♥ 23.

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Día 23: Con fiebre.
N/A: ¿Alguien dijo Maratón improvisada? ¿No? Pues me vale <9¾.
La escena final es básicamente esta que, a su vez es de mis momentos favoritos en Dragon Ball :').

La escena final es básicamente esta que, a su vez es de mis momentos favoritos en Dragon Ball :')

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🌸 Maratón improvisada (1/?) 🌸

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🌸 Maratón improvisada (1/?) 🌸

—¡Nos va a matar! ¡Es todo, se acabó! ¡Ha sido un gusto conocerte, en serio!

Bakugō suelta un quejido y maldice mentalmente cuando esos gritos taladran sus oídos, además, se acaba de dar cuenta que su cuerpo le está pesando, que la cabeza le duele a horrores, que no puede abrir ni los ojos ni la boca, y que hace frío, demasiado frío.

—¡Debemos mantener la calma! Blasty v-va a estar bien ¡Solo vamos a dónde te dije!

—¡Pero él es solo un practicante!

—¡¿Tienes otro plan?!

Siente como tratan de levantarlo y eso le enoja, su cuerpo tampoco responde y la sensación de estarse congelando regresa con mayor fuerza.

—¡Mierda, se movió! ¡Se movió! ¡No, no puedo! ¡Se va a levantar y nos va a matar! ¡Ni siquiera le he pedido a Jirō una cita! ¡¿Por qué nos pasa esto?!

Bakugō reconocía perfectamente a los dueños de esas voces chillonas, y en serio se estaba planteando la posibilidad de exterminarlos ni bien toda esta mierda acabara.

"¿Por qué nos pasa esto?" ¡Eso se lo debería estar preguntando él, por un demonio!

Pero ni eso logra sin sentir un pinchazo de dolor, así que al rubio no le queda de otra que dejarse hacer y permitir que los idiotas/supuestos "amigos" le lleven a donde sea que tengan planeado.

Por primera vez ruega que esos dos tengan algo de cerebro y sepan que es lo que están haciendo.

Por primera vez ruega que esos dos tengan algo de cerebro y sepan que es lo que están haciendo

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Abre los ojos con inmensa pesadez, con algo de dificultad examina el lugar en el que está. Una habitación medianamente grande, con varias ventanas con cortinas blancas y algunas camillas. Es una cabaña con una chimenea al fondo que en verdad le ha ayudado a eliminar la sensación de frío.

«¿Camillas?» piensa al mismo tiempo en que siente algo húmedo sobre su frente. Lleva su mano a esa zona encontrándose con un paño, frunce el ceño al no poder entender completamente.

—Tienes fiebre alta.

Katsuki se levantó de golpe, maldiciendo en voz baja por el mareo que le causó aquella acción, sin perder tiempo observó a la persona que le había hablado.

Cabellos y ojos de dos colores, un rostro que de serio había pasado a preocupado y que le estaba pidiendo a través de gestos que por favor se volviera a acostar.

—¿Quién rayos eres tú?— espetó irritado al mismo tiempo que de un manotazo lo apartaba —¿Dónde mierda estoy?

Le oyó soltar un suspiro al recoger el paño que con todo el ajetreo se había caído, sin perder tiempo lo había vuelto a mojar.

—Necesitas reposo, tus... Tus amigos dijeron que tuviste un accidente mientras caminaban cerca al río.

—Ah, ¿Eso dijeron?— una palpitante vena se dejaba notar en su sien —Hasta donde recuerdo fue uno de esos imbéciles quien me empujó, cuando salga de este jodido lugar personalmente mataré a ambos.

—¿Por qué a ambos?

—Porque se me da la puta gana.

Shotō negó no pudiendo creer las cosas que ese chico era capaz de decir. Tal vez le faltaba más experiencia con estas cosas.

—De todos modos, necesitas reposo un par de horas más, la fiebre no ha bajado por completo, tu rostro aún sigue rojo.

—¡¿Y quién te crees para ordenar-?!— se detuvo a medio grito y medio segundo después estornudó sintiendo ya como la ira lo volvía a embargar —¡Demonios!

Contrario a lo que pudo haber hecho en otras ocasiones Katsuki volvió a acostarse, no sin antes cubrirse por completo con las sábanas y gritar un "¡Largo!"

Shotō en serio no le entendía. Aunque, al menos pudo ponerle el paño en la frente de nuevo.

Esta vez se sentía más que preparado para acabar con esos ineptos

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Esta vez se sentía más que preparado para acabar con esos ineptos.

Calculaba haber dormido unas cuatro horas mientras estiraba sus brazos liberándolos así de su entumecimiento. ¡Ya era hora!

Estaba listo para salir de allí cuando se dió cuenta de que no estaba solo.

Ni había notado que al lado de su camilla había una mesita, mesita en la cual dormía aquel raro de dos colores, ahora que lo veía bien este tenía unas grandes ojeras y los cabellos desordenados.

Katsuki miró de nuevo y notó que al lado del sin nombre también habían dos tazas con chocolate caliente.

Una sensación extraña lo embargó, las ropas del desconocido parecían ser las de un practicante de medicina. Lo que indicaba que él posiblemente se había quedado cuidándolo todo el día.

De pronto tantas ganas de irse no tenía.

💥50 DÍAS ❄ BAKUTODO🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora