11.

60 6 0
                                    


Se estaba volviendo costumbre hablar con Allison, me sentía muy cómoda con ella y estaba empezando a tenerle un cariño inmenso, siendo sincera nunca había sentido algo así por alguien. Podía notar que ella era muy afectuosa y atenta conmigo, no entendía por qué pero me sentía muy bien cuando me decía cosas lindas sobre mí y cuando se preocupaba por mí y mi bienestar, creía y esperaba que nuestra amistad durara por mucho tiempo. ¿Vieron? Después de todo, no fue TAN malo ni peligroso correr con el riesgo de hablarle a ella, en cambio, creo que fue una de las pocas pero muy buenas decisiones que he tomado a lo largo de mi vida.

Por momentos, hablar con ella me hacía olvidar todos mis problemas y me hacía sentir enormemente feliz.

Nos encontrábamos en la penúltima hora del horario escolar de un grandioso viernes, una agotadora hora de matemáticas me tenía a punto de caer en un profundo sueño que duraría una eternidad; creo que el maestro estaba repasando una vez más el tema para poder evaluarlo y con eso, obtener la nota final del primer semestre escolar, bastante fácil era el tema. No es por pasarme de "presumida" o algo parecido, pero las matemáticas y otras áreas que la mayoría de personas consideraban difíciles, se me facilitaban muchísimo, así que no tenía nada de qué preocuparme.

No estaba prestando atención a la explicación, en vez de eso, estaba mirando el reloj, faltaban diez minutos, diez minutos que parecían infinitos, a demás de eso estaba pensando en lo linda que era Allison conmigo y de lo hermosa que era ella física y sentimentalmente, no tenía claro que sentimientos tenia hacia ella, pero si sabía que hablar con ella me hacía sentir como nunca nadie me había hecho sentir.

Mis lindos pensamientos se esfumaron cuando sentí que alguien que estaba a mi lado me tocó el hombro con brusquedad, volteé un poco mi cabeza y este me dijo Emily, el maestro te preguntó algo, reacciona. Miré al frente muy confundida y fue cuando noté que medio grupo estaba mirándome con cara de burla y desesperación en total silencio, entre esas miradas estaba la del maestro, esperando respuesta a una pregunta que no había escuchado, por estar pensando en la hermosa chica de México.

No sabía que decir ni cómo reaccionar, sabía que el maestro tenía el conocimiento de que había aprendido el tema y estaba preparada para el examen, entonces, ¿Por qué razón me preguntaría algo del tema?

Me quedé callada por unos segundos más y fue cuando se rompió el silencio con la voz del maestro, por segunda vez me repitió la pregunta, era bastante fácil y respondí de inmediato.

Por fin sonó la campana para ir a veinte minutos de receso, estaba muerta de hambre, así que me dirigí a salir rápido del aula, para que no colapsara la cafetería y me quedara sin refrigerio, pero fue en vano ya que una voz conocida interfirió en mis planes de comer. Era el maestro el que me solicitaba, me acerqué a él y vi como poco a poco todos mis compañeros salían del aula para quedar solo el maestro y yo, tenía mucha intriga de lo que fuera a decirme, pero creo que ya sabía que era.

-Emily, últimamente te he visto muy distraída en mis clases, incluso los otros maestros han notado tu desánimo y poca atención durante sus clases. Esto nos preocupa mucho a todos, ya que siempre has sido una chica muy alegre y ahora no es así. Cuéntame que te pasa por favor y tal vez podamos pedir ayuda.

Me quede atónita, bien sabía que tenía muchos problemas, pero no podía revelárselos a alguien mayor porque podría decirle a mi madre y ahí se armaría un problema gigantesco.

Me dediqué a negar una y otra vez sobre mis problemas, a pesar de que el maestro me insistía demasiado en revelarle alguna cosa sobre ellos, yo seguía firme con mi mentira, sabía que tarde o temprano se iba a saber la verdad, pero eso no me preocupaba mucho por ahora.

Dos estrellas distanciadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora