Huele bien...
No podía creer que su corazón se pudiese apretar tanto y que sus ojos le doliesen de esa manera. No podía ser posible, se sentía como si el ir creciendo implicase que había más espacio para sentir, para sufrir ¿Quién le hubiese dicho que podía sentirse tan mal por algo sin sentido?
Sus dedos son suaves en su cabello, se deslizan desde la raíz hasta las puntas dándole agradables escalofríos que deberían calmarlo...
¿Qué le pasaba? ¿Por qué se sentía tan derrumbado por algo tan estúpido? Ni siquiera tenía sentido, su mente le recriminaba lo que su corazón sentía. No debería estar sufriendo de esa forma por algo que no era real. No tenía derecho a querer dejarse la vida en lágrimas y gemidos de dolor. En especial porque era estúpido sufrir tanto por algo tan pequeño ¿No...?
- Tranquilo...
Su voz es reconfortante, solo quiere oírla más, rogar que sea un hechizo y pueda serenarlo...
Tweek asintió, aunque no podía hablar. Solo era un desastre de sentimientos sin sentido. Tal vez estaba loco. Esa podría sería su única respuesta viable. El dolor en su pecho no tenía justificación y aun así se sentía tan mal. Solo quería llorar. No, ya lo estaba haciendo. Jamás creyó que podría sentirse de esa manera.
- Aquí estoy.
Su voz es tan cercana que cree en sus palabras...
Sus ojos le ardían como si no hubiese dormido y los párpados le pesaban demasiado. Le dolía. Cada ápice de su ser le dolía. Sus dedos estaban fríos, su pecho estaba encogido, su cabeza estaba formada de pensamientos brumosos, pegajosos y pesados ¿Eso podría tener sentido? Tal vez estaba loco. Seguramente estaba loco. No quería sentirse así. Pero al mismo tiempo se aferraba con todas sus fuerzas a ese dolor porque era lo único que tenía en ese momento.
- Nomesueltes. –murmuró y notó que hasta la saliva en su boca era tan espesa que no le dejaba formar espacios entre las palabras.
Así que volvió a hundirse en el regazo, abrazó la cintura oculta en la holgada camisa blanca y chaqueta de jean azul. Una parte de él sintió reconfortante el poder aferrarse con fuerza al material duro, la sensación entre sus dedos era real. Un simple ápice de cordura en esa marea de confusión.
- Jamás lo haría. –prometió Wen, tomándolo del rostro con una sonrisa tan suave que solo lo hizo querer llorar más- Pero dime qué pasó ¿Te peleaste con Craig...?
Negó. Pero le fascinó esa pregunta, cuando fingió romper con el pelinegro, fue Wen quien corrió a consolarlo. Ahora era esta persona cerebral y empática quien lo sostenía en su momento más extraño. En verdad eran amigos. No estaba solo con esos sentimientos que no sabría explicar a otra persona. Le alegraba saber que Wen no lo estaba juzgando. Él podía con esa tarea muy bien y por su cuenta.
- ¿Es un mal día...?
A veces los tenía. Las ideas se acumulaban en su mente y lo hundían, obligándolo a no ir a clases y solo quedarse con los ojos cerrados, buscando su lugar feliz. Pero negó. No era eso.
- ...es... -tragó- es una tontería.
- Nunca es tonta la razón por la cual alguien llora. –explicó Wen, deslizando el pulgar por debajo de sus ojeras, recogiendo el camino húmedo de lágrimas con cuidado- No debes hablar de ellos si no quieres, yo no voy a forzarte. Pero no existe un medidor universal de cuándo es o no correcto llorar. Tampoco es malo hacerlo y yo voy a seguir aquí mientras quieras. –sonrió, luchando por animarlo- Solo quiero saber si debo tomar la cabeza de Tucker e impactarla contra el cemento hasta arruinar su antipática cara.
ESTÁS LEYENDO
Próspero y Simple «South Park» [Creek]
Hayran KurguCapítulos auto-concluyentes. [Historias Cortas de menos de 4 mil palabras] «Creek» En la inocencia de su infancia, surgen momentos especiales. Aún siendo una relación que inició de forma curiosa, esta va desarrollándose para digna de contar. Portad...