❛Son cincuenta momentos, cincuenta sensaciones, que comprueban que ambos son el ejemplo de que una relación no necesita ser 'normal' para ser increíble.❜
[🌻] Un reto que con solo hallarlo, pues me dio la motivación necesaria para participar, cincue...
▶N/A: Los peques tienen 9 añitos;;. ¡Me encanta escribir de ellos así! Ay no sé.
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🌸 Maratón improvisada II (6/?) 🌸
Hay muchas cosas que a los niños les crean ilusión: las figuras de acción, sus héroes favoritos, los dulces-juguetes en general; y las mascotas.
Katsuki había hecho un berrinche increíble a inicios de mes, ¿Motivo? Quería adoptar un perro, un gato, ¡Incluso una tortuga! ¡Lo que fuera! ¡Quería una mascota!.
Mitsuki trató de hacerle entrar en razón, de que a su edad no era muy buena idea tener un animalito, que por más cruel que sonase no sabría cómo cuidarlo y se terminaría aburriendo.
Aunque, eso al final terminó en una fuerte discusión en el que se vieron involucrados hechos algo personales.
El clásico de como una charla sana madre-hijo donde se habla de la responsabilidad termina volviéndose una "batalla" donde le recuerdan a Katsuki que aún es un mocoso de nueve años muy maleducado con problemas a la hora de hacer cosas simples como arreglar la cama y aguantar a los demás.
Además, Mitsuki no iba a tolerar que la haya llamado vieja bruja. ¡Eso era inaceptable! ¡Ella no estaba vieja! ¡Y tampoco era una bruja!
—De todos modos— pronunció la mujer mientras lavaba algunos platos —Shotō al parecer también quiere adoptar una mascota. Iremos los tres más tarde.
Katsuki por poco e hizo otra rabieta, bueno, no le quedaba de otra, su madre hacia del cucharón su arma mortal.
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—¿Qué clase de animal desean adoptar?
Esa fue la única pregunta que Katsuki escuchó por parte del señor que los estaba atendiendo. Ni corto ni perezoso su curiosidad terminó ganándole y empezó a recorrer parte del lugar, escuchaba los ladridos y los maullidos así como otros sonidos que, si bien no eran muy abundantes, dejaba entender que habían más tipos de animales por allí.
—¡Deberíamos adoptar un perro enorme!— gritó animado, imaginando lo genial que se vería.
—No creo que sea buena idea.
Prestó atención a la persona que le acompañaba.
—¿Por qué no?
—Bueno...— Shotō no era de los que hablaban demasiado, a veces al rubio le aburría que fuera tímido, pero al final terminaba escuchando —Los perros grandes a veces causan problemas, son difíciles de cuidar y no creo que a papá le guste tener uno así...
Bakugō se quedó callado, siempre que Shotō mencionaba algo acerca de su familia el ambiente tendía a ponerse muy raro, como si algo no andara bien.
—Eh...bueno— por alguno razón trataba de no decir algo grosero —Supongo que... p-puedes elegir tú, y yo puedo tratar de convencer a mi madre para mantenerlo en mi casa. ¡Así tu papá no se enoja!
No estaba tratando de ser amable, no, no, no, solo quería que Shotō sonriera un poco y dejara de verse tan triste.
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Y ambos se habían separado para ver a los cachorros, Katsuki estaba jugando con uno de pastor alemán. Shotō dijo que vería unos cuantos más al fondo después de que le acompañó en su juego un buen rato.
El rubio dejó al cachorro con su madre y sus hermanos y fue en busca de su compañero.
—¡Katsuki! ¡Nos vamos en un rato así que escojan un animal pronto!
Refunfuñando aceleró el paso.
Cruzó la sección de aves, hámsters y conejos antes de poder divisar a Todoroki.
Venía hacia él, y entre sus manos sostenía con mucho cuidado un perro de pelaje casi dorado, pequeño, y con una mirada calmada/furiosa. Eso último ya era raro.
—¿Un Pomerania?— preguntó sin estar seguro de saber la raza del pequeño ser.
Shotō asintió varias veces con energía con una inmensa sonrisa, sus mejillas coloreadas y sus ojos brillantes.
—¡Lo vi al fondo! Estaba peleando con otros iguales a él— abrazó al cachorro —Pero yo sé que no tuvo la culpa...y me recuerda a ti...
Eso último lo susurró, de todos modos Bakugō escuchó y estaba dudando de si enojarse o ponerse algo feliz por ver emocionado a su compañero.
—¿Lograron elegir alguno...? ¡Santo cielo, Katsuki! ¡¿Qué te hicieron?!
Mitsuki en un acto de drama exagerado se acercó al cachorro y empezó a inspeccionarlo ganándose ladridos por parte de este.
—¡Vieja no es gracioso!
—¡Y aún puedes hablar!
—¡Mamá!
Shotō no paraba de reír y tanto Katsuki como el perro dejaron de estar furiosos.
