Extra DIECIOCHO

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DOS AÑOS MÁS TARDE

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DOS AÑOS MÁS TARDE

Abro los ojos y mi cuerpo se siente demasiado liviano. Giro mi cabeza para ver que Marko no está... Hasta que recuerdo que se fue a jugar a Budapest mientras a nosotras nos tocará jugar de local. Mi celular comienza a sonar y estiro el brazo para tomarlo. La pantalla se enciende y leo el apodo cariño. Sonrío mientras me pongo de pie y de la nada me invade un mareo, por lo que me tengo que sentar de nuevo. ¡Mierda! Ahora una sensación rara en el estómago y corro hacia el baño. La cena devuelta y un sabor agrio queda en mi boca. ¿Qué me ocurre? No es la primera vez que pasa y me está preocupando. No le he dicho nada a Marko para no preocuparlo a él también, pero solo debe ser algún virus en el aire. Me lavo los dientes y vuelvo a la cama, donde dejé el celular.

"Buen día amor. Te extraño mucho... Y estoy a nada de lanzarlo del hotel a Tomaž. Me tiene cansado con su buen humor. Te amo."

¿Qué hago? ¿Le digo o no se lo digo? Quiero que estás semanas sean tranquilas para él, ya que le queda un juego aparte de éste y anuncia su retiro. Eso lo tiene demasiado inquieto como para agregar otro a su lista. Suspiro, pensando bien lo que le voy a escribir y no sospeche nada de mí estado de salud.

"Cariño, yo también te extraño. La cama no es lo mismo si no estás rodeándome en tus brazos. Qué tengas un buen día y te estaré viendo... Dedícame el triunfo. Te amo más."

Cierro los ojos, mi pecho se oprime al mentirle, pero es por su propio bien. Además no creo que sea nada malo, solo algo que me cayó mal o es el virus en el aire. Esta vez decido no arriesgarme y pedir la mañana libre. No quiero correr riesgo y asustar a mis compañeras, en especial a Yvonne que tampoco sabe. Pero, ¿Qué puede ser? Busco una remera de Marko para usarla y me encamino a planta baja. El sol ya ilumina gran parte de la casa, a pesar de que son las ocho de la mañana y el calor se empieza a notar en el ambiente. Mientras preparo la cafetera, me comunico con el entrenador para decirle que no estoy bien de salud y que estaré a la tarde en la concentración. Él, poco dudoso, dice que me recupere y me espera para las cinco de la tarde. Ahora tengo que llamar a mi amiga y pasar la prueba difícil, que no saque conclusiones y manejarme la cabeza.

El timbre me despierta de mis pensamientos y camino hacia la puerta, no recuerdo que mis cuñadas quedaran en venir. Cuando lo abro, Yvonne entra como un toro enfurecido. Frunzo el ceño al ver su rostro desencajado y su mirada llena de preocupación... ¿Qué?

- ¿Qué ocurre contigo?- me sobresalto a su grito- ¿Cuando pensabas decirme que estás enferma?- cierro la puerta y me giro hacia ella.

- Yvonne, solo estoy descompuesta.- niego con la cabeza- Solo amanecí con mareos y vómitos, tampoco es que esté por pasar al otro mundo...- su expresión cambia mientras se acerca y su mano está en mi frente.

- ¿Cuanto hace que estás así?- su voz cambia por completo- ¿Cuándo fue tu último periodo?- ¿Mi último periodo? Es regular, aparte tomo la píldora.

Mi destino, tu corazón (Extras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora