Capítulo 16

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El espejo del baño me devuelve la imagen de una yo triste con el rostro rojo manchado de lágrimas y rimel

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El espejo del baño me devuelve la imagen de una yo triste con el rostro rojo manchado de lágrimas y rimel. Lavo mi rostro con agua fría, tal vez la manchas rojas y el rimel podrán desaparecer poco a poco con ayuda del agua, pero el dolor y la grieta en mi corazón no va a poder ser lavado sino que tardarán mucho tiempo en sanar. Sé que decir eso me hace sonar negativa y para nada como una persona con fe, trato de pensar en el dolor que Job, David y otros grandes cristianos pasaron y lograron superar, pero nada sirve, y es que por más que lo mío no se compare a su situación, igual me duele y desgarra.

Suspiro y me doy vuelta para mirar por la ventanilla del baño, la lluvia había iniciado, cuando me había levantado esta mañana estaba el cielo nublado pero ahora llovía, al menos no me moje. parece ser que el tiempo me acompaña en mi tristeza.

Salgo del baño y me dirijo a la cocina donde está mi abuela. Ella me sonríe y me invita a sentarme, cuando lo hago extiende una taza de té para mí.

Hay aromas que te transportan a ciertos recuerdos, sentimiento, lugares, y por más que pase el tiempo seguirá haciéndolo, es así como el olor a menta y piperina del té me recuerda siempre a mi abuela y la paz que logra brindarme esa Gran Mujer de Dios.

- ¿Está rico el té?-pregunta ella. Asiento.

Después de todo el drama que monté en la entrada, la abuela me había escuchado, abrazado y también me brindó pañuelos, pero hasta ahora nada había dicho, simplemente cuando me tranquilicé me dejo ir al baño a mojarme la cara y ahora me daba té.

Ella sonríe y palmea mi mano que está apoyada en la mesa- mi niña hermosa-. Esas simples palabras vuelven a ponerme emocional- gracias aaaabuu- digo entre cortado por los pucheros, su mano era tan cálida y arrugada, en cambio la mía era lisa y fría. Suspira y yo la miro- la vida es así chiquita algunas veces reirás otras llorarás, pensarás o accionarás, callarás o gritarás, recuerda que dice Eclesiastés 3, todo tiene su tiempo y todo lo ha hecho perfecto el Señor-. Asiento- solo me cuesta ver lo bueno en la tristeza- menciono agachando la mirada. Deja de palmear mi mano para apretarla- a veces es un recordatorio para ser agradecido por nuestra felicidad, otras una prueba y mucha veces una consecuencia de seguir la luz-. Se para- si no sufriéramos dolores por parte de los demás quiere decir que estamos cómodos en nuestro cristianismo- Me abraza por detrás- recuerda mi pequeña el verdadero creyente no puede estar cómodo, siempre será molestado por las tinieblas-. Bebo el té y asiento. Ella vuelve hablar- además nuestro Señor también fue humillado y burlado, él entiende tu dolor en este momento-. Limpio mis lágrimas y pregunto- ¿ahora qué hago?-. Mi abuela me soba los hombros- ¿ahora? bueno terminar tu té y jugar luego conmigo a las damas o el burako-. Me quejo-abuuu-. Ella ríe- de acuerdo principalmente debes orar para sanar y perdonar, si deseas llorar hazlo, si necesitas tu tiempo lejos de la escuela y de esas redes sociales hazlo- toca mis hombros para que la mire- pero luego vuelve restaurada y con la frente en alto como Hija de Dios que eres-. Me paro y la abrazo- gracias por tus palabras, aunque no será fácil perdonar-. Ella me devuelve el abrazo- nunca es fácil pero es necesario-.

Esperando lo Inesperado Saga: "El verdadero Amor I"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora