Capítulo 3

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Si a Haley le hubiesen preguntado en aquel momento el motivo por el cual mantenía las manos cerradas en un puño, con toda probabilidad habría mentido descaradamente, aunque su nerviosismo resultaba tan evidente que no hacía falta hacerlo si quiera.

Rose no había vuelto con ellos pues tenía que hacer un recado o algo así le había dicho a su amiga, que maldijo para sus adentros cuando esta se lo contó mientras se alejaba a toda prisa.

Nada más traspasar el umbral de la casa que compartían, Seungcheol desapareció y se encerró en su cuarto sin mediar palabra. Haley suspiró elevando la ceja y decidió imitarlo e ignorar su existencia al menos por las próximas horas en las que aprovechó para ducharse, comer algo y seguir leyendo ese libro de historia medieval que aún tenía pendiente.

Fue tiempo después, tirada en el sofá de cuero con aquel libro entre las manos, que su mente comenzó a evadirse y la presión de la situación le impedía concentrarse. Odiaba discutir con él, era horrible, pero si eso era lo que necesitaban para poder volver a dirigirse la palabra con normalidad, tendrían que hacerlo.

Haley dejó el libro y la manta que cubría sus piernas sobre la mesita de café y se encaminó hacia la primera planta de la casa donde se encontraba la habitación de su malhumorado jefe.

Se tomó un par de segundos para reflexionar antes abrir la puerta e internarse en la habitación tenuemente iluminada. Allí estaba él, recostado en su sillón favorito, vestido con su pijama favorito de Armani mientras veía una película, que ella en aquellos momentos no supo identificar.

Haley avanzó hacia él y se paró frente al televisor obligándole así a que fijase la mirada en ella. Seungcheol tragó saliva disimuladamente al darse cuenta que vestía tan solo una camiseta muy ancha que dejaba al descubierto sus largas piernas. Pero aún así su expresión seria se mantuvo imperturbable.

¿Qué quieres? — Inquirió él.

Un viaje a Noruega y una casa en la montaña.

No estoy de humor para bromas Haley, déjame solo — Seungcheol apartó la mirada visiblemente molesto.

¿Qué voy a querer si me planto delante de la tele para que por fin te dignes a dirigirme la palabra? No creo que sea muy difícil averiguar que quiero que hablemos. — Añadió ella sin percatarse que había vuelto a apretar los puños, odiaba ese tipo de situaciones.

¿Y de qué quieres hablar? — Masculló él con indiferencia, lo que hizo que el escondido mal carácter de la morena comenzase a revelarse.

Como no dejes de hacer el imbécil, me vas a enfadar de verdad y voy a dejar de intentar arreglarlo — El moreno pudo notar que la mirada de la chica se encendía y por su expresión facial y su tono de voz supo que no debía seguir con esa actitud o la casa terminaría en llamas. Era hora de enfrentar el conflicto.

— Enfadado y molesto estoy yo Haley y mucho, cuando entraste en la banda aceptaste unas normas y si yo te digo que hagas algo, deberías hacerlo y no pasarte mis órdenes por donde te da la gana — Seungcheol se levantó del sillón haciendo patente la rabia que le invadía.

Sabes perfectamente que cumplo y acepto las normas, cuando tienen sentido. Irme de la nave en aquel momento era una idea estúpida ¿Y si Yoon llega a intentar venderte una bazofia barata? ¿Tengo que callarme y no decir nada? A no, espera que ni siquiera iba a poder estar presente ¿Dónde queda mi trabajo entonces? ¿Qué hago aquí? — Haley alzó la voz.

¡No entiendes nada! Me importa una mierda si Yoon me vende una chorrada como si fuese oro — En esta ocasión quién alzó la voz fue él, haciendo que la atmósfera se tensara un poco más — Tarde o temprano me hubieses dicho que era mentira, le hubiese pegado una paliza por ser una rata mentirosa y todo arreglado. A mi  lo único que me importaba era que aquello era jodidamente peligroso para ti, todos en esa puñetera nave estaban armados menos tú y aunque hubieses tenido un arma, no hubieses sabido utilizarla. Eras un blanco fácil.

The Improvised Robbery » Seventeen (En curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora