Primeros Sentimientos

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Largos minutos después, Steve salió del baño envuelto una toalla, encontrándose con que la habitación estaba vacía, lo cual le dió tranquilidad. No se sentía capaz de soportar el ver a Tony nuevamente después de lo que había pasado y más aún, porque el había estado involucrado en su sueño.

Al pensar nuevamente en Tony, un rubor se extendió por su rostro. Tony, no entendía todavía porque su corazón latía fuerte cuando ese hombre le regalaba una sonrisa o cuando le hablaba con esa voz tan suya. Lo conocía hace varios años, y aunque no lo veía muchas veces, ese hombre provocaba cosas en él que no podía controlar o siquiera entender.

Decidió dejar esos pensamientos de lado, porque sabía que si seguía por ese rumbo, terminaría en un embrollo de pensamientos confusos y lo que menos necesito ahora era eso. Ya tenía suficiente con tratar de entender que le había pasado a su cuerpo y porque reaccionaba de esa forma con el mayor.

*****

Estaba terminando de colocar sus tirantes y ajustar su calzado cuando unos golpes se escucharon en la puerta.

Dió un respingo y decidió quedarse en completo silencio, temiendo que se tratase del castaño mayor, pero, contrario a sus pensamientos iniciales, fue la voz de Peter la que se dejó escuchar, por lo que corrió rápidamente a abrir la puerta y a meter al adolescente rápidamente a la habitación, para luego revisar que no hubiese nadie más y cerrar.

—gracias por venir, por un momento pensé que era Tony— dijo pretendiendo normalidad, mientras terminaba de ajustar sus prendas y caminaba hacia un espejo de cuerpo completo que había en la habitación para observar su aspecto, poniendo especial atención en su vestimenta, lo que saco una sonrisa en el castaño.

—le llamaste Tony— dijo un poco burlón, haciendo caer en su error al rubio y sacándole un sonrojo.

—eh, y-yo lo siento— se disculpó suavemente, reprendiendose mentalmente por su error, para después preguntarse, no solo porque lo había llamado así, también porque se avergonzaba tanto cuando hablaba de él.

—te vez bien— acotó pacíficamente Peter, notando que el rubio no dejaba de verse en el espejo frente a él.

—¿Te parece? No sé, no estoy seguro de que a él le guste— dijo con un dejó de inseguridad mientras volvía a repasar su aspecto físico y acomodaba unos rebeldes mechones rubios que se habían desordenado de su pulcro peinado.

—a papá Tony le encantará, no te preocupes por eso— "le gustas de cualquier forma, aunque sea demasiado terco para admitirlo" quiso agregar, pero decidió dejarlo para si mismo.

—yo... Y-yo no... ¡Yo no hablaba de Tony... Del señor Tony!— gritó completamente nervioso y sumamente sonrojado, para luego dar un gruñido de frustración y pasar sus manos bruscamente por sus cabellos, desordenandolos por completo. —perdón, no debí gritarte, tu no tienes la culpa... Es solo... Es solo que no entiendo lo que pasa, lo que me pasa, estoy confundido... Y asustado— murmuró apenado y frustrado, mientras caminaba a la cama con la cabeza gacha y se sentaba en ella, poniendo sus codos sobre sus muslos y sosteniendo su cara entre sus manos, sin atreverse a mirar a Peter.

—no te preocupes por eso, te entiendo perfectamente y estoy aquí para ayudarte. Soy tu amigo, nunca olvides eso. Ahora tu y yo necesitamos hablar— le dijo mientras caminaba hasta la cama y se sentaba al lado del rubio y pasaba un brazo por sus hombros.

******

Peter escucho a Steve pacientemente y le explicó lo que había ocurrido con su cuerpo, también le dió tips y consejos en respuesta a lo que pasaba por su cabeza, llegando a la conclusión de que Steve no podía seguir compartiendo cama con Tony y que necesitaba su espacio y su privacidad.

A Peter le sorprendió saber que Steve tenía catorce años, su misma edad, y sonrió, porque eso significaba que faltaba poco para que Steve regresara a la normalidad.

Después de su plática, ayudo a Steve a organizar sus pertenencias para llevarlo a otra habitación.

Camino charlando con él de temas triviales, hasta que llegaron a la puerta de una habitación más que conocida por él. Dió una honda inhalación antes de tomar el pomo entre sus manos y girarlo, abriendo la puerta y dejando que el familiar y conocido aroma de Steve llenara sus fosas nasales. Llevaba tanto tiempo sin captar, en su más pura esencia, aquél aroma que le hacía sentir seguro y querido.

—puedes quedarte aquí por el momento ¿Te gusta?— preguntó Peter con curiosidad, mientras estudiaba las reacciones del rubio.

Steve miró el lugar con curiosidad, antes de que una sonrisa se extendiera por su rostro, el lugar era perfecto, le encantaba. Pero su ilusión se desmoronó cuando reparó en las maletas que se encontraban en la puerta.

—me encanta, es más de lo que he tenido en mi vida y es muy acogedor, pero me parece que está habitación ya tiene dueño— comentó cuidadosamente, mientras señalaba el equipaje en la puerta.

Peter trago grueso al fijarse en las maletas que había hecho el rubio antes de todos los confusos sucesos que habían ocurrido en los últimos días, también recordó su mirada herida y la infinita tristeza que lo rodeó, antes de autosacrificarse por salvar su vida y la de su padre. Dió un largo suspiro antes de continuar.

—tienes algo de razón. Esta habitación pertenece al hombre más increíble, cariñoso, paciente y generoso que he conocido. Verás, espero que no se lo digas a nadie, pero está habitación pertenece al hombre que es como otro padre para mí. Él me ha enseñado mucho y me ha dado todo lo que mi papá Tony no ha podido darme, lo quiero como no te haces una idea, pero, él está en un largo viaje ahora, del cual no ha podido regresar, así que no debes preocuparte, puedes disponer del lugar como gustes, no creo que a él le moleste— le dijo con cariño, sin poder evitar que los ojos se le llenarán de lágrimas por la emoción y por la sensación de vacío que le dejaba el que su papá Steve, como le llamaba en secreto, no estuviese del todo con él.

—¿Estas seguro, Peter?—pregunto angustiado y algo temeroso.

—completamente seguro— contestó el castaño menor con seguridad.

—siendo de ese modo, te lo agradezco mucho, Peter. Gracias por todo lo que has hecho por mí, has Sido de gran ayuda— le dijo el rubio con una enorme sonrisa.

—no tienes por qué agradecer— "quien verdaderamente tienen que agradecerte soy yo, gracias a ti por todo lo que has hecho por mí" dijo en su mente, mirando al rubio con cariño. —¿puedo pedirte algo?— preguntó suavemente, a lo que el rubio asintió. —¿Podría... Abrazarte?— pidió con el mismo tono de voz, temiendo que su petición incomodar a de alguna forma al rubio.

—claro que puedes hacerlo, para eso son los amigos después de todo, no— dijo el rubio con jovialidad, mientras sonreía hermosamente y rompía la distancia, antes de estrechar al castaño en sus brazos, quedando estatico por lo repentino del acto, pero respondiendo tan pronto fue consciente de todo lo que pasaba.

Una lágrima rodó por su mejilla y una sonrisa triste se dibujo en sus labios, sin importar su tamaño o su edad, Steve siempre sería Steve.

Rápidamente secó su lágrima y al separarse del rubio platicaron de varios temas más, desayunaron y después acomodar las pertenencias del rubio y guardaban las maletas en el armario.

****

Peter se encontraba haciendo su tarea. Hacía más o menos dos horas que había dejado a Steve durmiendo en su habitación, pues al parecer sus actividades recientes y el estrés de la mañana habían terminado por agotar al rubio. Después de hacer sus tareas, arreglo su habitación por si a Steve no le gustaban su nueva habitación y decidía ocupar la suya, aunque dudaba que eso llegase a ocurrir. Steve estaba encantado con su vieja habitación.

Cuando estaba por terminar de poner todo en orden, un potente y desgarrador gritó se dejó oír, seguido de un llanto histérico.

Peter, sin dudarlo ni por un segundo, soltó todo lo que tenía en la mano y salió corriendo hacia la habitación del rubio, que había sido el lugar de donde había provenido el grito, temiendose todo lo peor.

Enamorándome De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora