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—Muy sonriente, ¿no? —Comentó Antonia cuando me vio llegar a la habitación, yo hice caso omiso a su pregunta, nada, absolutamente nada, podía molestarme en esos momentos. Yo era uno con el mundo, y el mundo era uno conmigo—. ¿Se puede saber por qué?
—Ay, Toñita, pues, qué te digo, se tenía, se tuvo, se hizo lo que se pudo —comenté recordando las palabras del argentino hace tan solo unas horas—. Solo estoy muy feliz, ¿y tú, eres feliz?
No alimentes al avispero Emilia Ruíz.
—Pues, si, dentro de lo que cabe —comentó ella en su entonación fresita, pero ni su tono de voz me molestaba, nada podía amargarme el día.
—Emi, Emilia, Emi...
— ¡Jess...! Debería estar molesta contigo pero, eso no sería sano para mí así que, adelante, pregúntame —uy, de verdad estaba de buenas...
—Muy bien, ¿Cuántas semanas tienes? ¿Te gustaría que fuera niño o niña? ¿Es solo uno o son gemelos? ¿Qué vas a hacer si las autoridades de Like se enteran?
—Six or seven weeks, con que tenga salud soy feliz pero me gustaría un varoncito, solo uno según la obstetra, no lo sé, Soledad intenta ayudarme, ¿sabes? Yo solo espero no perder mi beca, mi familia depende de eso...
—Sabes, mis followers revolucionaron las redes con lo de tu bebé, creo que hasta hay un Hashtag apoyándote. Pero yo les dije que esperaran hasta que tú salieras a la luz pública, o sea, en Like. ¿Quieres hacer un tag? Digo, cuando estés más avanzada, nos digas cómo te sientes, qué se siente...
—Yo, bueno —iba a seguir hablando pero noté la mirada que nos dirigía Antonia, no sé si era molestia, o celos, o ambas. Pero me sentí atravesada por su mirada.
Fue cuando otro de esos dolores de hombro me dio, esta vez acompañado de dolor en el vientre, muy parecido al cólico menstrual. Viernes llega rápido, necesito ir con mi doctora.
—. Jess, ¿te parece si hablamos luego de eso?
Ella asintió y se levantó yendo hacia el sofá yo busqué mi teléfono, comencé a navegar en este hasta dar con la conversación que tenía con Claudio. Me metí al baño en busca de más privacidad.
"Clau, no sé si te comenté pero las molestias continúan, ¿crees que deba pedir un permiso para ir al médico? Estoy algo asustada, esto no me pasaba con Martina". Envié la nota de voz con esperanzas de que la leyera pronto.
Para mi suerte, segundos después ya me estaba respondiendo.
"¿Posta no te hice daño? Emilia, yo me moría de ganas por estar con vos pero mi miedo era lastimarte, lastimarlos. Deja hablo con Soledad, veré que puedo hacer". Aquellas palabras me hicieron enrojecer, quien iba a pensar que terminaría con Claudio Meyer, haciendo lo que inicialmente nos metió en tantos problemas. Si Romi me viera me bañaría en agua bendita.
Yo aproveche para lavarme la cara y así refrescarme, luego salí del baño secándome con una toalla. Jessica ya se había ido, por lo que vi la oportunidad perfecta de hablar con Antonia.
—Oye Toñita.
—Please, no me digas así, me siento como una abuelita —yo rodé los ojos pero aún así continué.
—Tony, ¿por qué me mentiste diciendo que Claudio y tú seguían siendo novios?
Mi compañera de cuarto miró al techo y luego me miró a mí, haciendo una mueca. Pude ver en sus ojos que se sentía culpable—. Es que, sentí celos de ti, ¿sí? De un tiempo para acá yo estaba con Claudio más por no querer estar sola que por otra cosa, y si, admito que me gustaba molestarte porque sabía lo que tú sentías por él pero, ahora que terminamos yo estoy sola, no tengo a Ulises porque está con Keiko, no tengo a Claudio porque está contigo y yo me quedo, sola.
—No, Tony, tú no estás sola, Claudio te quiere mucho, y yo no voy a intentar separarlos. Ustedes han sido amigos toda la vida, yo no sería capaz de eso, además...... juntos, así juntos, no estamos —yo me reí—. Es decir, si, él me gusta y, hace poco me dijo que yo le gustaba pero, no somos nada oficial. De hecho siento que apenas me vea aumentando de peso se va a olvidar de que existo.
—Emilia, tu eres una chava súper linda y demasiado buena onda, cualquiera se sentiría afortunado de tenerte —ya va, Antonia de Haro, consolándome. El mundo se va a acabar—. Sé que no siempre nos hemos llevado bien pero a mí me gustaría que intentáramos ser amigas otra vez.
Yo dije que si con la cabeza, ella se levantó caminando hacia donde yo estaba y me abrazó, abrazo que al principio fue incómodo pero luego correspondí.
—Y Martina, ¿cómo está? —ay, Martina. He tenido tantas cosas en la cabeza que me he olvidado de llamar a mi mamá hoy para preguntarle cómo está Martina, que mala madre soy.
—Dame un momento, le voy a decir a mi mamá que se conecte a la Tablet y así la vemos, ¿va? —Antonia asintió y yo busque mi computadora para hacer lo dicho, en solo unos segundos la llamada ya estaba conectándose—. Ah, y Tony, no menciones nada acerca de embarazos ni bebés, ¿Si? Mi mamá no-
— ¡Hola Emilia!
— ¡Hola mami...! ¡Hola princesa!
—Mamá.
—Mami, ella es Tony, Tony, ella es Silvia, mi mamá —Martina intentaba tocar la pantalla algo confundida, quería verme, ya muy pronto estaríamos juntas. Mientras mi madre intentaba colocar la Tablet en un buen ángulo para que se pudieran ver las dos—. Martina, saluda a Tony, To-ny.
—Hola Martina, hola señora Silvia.
Mi chiquita sonreía entretenida mientras nosotras hablábamos con mi mamá.
— ¿Y cómo se está portando? ¿Algo que contar?
—Pues le está saliendo otro diente, y he tratado de enseñarle a decir el nombre de Claudio, Martina, di Clau-dio.
—To-ny, -lau, Clau.
— ¡Muy bien...! —Felicitó Antonia—. Eres muy inteligente Martina, y tu mamá te extraña mucho.
—Emi, Soledad nos llama —yo volteé la cara encontrándome a Claudio asomándose a nuestro cuarto.
—Claudio —gritó Martina en cuanto lo vio a través de la pantalla.
—Mira quien está ahí, hola nenita —el argentino se acercó a nosotras agitando su mano para que Martina lo observara mejor, pero luego pareció recobrar la seriedad—. Eh, si, Soledad, Emi, urgente.
—Ah, sí, bueno, las tengo que dejar, ¡bye!
—Adiós hija, cuídate, y fue un gusto Antonia, hasta luego Claudio.
—Igual Silvia —Claudio se nos quedó mirando raro, y justo cuando iba a decir algo, yo lo interrumpí.
—Ya arreglamos nuestras diferencias... —hablé yo pasando un brazo por los hombros de Antonia y ella se recostó en mi pecho ahora sonriéndole al argentino, quien respondió de la misma forma—. ¿Nos vamos?
[...]
—Emilia, hablé con Victoria y ella está de acuerdo en que te demos los permisos pertinentes al menos hasta que debas tomar el reposo por maternidad —yo asentí, tragando duro—. Al principio estuvo un poco alterada pero su coach estuvo a tu favor y eso significa buenas noticias, ahora, Claudio no te va a poder acompañar al médico hoy pero yo sí.
—Pará, es mi bebé también, eh.
—A ver, Claudio, cálmate. Solo es una revisión de rutina, te prometo que te voy a traer el ultrasonido, ¿sí? —yo apreté su mano y dejé un beso en su mejilla, convenciéndolo.
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Decir Adiós | Claumilia
Short StoryMe resigné a verte feliz, a observarte de lejos, a sonreír cuando tú lo hacías. Porque aunque no fuese a tu lado, tu felicidad me contagiaba. Te dije adiós, poder decirte adiós, es crecer. · Pero al parecer el destino tenía otros planes para ti y pa...