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—Temo que ese soy yo —saludó un joven alto, de tez blanca, ojos verdes, cabello castaño claro algo enrulado y pronunciados labios—. Kevin Gómez, mucho gusto. —El muchacho tomó la mano de Emilia para besarla, causándole un ligero escalofrío a la chica, quien le sonrió nerviosa—. Pude escuchar que te llamas Emilia, ¿no?

—Así es —Kevin le recogió un mechón de su cabello colocándolo detrás de su oreja, Emilia se mordió el labio intimidada. Ahí mismo se estaba librando un choque de testosterona de grandes dimensiones.

Primero estaba Claudio, quien ejercía cierta ventaja por ser su crush y padre de su bebé, luego Josef, que siempre se portó muy bien con ella y era extremadamente dulce y atento, y por último el tal Kevin que a primera vista era todo un casanova. No sabía por qué pero algo le decía que estaba en un aprieto.

—Bu-bueno, Claudio, ¿comenzamos con el tour por Like? —Pidió ella intentando aligerar la tensión del ambiente—. Yo digo que sí, Josef, ¿qué te parece si en un rato nos vemos en la cafetería? Debemos ponernos al día amigo.

Bateado, a Claudio le agradaba aquella palabra que utilizó su Emi, "amigo". Pero luego recordó que ella no era su Emi y que él también poseía ese título, además quedaba otro detallito... Kevin. Quien por alguna razón no le había caído bien.

Y no solo por mirar a Emilia como si fuera un filete andante, no, había algo más que le ponía los pelos de punta, no le inspiraba confianza.

En todo el recorrido por las instalaciones del internado Kevin no desaprovechó ni una sola oportunidad para coquetear con Emilia, cosa que le molestaba al argentino. Y que a la mexicana le parecía dulce, halagador, pero algo empalagoso... se sentía bien tener la atención del alguien sobre ella, maravillosamente bien, hace tiempo que nadie, nadie, a excepción de Josef fijaba sus ojos en ella.

Pero en la mentecilla de Emilia Ruíz solo se repetía un nombre constantemente, para la mala suerte de todos sus pretendientes.

[...]

—Machu quiero que me digas ahora mismo, ¿Quién te dio el derecho de divulgar una noticia tan delicada? —La regañó Soledad, agradeciendo que aquel revuelo no hubiera llegado todavía a oídos de Victoria ni del consejo.

—Es mi venganza Sola, ella se metió con MI novio y conmigo, tenía que hacerla pagar.

— ¿Y acaso vos no pensás por un momento en los demás? ¿No pensaste en cómo esto afectaría a Emilia? ¿A su familia? Todo por, un extraño afán que tenés contra ella —irrumpió Claudio en su habitación, asustándolas—. Malinterpretaste las cosas Machu, ese bebé no es de León, es... mío.

Confesó, sorprendiendo a las Salas.

—Ahora vos, vas a hablar con Jessica, vas a desmentir todo y le vas a pedir una disculpa a Emilia por haberla tratado así, le dio un bajón y se sintió mal, ahora está asustada, piensa que le puede suceder algo malo al bebé.

—Yo estoy de acuerdo contigo Claudio, pero tú, Emilia y yo tendremos una muy larga charla.

—Yo haré todo lo que vos me digas Soledad, solo necesito que por favor me dejes acompañarla está noche, tiene que cuidar a Martina y así de nerviosa les puede pasar algo —pidió—. Y vos, Machu.

El argentino le lanzó una mirada de advertencia y salió de la habitación, en busca de Antonia, ahora tenía que hablar con ella antes de que fuera demasiado tarde.

[...]

—De verdad que se pasó, es algo que a ella no le incumbe y, eso de andar divulgando lo de tu embarazo está muy mal —se quejó Ulises sentándose a mi lado en el playroom.

Decir Adiós | ClaumiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora