Extra OCHO

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No puedo evitar desorientarme por no saber donde estoy parada

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No puedo evitar desorientarme por no saber donde estoy parada. Muchas veces olvido que no estoy en el departamento que comparto con mi amiga, algo a la que debería estar acostumbrada. Puede que sea algo normal, pero lo mío se debe a que un cierto porcentaje de mi cerebro no funciona a causa del accidente. Escucho la respiración profunda de mi amiga cuando duerme, señal de que no piensa despertarse temprano. Pasó hasta altas horas de la noche hablando con Tomaž y debo decir que me sorprende, nunca la vi interesada en alguien, hasta he esperado a que me dijera que sus preferencias sexuales no fuesen los hombres. Si hay algo que no expresa con soltura es cuando se trata del amor y la entiendo, la falta de afecto de sus propios progenitores es algo a la que tiene cierto resentimiento. Todo eso la transforma en esa forma de actuar tan adolescente, como una vez dijo Marko, una adolescente en el cuerpo de un adulto.

Me alejo de la cama y trato de despertarla antes de aguantar su mal genio.

- Yvonne, despierta.- trato de enterrar mis dedos en su hombro pero es en vano, su sueño pesado- Despierta Yvonne...- nada. Corro las cortinas para que le de claridad y se despierte. Apenas noto que se remueve y muerdo mis labios para no reírme.

- Cinco minutos más...- bajo la cabeza y suspiro sin saber que hacer con ella.

- Sabes lo que ocurre si no te levantas antes del horario de desayuno.- escucho que gruñe y camino hacia el baño- Nadie te obliga a pegarte al celular en la oreja.- la observo de reojo que me mira mal y cierro la puerta.

Una vez que me quito el pijama, entro a la ducha y el agua tibia me despierta del todo. No tenemos la suerte de decir que podemos descansar, pero es que ayer jugamos la semifinal del torneo y estamos a horas la final. A Marko no le importó ver el juego, más si a pedido de mi amiga llevó a su sobrino. En ese momento que fui a buscar a Yvonne por orden del entrenador, tenía algo para decirle. Todavía recuerdo la cena tuve la oportunidad de besarlo, pero algo dentro de mí me lo impedía. Mandarle mensajes no es nada en comparación en tenerlo a mi lado. Por otro lado, lo más gracioso fue ver a su compañero de equipo vestido con un smoking gris, y mi amiga no hacía más que babear por el hombre. Aún sigo sin creer en Yvonne interesada en alguien del género masculino, me alegra mucho saber que por fin puedo conocerle un novio. Sé que la herían un poco mis bromas, es que mi optimismo podía más que su soledad.

Ya en el comedor del hotel, mientras desayunamos no hacen más que hablar del pequeño Radovan. Yvonne no deja de parlotear por su primer ahijado y las mujeres no hacen más que reírse. Lo que no saben es que para mi amiga es muy importante, no solo se aferra a los niños en el orfanato donde crecimos sino que lo adora demasiado. El sonido de su celular interrumpe la discusión entre ellas.

- ¡Marianne!- salta del lugar y se aleja de nosotras para hablar con su hermana.

- ¿Qué cuentas de tu novio?- pregunta Anna y la observo frunciendo el ceño- No te hagas la desentendida Britt, es obvio que hablo de Živković.- muchos jadeos de sorpresa inundan mis oídos y miro mal a la capitana.

Mi destino, tu corazón (Extras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora