Capítulo 10

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"Se puede decir que mi vida volátil tenía una cierta rutina escuela, mujeres, sexo, corridas, alcohol, la joda en toda su plenitud

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"Se puede decir que mi vida volátil tenía una cierta rutina escuela, mujeres, sexo, corridas, alcohol, la joda en toda su plenitud. Una rutina que cada día me alcanzaba más y más hasta desear romper todo para lograr salir. Era todo lo que conocía pero no deseaba, tenía que haber más, estaba hecho para algo más. Nací rodeado de esta pobreza, de este estilo de vida pero no iba a dejar que me gobernará para siempre.

Si tenía una moto no era para ser usada siempre para esas carreras y dar parte de mi dinero a la pandilla, que cada día pedía más compromiso de mi parte. ¡NO!  Esa moto existía para que un día huyera de todo esto, para recorrer mi país en libertad. Conocer provincia tras provincia, lejos, muy lejos de mi familia que me desprecia, lejos de las miradas acusatorias, lejos de los pandilleros que se quieren apoderar de mí, lejos de mi viejo y de mi pasado. Una nueva vida con nuevos paisajes, toda una aventura.

Pero antes de huir necesitaba mi título de secundario, dinero para sobrevivir en alguna provincia mientras conseguía un nuevo trabajo allí y también estudiar alguna carrera universitaria, tal vez ingeniería mecánica o licenciatura en filosofía y letras, posiblemente ambas. Por desgracia era un sueño que cada día se alejaba más y más de mí, si algo no cambiaba."

Estos pensamientos y muchos más atormentaban mi mente, mientras estaba acostado en una cama vieja en un motel de mala muerte un viernes a la madrugada.

Hoy había zafado de la policía, ellos invadieron en la carrera, uno de sus patrulleros casi logró agarrarme pero a último minuto logré huir y llegar a casa salvo a salvo, o eso creí.

Estando dormido en mi cama tranquilo, escuchó como de la nada el viejo ingresó a la casa a los gritos y luego a mi habitación golpeándome sin control y gritando incoherencias como "VENDIDO HIJO DE P***", "TE VENDISTE DESGRACIADO, M****TO", etc.

Tuve que agarrar cualquier cosa y tirarsela a la cara mientras huía de ahí con suerte vestido pero sin mis zapatillas. Conduje hasta sobrepasar dos pueblos y entrar a este antro que ya conocía.

-Veo que ya te limpiaste las heridas- dice Claudia. Asiento. Ella se acerca con unas pantuflas y una botella de whisky- aquí tienes una pantuflas así no andas descalzo- sonríe con empatía- y también te traje algo para que puedas caer dormido- refiriéndose al whisky. Nuevamente solo asiento. Camina a la salida- vuelvo a mi trabajo cualquier cosa llamame- comenta esto y se va.

Claudia es una mujer de 30 años que trabajaba aquí, la había conocido hace tres años atrás en una de mis noches de diversión. Había alquilado una habitación para estar con una amiga de Ash, pero ella nunca llegó y cuando me estaba por ir escuchó gritos y veo que un tipo golpeaba a una mujer. Entre varios lo agarramos y lo detuvimos mientras llamaban a la policía. Ella se escondió en un rincón llorando en posición de feto, me acerque para consolarla. Al principio me miró con miedo pero luego se dejó abrazar, creo que al ser más joven que ella no le di tanto miedo. Esa noche la pasé cuidándola, sanando sus lastimaduras y escuchando su historia.

Esperando lo Inesperado Saga: "El verdadero Amor I"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora