amarilla con el cuello de siempre y la de mi amiga es blanca escote en v, las zapatillas son rojas y verdes respectivamente. Si lo pienso mejor, es la costumbre de que en orfanato donaran las mismas prendas y ahora lo seguimos haciendo sin darnos cuenta. Solo que Dana no debe saber ese gran detalle.

- Que Marianne piense lo que quiera.- respondo encogiéndome de hombros. Entramos al ascensor y la misma se cierra- Son de las pocas cosas que tenemos en común.- siento que Yvonne me taladra con la mirada, pero es verdad.

- Muchas veces me han dicho que los opuestos se atraen, y ustedes son el complemento perfecto. Tú eres la seriedad en persona- me señala y mira a mi amiga- mientras eres la adolescente en el cuerpo de un adulto.- las puertas se abren y nos dirigimos al vehículo que compartimos.

Mi destino, tu corazón (Extras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora