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Por fin llegó el día de la videollamada, tomé toda mi valentía y vencí mis más grandes miedos, esos miedos que me impedían ver a mi amada.

Eran aproximadamente las 17:00, estaba muy ansiosa y desesperada. Pero, no hay nada de que temer, iba a ver a la persona que más amaba en ese momento y me sentiría bien de tenerla un poco más cerca de mí.

Emily era atenta, tierna, hermosa, dedicada y miles de cualidades que podría mencionar. En resumen, era la chica ideal y perfecta, que cualquier quisiera tener. Me hacía sentir como si de verdad fuera la chica bella del mundo entero y eso hacía que explotaran mil sentimientos y mi corazoncito latiera a una gran velocidad.

Me había enamorado perdidamente de ella.

Estaba en el chat de Emily, esperando pacientemente su llamada ya que me había dicho que tenía que ayudarle a su madre a hacer un trabajo. No hablábamos mucho de nuestros padres, creo que era incomodo pero algún día conocería a sus padres, tal vez mis próximos suegros. Olvídenlo, no hay que apresurarse tanto.

Mi Computadora empezó a vibrar descontroladamente, acompañado del tono de llamada. ¡Era ella!

Contesté rápidamente y la vi, mirando hacia un lado, con la mirada totalmente perdida en algún lugar de su cuarto, su cabello totalmente ondulado y sus facciones de niña que tanto me encantaban. Ella era perfecta para mí.

Se percató de mi presencia y me brindó una cálida sonrisa acompañada de una leve risa, haciendo que sus ojos se achinaran completamente, se veía infinitamente tierna haciendo gestos. En realidad no sé que me pasaba cuando la veía, era hermosa y yo la amaba.

Tenía mucha vergüenza de hablarle, pude notar que ella también, eso no importó mucho, a medida del tiempo nos fuimos acostumbrado y obteniendo confianza la una de la otra.

No sabía si ella tenía los mismos sentimientos que yo tenía hacia ella, pero con tan solo verla, me hacia infinitamente feliz. Es difícil amar sin ser amado, dar sin recibir. Pero, ¿Qué más da?, estás haciendo feliz a alguien más con tus actos, palabras y halagos, y eso es lo que verdaderamente importa, mucho antes que el amor mutuo, la felicidad del otro.

Ella se veía tan alegre hablando conmigo, me contaba todas sus experiencias con Richard y Sophia. No mencionaré que esa tal "Sophia" no me cae para nada bien, creo que ya había escuchado ese nombre en algún lugar pero no importa, tal vez pueda robarme a mi estrellita y eso estaría muy mal.

A demás de lo ya mencionado, dudaba si en realidad ella me quisiera o que quisiera tener algo conmigo. Las relaciones de amor a distancia, suelen ser complejas, sobre todo si ambas personas se aman completamente y desean estar juntas todo el tiempo. Te ataca la nostalgia y la soledad. Extrañas increíblemente a tu pareja, y ni siquiera una video llamada es capaz de calmar completamente el dolor de estar lejos de esa persona.

No me preocupaba ni apresuraba mucho para tener una relación con Emily, pero ya saben, cuando alguien te gusta lo principal que quieres es estar con ella y tenerla en tus brazos, eso sería imposible en mi caso.

Seguimos haciendo la video llamada, todo se tornó más tranquilo y obtuvimos la confianza para hablar de cualquier cosa. Era lindo hablar con ella, ¿Vieron? Al fin y al cabo no fue peligroso hablarle, creo que fue una de las pocas pero buenas decisiones que he tomado a lo largo de mi vida.

Hubo un momento que poco a poco se fue tornando algo "romántico", por así decirlo. Ella empezó a decirme lo mucho que me quería y yo le respondía con cosas similares, era bonito sentirse querido, aunque solo fuera por una amistad.

Ese "No sabes cuánto te quiero, Alli" que ella me dijo, se grabo en mi mente y en mi corazón.

Después de ese momento, tratamos de hacer un corazón, cada una con su mano, tomé una fotografía con mi móvil para tener un grato recuerdo de ese momento, eso fue algo tierno y a la vez triste. Ambas deseábamos no estar a cientos de kilómetros de distancia, estar juntas y abrazarnos como si no hubiera un mañana.

Yo lo deseaba más que ella, Emily era mi hermosa estrellita.

Finalmente, después de hablar durante tres horas nos despedimos y dimos por finalizada la llamada. Hubiera querido hablar por más tiempo con ella pero mi amada tenía que irse a dormir porque debía levantarse temprano para ir al instituto, ese lugar que ella tanto odiaba.

Me sentía muy mal por todo lo que le hacían esas niñas estúpidas. Pero, ¿Qué podía hacer yo desde la distancia? Solo le podía dar todo mi cariño y apoyo, aunque sabía que eso no era suficiente, ella es indefensa y tímida, necesita alguien que haga lo mismo que yo hago, pero personalmente. No soy una persona muy expresiva o sentimental, pero en realidad me dolía mucho verla llorar y sufrir por culpa de esas pendejas. Si fuera por mi voluntad, no dudaría en partirles la cara, pero creo en el Karma y sé que todo lo que le hacen a Emily se les devolverá y mucho peor.

Me dediqué a escuchar música para distraerme un poco, mi papá estaba de viaje por el trabajo y se llevó a la estúpida de Martina en vez de a mí, se había ido aproximadamente 3 días. Gabriela hace tiempo no venía a mi casa ni hablábamos con mucha constancia, no sabía el por qué, siempre me evita o dice que está ocupada, raro en ella.

Últimamente me estaba sintiendo más sola de lo normal, creo que estaba volviendo al principio. Mi padre ya no me prestaba atención, desde que llegó esa mujer nada es igual. A veces pienso en mi madre, ¿Qué será de ella?, ¿Dónde estará? Porque algo que yo sí sabía era que ella tenía vida y estaba en algún lugar de este mundo en el que vivimos. Y ahí fue cuando recordé la fotografía vieja, con el nombre Louise en la parte trasera. La saqué de su escondite no tan secreto para admirarla por unos segundos y hacerme mil preguntas sin respuesta, por ahora.

Saliendo de mis pensamientos ancestrales, repentinamente escuché que tocaban fuertemente la puerta, creí que era Gabriela o alguna vecina sin importancia. Procedí a abrirla, pero... ¿Quién va a una casa a las 20:30? No lo sé y tampoco le di muchas vueltas al asunto.

Abrí entonces la puerta y noté a dos personas que nunca había visto, una señora de aproximadamente 30 años y un muchacho de unos 15 años. La señora se parecía mucho a mi, ambas teníamos el cabello lacio y la piel color trigueña, y lo más extraño, teníamos el mismo lunar cerca de la boca.

-Hola, Buenas noches... ¿Necesitan a alguien? Si es a mi padre, no está.

-¿Tú eres Allison?-Respondió la señora mirándome fijamente a los ojos, como si supiera algo de mí.

-Sí... y, ¿Usted quién es?-Dije dudosa, ya derrotada por el miedo.

-Soy Louise, tu madre.

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⏰ Última actualización: Dec 17, 2018 ⏰

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Dos estrellas distanciadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora