CAPITULO 9

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MADELAINE

Sentí como mi desnudo cuerpo chocó nuevamente contra la fría pared de las duchas del gimnasio escolar que últimamente solía frecuentar mientras mis pies estaban enrollados en su cintura, nuestra pose favorita. No podía negar que mis días aquí eran cada vez mejor, dos meses habían pasado desde que llegué a Corea y solo sabía que lo estaba disfrutando al máximo, contrario a lo que habría creído antes de llegar a este país que juzgue cruelmente tiempo atrás. Alejé mis pensamientos para concentrarme en mi sensual dosis humana de placer diario que en estos últimos días no me podía faltar, Jimin. Sentía que iba a explotar a medida que Jimin esparcía besos por mi cuello y a la vez que amenazaba con introducir uno de sus dedos en mí, él amaba que le rogara y yo ya no podía aguantar más.

-Ji, Jimi, Jimin, mete otro más por favor. -Le supliqué a Jimin desesperadamente mientras agarraba su rostro en mis manos para que me viera y cumpliera con mi pedido. Con tan solo ver su rostro supe lo que se venía, me estaba derritiendo por dentro.

Un gemido salió vulgarmente de mi boca cuando sentí que sus dos dedos se introdujeron en mí con brutalidad, ¿quién lo diría? La faceta sádica de Jimin oculta era la que más me ponía, tierno por fuera salvaje por dentro. Sentía que iba a explotar a medida que Jiminie movía sus dedos con demasiada fuerza en mi interior ¡este hombre era genial! , llevó uno de mis pechos a su boca y con su otra mano libre empezó a masajear el restante ya que no tenía que preocuparse porque si me caía ya que yo estaba pegada a la pared. ¡Todo un multitalento! Recibía placer por todo lado de mi cuerpo y no podía más, en cualquier momento me iba a venir, escuché como otra puerta lejana del baño en el que estábamos Jimin y yo se abrió pero aún así no me importó seguro era alguna otra pareja caliente en busca de sexo, Jimin y yo habíamos hecho casi de todo menos tener sexo, aún no lo queríamos.

-¡Ah ah ah, MÁS DURO JIMIN! -exclamé segada de placer, pero este me calló con un salvaje beso que se movía al compas de mis labios, lo estaba disfrutando demasiado hasta que Jimin sacó sus dedos de mi interior y lo volví a ver con horror.

-¿Qué, qué estás haciendo? ¿Por qué sacaste tus dedos? -pregunté indignada, estaba calientísima.

-Porque te voy a hacer llegar al cielo mi amor. -dijo Jimin y lo mire confundida mientras este me bajaba de su cintura y me ponía de vuelta en unas banquitas que habían en las duchas. Jimin se puso de cuclillas a mi altura, separó mis piernas y me atrajo un poco hacia él quedando en la posición perfecta. Sentí como su lengua jugaba en mi interior, no lo soportaba, cuando ya iba a llegar a mi clímax tome la cabeza de Jimin y lo pegué un poco más a mi feminidad, cochino de mi parte ya lo sé. Sentía como iba llegando al cielo o al menos eso creía hasta que me caí de la nube cuando escuché algo que me cayó como balde de agua fría pero terminó hervida a causa de mi ira.

-¡Ah, Ah, Ah! ¡Párteme en cuatro kookie! ¡DÉJAME EN SILLA DE RUEDAS! -escuché a lo lejos como la pareja que había entrado antes no era cualquier pareja si no era Jung-Kook y su novia la anoréxica que tanto odiaba. A la única que Kookie tenía que partir en cuatro era a mí no a ella. Sentía como la ira quemaba mi sangre con tan solo imaginar que ella tenía a mi gemelo favorito solo para ella y podía hacer con él lo que quisiera mientras yo no. Al parecer Jimin estaba ajeno a la situación ya que seguía tragando mis fluidos pos clímax y yo no quería saber el de cuantas más se había tragado también, pero yo no estaba para nada ajena a la situación de Jennie pidiéndole a Jung-Kook que la dejara en silla de ruedas cosa que no pensaba permitir, no. Hoy yo misma me iba a encargar de que Jennie llegara caminando sana y salvo mañana al colegio y no en silla de ruedas como ella quería, agradécemelo después querida. -pensé sintiendo como la ira se apoderaba de mí cada vez que ellos continuaban follando como cerdos.

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