[04]
Mi vuelta a clases solo significó un lío más en mi cabeza, entre mis constantes visitas a la enfermería y el atosigamiento de León y Ulises por mi estado me estaba volviendo loca. Además no me dejaban sola en ningún momento del día, eso y que no permitían que Claudio Meyer se me acercase a menos de 10 metros o él corría el riesgo de ser lanzado por la ventana.
La actitud protectora de mis amigos era la cosa más dulce y tierna que había visto, pero he de admitir que sentía incómoda porque no tenía un momento de sosiego, únicamente me dejaban sola cuando estaba con Lala o me iba a dormir, y en el dormitorio no tenía mucha paz que digamos; entre Jess y su canal, y Antonia presumiendo su relación con Meyer, el único momento del día en el que me sentía plena y feliz era ese en el que entraba a la sala de música y me desahogaba tocando el mejor instrumento, mi voz.
De verdad que se volvía agotador andar entre clases, tareas y obligaciones. Realmente agotador, yo solo quería comer y dormir, pero el día no tenía suficientes horas.
Para rematar las hormonas no me ayudaban en lo absoluto, estaba extremadamente sensible y lloraba por cualquier cosa, tanto así que lloré cuando Machu y León discutieron y yo no tenía nada que ver en la pelea... lo peor es que María Asunción me miraba mega extrañada y yo solo podía responder que no podía parar de llorar.
Pero esto, era la cereza del pastel, no sé ni cómo demonios se enteró Jess de que en el Like hay una chica embarazada, pero lo hizo. Y ahora con tantos rumores corriendo por los pasillos para mí era más difícil esconderme. Con León y Ulises ya planifiqué mi primera cita con el obstetra y este fin de semana voy a ir a realizarme los chequeos de rutina para ver el desarrollo del bebé y cómo se encuentra, también saber de cuantas semanas estoy y todo eso.
—Te juro que no voy a descansar hasta dar con el paradero de esa chica, en serio, ¿tú qué opinas Emilia? ¿Tienes alguna idea de quién puede llegar a ser?
— ¿Yo? N-n-no —respondí nerviosa, quería salir corriendo, afortunadamente Keiko-Chan apareció en mi rescate y yo gustosa me levanté de la silla para ayudarla en lo que necesitara—. ¿Qué sucede Keiko?
—Lo sé todo —vaya que la japonesa no pudo esperar mejor momento para decirme semejante cosa—. Yo no saber mucho español pero si darme cuenta del cambio en ti —respondió la nipona colocando una mano en mi vientre, yo la arrastré conmigo a la habitación más cercana, afortunadamente estábamos las dos solas—. Ulises me lo confirmó.
—Y-yo... Keiko.
—No tener nada que explicar, un bebé siempre saca lo mejor de cada uno de nosotros —y aquí va la Emilia llorona nuevamente, la asiática me abrazó de manera fraternal por lo que pude fluctuar todo el peso que llevaba en mis hombros en ese instante.
—Soy una tonta —chillé, pero como ella no dijo nada me separé del abrazo—. No entendiste eso, ¿verdad?
La nipona negó, a lo que yo reí ligeramente y la abracé nuevamente. Vi que tenía su teléfono en la mano por lo que use la aplicación del traductor y pulse en grabar.
— ¿Quieres saber quién es el papá? —ella dijo que si con la cabeza, y esa sonrisa tan adorable propia de ella, siento que la amo—. Okey, pero no tienes que decirle absolutamente a nadie.... Es, Claudio Meyer.
[...]
—Keiko, ¡Keiko, Keiko, Keiko! No, déjalo respirar, Keiko, ¡Ulises has algo por favor!
—No, la verdad yo estoy disfrutando mucho de esto.
—Ay no, lo va a matar, ¿León?
—Coincido con Ulises.
Par de inútiles.
Mientras Claudio se tornaba de un color azul moteado yo intentaba separar a la asiática del argentino porque si no mi bebé se iba a quedar sin padre.
—Keiko, ya detente, Keiko, no, no, mala Keiko —señalé, a lo que ella se detuvo, al fin.
—Ay Diosito, ¿estás bien? —Claudio asintió siendo recibido por una tos debido a la falta de oxígeno y yo miré a Keiko que aún lo miraba queriendo atravesarlo con su rasho láser—. Keiko, no puedes ir por la vida asfixiando a la gente, algún día van a salir lastimados...
Mi amiga japonesa comenzó a quejarse en su idioma por lo que yo preferí alejarme un poco y quitarle su teléfono en caso de que lo quisiera traducir, estaba segura de que no eran palabras bonitas las que decía.
— ¿Se puede saber porque yandere quiso asesinarme? —yo miré al cielo pidiendo perdón por todos mis pecados y luego voltee hacia Claudio que estaba muy atento a mis movimientos.
—Tenemos que hablar, acompáñame por fav--
— ¡Clau! Necesito tu ayuda.
Yo rodé los ojos, ¿siempre alguien tenía que interrumpirme acaso?
—Sabes que Tony, Emilia necesita decirle algo MUY importante a Claudio, será para más tarde —interrumpió León, a lo que yo asentí.
—No pero, yo soy su novia, lo de Emilia puede esperar para más tarde.
—Dale Tony, solo va a tomar unos minutos —quizás horas.
Yo caminé con Meyer hasta llegar a su cuarto, en donde me senté en el sofá ya cansada.
—No puedo con tanto, en estos momentos solo desearía comer y dormir todo el día —me sobé las sienes y cerré los ojos intentando relajarme.
— ¿Y qué es lo que sucede?
—Claudio, yo —lo halé del brazo he hice que se sentara a mi lado—. Lo que te voy a decir es muy difícil, yo de verdad me sentí muy mal cuando me rechazaste y cuando, comenzaste a andar con Antonia, pero yo entiendo que no gustes de mí y, también que las cosas no se pueden forzar pero...
— ¿Pero? —Yo no terminé mi frase porque corrí al baño con las ganas de vomitar a mil—. ¿Emi?
—No entres, no quiero que me veas así, vulnerable —chillé.
— ¿Todo bien? —yo asentí saliendo del cuarto de baño y recostándome ahora en el sofá, él estaba apoyado de la escalera.
—Claudio, todos esos mareos, náuseas, vómitos y achaques... no son porque estoy enferma, yo... estoy, en cinta.
— ¿Qué? No te entiendo Emi.
— ¡Que estoy embarazada, coño!
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Keiko-Chan es adorable, tu lo sabes, yo lo sé, todos lo sabemos...
Pero en fin, no se acostumbren, no suelo actualizar tan seguido, por ahora toca disfrutar, ¿qué les ha parecido el CaP?
ErxLee.
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Decir Adiós | Claumilia
Short StoryMe resigné a verte feliz, a observarte de lejos, a sonreír cuando tú lo hacías. Porque aunque no fuese a tu lado, tu felicidad me contagiaba. Te dije adiós, poder decirte adiós, es crecer. · Pero al parecer el destino tenía otros planes para ti y pa...