Extra QUINCE

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Debo decir que hoy desperté más feliz de lo normal, y a eso me refiero que algo dentro de mí dice que no solo será el último juego de la temporada

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Debo decir que hoy desperté más feliz de lo normal, y a eso me refiero que algo dentro de mí dice que no solo será el último juego de la temporada... Será mucho mas que eso. No dejo de observar a Yvonne que duerme abrazada con la almohada, y estoy segura que sueña con ese novio suyos que la trae como una adolescente. Es la primera vez que la veo interesada en un hombre después de los fracasos amorosos, aunque no sé si llamarlo así. Llegaba a la tercera cita y eso ya le quitaba el interés, y con Tomaž nunca necesitó de una cita para conocerlo. Como me pasó a mí con Marko, fue un amor a primera vista. Solo que ella no tenía un hombre en su vida y ese sentimiento fluyó con el correr de los meses. Mientras yo tuve el peor de los engaños y ver que el hombre con honor intachable, y no con un niño de un ego enorme del que no pude escapar del desenlace final. Tuve que pasar por todos eso para darme cuenta que estoy enamorada de Marko, un hombre con una carrera hecha y que haría lo que sea para estar a mi lado.

- ¿Ocurre algo?- la voz de mi amiga me quita de mis pensamientos y giro mi cabeza para mirarla- ¡Hoy es el último juego!

- Hoy es el último juego...- susurro y ella frunce su ceño.

- ¿Seguro que estás bien?- me pregunta y se acerca a mi cama- Te ves algo perdida...

- Siento que será un gran día.- le sonrío mientras toma mis manos- Nunca me sentí así de exaltada o eufórica, es algo nuevo.- suspira y la observo que mueve sus cejas.

- No hay que ser inteligente para saber el motivo de tu buen humor, pero es mejor que empecemos el día o nos llevan arrastrando a desayunar.- niego con la cabeza y me levanto directo al baño.

Cuando salgo, escucho a Yvonne hablando por su celular y esa sonrisa de adolescente enamorada, no hace falta saber con quien está hablando. Busco dentro de mi valija la vestimenta de concentración y paso el secador en mi cabello mientras sigo escuchando la emoción de ella a saber que su novio está en el pueblo vecino. Estoy feliz por ella, pero por otro lado la envidio. Quisiera recibir la noticia de Marko diciéndome que jugará la próxima temporada aquí, pero no todo en la vida es suerte.

En un abrir y cerrar de ojos, el gran momento ha llegado. Pasamos toda la mañana entrenando y desde el mediodía estamos a la espera del comienzo del juego. Los nervios son palpables en nuestro ambiente, hasta el momento no me animé a llamar a Marko para calmar un poco mis nervios. Necesito aferrarme de alguien o terminaré por morderme las uñas.

El entrenador se acerca a nosotras con la idea de juego y saber contra quien nos enfrentamos, aunque eso no lo necesitamos, ya nos hemos enfrentado en la temporada regular. Lo que sí me sorprende es que comience el juego en el banco de relevo, solo muy pocas veces lo hice y fue por sobrecarga muscular. Aunque la idea de un principio es defender cada ataque, él quiere que el equipo contrario desgaste sus fuerzas para después entrar yo para hacer mi trabajo.

Salimos al campo de juego y los gritos inundan mis tímpanos. Mis ojos están en mis pies y la adrenalina recorre por todo mi cuerpo, con las ganas de tomar un balón y hacer de las mías. Mientras hacemos el calentamiento previo, hay una parte en específico que está repleto de aficionados. Lo que es aún más raro es que los colores de los equipos se mezclan en la zona privada...

Mi destino, tu corazón (Extras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora