Luto

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Al abrir la puerta, Peter encontró a Steve llorando desconsolado, mientras abrazaba sus rodillas en la mitad de la gran cama.

Un grueso nudo se formó en su garganta, pues recordaba que hace no mucho él era el niño que lloraba por la muerte de sus tíos, y fue precisamente Steve quien se encargó de reconfortarlo y hacer que el dolor fuese menos intenso.

Avanzó con cautela y cuando se encontró en una posición bastante cercana al rubio, se sorprendió cuando esté, sin previo aviso, se lanzó a sus brazos y continuó con su desgarrador llanto.

Peter, sin saber que hacer, lo rodeó con sus brazos y repartió suaves caricias por su espalda, mientras murmuraba palabras reconfortantes, procurando que fueran neutrales, para evitar conducir al rubio a una situación incómoda.

—...tiene que ser una pesadilla, cuando despierte, papá estará a mi lado para contarme historias de batallas y para construirme más aviones de madera... Esto no es real, papá no ha muerto...— murmuró medio ido el rubio, mientras cerraba fuertemente los ojos y contaba hasta veinte.

Peter, apresado por los recuerdos e incapaz de seguir soportado por más tiempo todo el peso en sus hombros, dejó que sus propias lágrimas escaparan de sus ojos, mientras se aferraba más fuerte al rubio, y por un momento se olvidaba de fingir ser el adulto y volvía a ser el niño asustadizo e inseguro que era cuando no tenía su traje puesto.

Él, mejor que nadie sabía lo que se sentía perder a un padre. Había perdido a su padre biológico cuando era solo un pequeño infante, había perdido a su tío cuando estaba empezando el escabroso y confuso camino de la adolescencia y, cuando creía que había encontrado una familia en Tony y Steve, la vida le quitaba a Steve, convirtiéndolo en un niño y dejándole con la incertidumbre de no saber si algún día iba a volver.

Sumado a eso, las imágenes que observo de todo el calvario que había vivido Steve a lo largo de todo este tipo a causa de los desplantes y los desprecios de su padre, no haciendo en nada por aminorar el dolor y la frustración que llevaba por dentro. Las lágrimas que caían aumentaron considerablemente su ritmo y empaparon el rubio cabello del contrario.

El rubio cesó un poco su llanto al sentir las lágrimas del otro castaño cayendo sobre su cabeza y le miró fijamente, tratando de hacer que su garganta funcionase correctamente para poder preguntar, pero no fue necesario, pues la voz del castaño se dejó oír.

—se que es duro, Steve. Mejor que nadie lo sé, mi padres biológicos murieron en un accidente en el laboratorio en el que trabajaban, a mi tío lo asesinaron en un robo al banco y mi tía murió debido a un atentado. Conocí después a Papá Tony y al hombre más cariñoso, honesto y valeroso del mundo. Él... Él salva a las personas... ¿Recuerdas que mencione que él está de viaje? Pues, la cuestión es que no se si él vaya a regresar... Él se fue por salvarnos a papá Tony y a mí, pero, a donde se fue no puedo alcanzarlo, no sé si cuando vuelva él me va a recordar, no sé si él va a recordar todos los momentos que compartimos juntos... Lo que más me duele de todo esto es que nunca puede expresarle lo verdaderamente importante que es para mí y qué, en el tiempo que vivió aquí, no fue completamente feliz... Si pudiera retroceder el tiempo, le diría todo lo que no fui capaz de decirle y haría más por él... Jamás le dije lo importante que era para mi— dijo con la voz temblorosa y ahogada por el llanto que no cesaba por más que se secaba los ojos.

Steve le miró con cariño y comprensión y le abrazo, permitiendo que el dolor de ambos pudiese salir con libertad, y superando juntos las penas que los atormentaban.

****

Tony, que había escuchado el grito gracias a Jarvis, y que había corrido poco después de su hijo, miraba con el corazón destrozado y escuchaba todo lo que los menores habían platicado. Se sentía como la peor basura del mundo. Él había causado esto, si tan solo se hubiese dado cuenta de que estaba actuando mal, si tan solo no fuera un imbécil sin tacto, si tan solo hubiese dejado de ser un maldito cobarde por una vez en su mísera vida, probablemente las cosas hubiesen Sido diferentes.

Sus equivocas acciones no solo habían dañado profundamente a Steve causandole total infelicidad y dolor, también habían dañado a Peter, quien encontró en Steve todo lo que le hacía falta como padre a él.

En verdad no había un solo día en el que no se arrepintiera por todo el daño que causó en un intento por excusar su maldita cobardía.

Se preguntaba internamente si era tan malo, porque todo lo que tocaba lo destruía, a pesar de haberse graduado con varios títulos y de ser un renombrado inventor.

Se retiró silenciosamente de la escena que allí se desarrollaba y se dirigió al mini bar que se encontraba en la sala de estar. Tomó una botella del licor más fuerte y caro que encontró, la abrió rápidamente y lo bebió de golpe, dejando que el líquido quemase su garganta.

Fragmentos de su vida empezaron a proyectarse en su mente. Retazos de una infancia gris y una adolescencia tormentosa. Recuerdos de todo su tiempo invertido en hacer que su ingrato y mezquino padre le diese aunque fuese una pizca de amor y de atención.

Un grito herido, lleno de dolor y frustración salió de su garganta, antes de que arrojará la botella con fuerza, permitiendo que está se destrozara con la pared más cercana, las lágrimas no tardaron en aparecer, por lo que llevo sus manos a su rostro y se dejó caer, tratando de menguar sus sollozos.

—¡Por qué, maldita sea! ¡Howard, porque mierda no me hiciste mejor persona! ¿¡No eras acaso un maldito genio, un inventor!? ¿¡Por qué me hiciste así!?— exclamó herido y sollozante, mientras se permitía llorar libremente.

No habían palabras para definir su gran estupidez, tuvo todo lo que siempre quiso frente a sus ojos, todo lo que esperaba hallar en que que sería su compañero de vida, pero, había Sido tan cobarde para verlo, que había preferido ocultarse en una manta de frialdad e indiferencia.

Ahora, ya no tenía nada de eso, todo se había perdido y le aterraba pensar en el mañana, porque... ¿Que le garantizaba que las cosas iban a ser igual que siempre?

Si Steve regresaba a su estado normal, él lo repudiaria por todo el daño que le había causado, y se iría sin detenerse a mirar atrás, y si Steve dejaba de recordarle, sencillamente dejaría de amarle y él se quedaría como el niño que siempre había Sido en el fondo; el niño solitario que lo único que buscaba era amor.

Habían muchísimas variables existentes, pero, prefería no pensar en ninguna porque le aterraba lo que pudiese suceder.

Seguía consumido por su doloroso llanto, ignorando el tiempo que había transcurrido, hasta que unos brazos delgados y pálidos se envolvieron en su cuello y una voz susurro

—no llores, no me gusta verte llorar. No estas solo...

Enamorándome De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora