Epílogo

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"Por hoy ya no seríamos una pareja hasta quien sabe cuanto tiempo,  pero que algún día volveríamos a lo que dejamos aquí seguro que iba a suceder, mis sentimientos por él tampoco cambiarían porque los dos estábamos predestinados".

-¿Realmente pensabas así de mí en ese tiempo?-pregunto pícaro. Sally me saca la lengua mientras se acaricia su vientre, el cual llevaba a nuestro cuarto hijo, un hermoso varoncito. Me besa- ¿puedes dejar de escribir un rato, las gemelas y Nico están esperando a que les des las buenas noches?-. Asiento, dejo mi escritorio y me dirijo primero a la pieza de las gemelas.

-¿Listas para dormir princesas?-pregunto apenas entro. Lisa asiente- cuento pa-demanda. Niego- mamá ya me dijo que les contó uno, es hora de dormir Lis, tu hermana está dele que bosteza-. Ana niega- no sueño, cuento papi-. Las beso a las dos y sostengo sus manitos- ya dije que no, vamos a orar y después sueño, sueñito ¿okey?-. Asienten desganadas.

 A los cinco años estas dos se parecían más a sus tías en actitud  que a sus propios padres, tal vez era nuestra culpa por permitir demasiada interacción con ellas, pero bueno era muy cómico de ver a dos mujeres adultas iguales sosteniendo otras dos niñas iguales. Recién en la tercera generación se dan los gemelos y mellizos, Ja nosotros habíamos pasado de largo esa regla genética teniendo como primogénitas. Físicamente son el calco de su madre cabello rubio ondulado y ojos avellanas.

- Empiezo la oración-cierro los ojos- Papá Dios cuida a mis dos hijas gracias por este día lleno de aventuras que vivimos juntos, por favor manda sueños hermosos esta noche y que tus ángeles las guarden de todo mal. Amen-. Amen gritan las dos. 

Vuelvo a darle besos y salgo del cuarto para ir a buscar el primer varoncito que piso esta casa.

-¿Cómo está mi campeón?-pregunto viéndolo con una sonrisa. Él grita y ríe cuando me ve- ¿Tampoco tenes sueño Nico?-. Niega. Suspiro- no importa tenes que dormir, sos mi hijo más obediente ¿verdad?-. Ríe, esperemos que sea un sí eso. Cierro los ojos y comienzo a orar- Señor gracias por todos mis hijos, te pido que des un buen descanso a Nico que mañana tenga un lindo día. Bendícelo siempre que tus ángeles también lo cuiden, gracias por todo lo que me has dado en mis treinta y cinco años y por todo lo que seguirá viniendo. Amen-. Arropo a mi pequeño de un año en su cuna. 

Nicolas Wesley es la mezcla perfecta entre mi esposa y yo, tenía mi pelo y porte definitivamente pero sus ojos son avellana, el color de los Wickman. De personalidad aún no sabíamos, pero tanto Sal como yo somos tranquilo, por mucho espero que no sea un rebelde como lo fui sino obediente como su madre.

Cuando salgo veo a mi esposa, le doy un abrazo y beso su boca- misión cumplida capitana ¿puedo terminar de escribir?-. Asiente- pero no te quedes tan tarde-. Sonrío- no te quedes despierta esperándome-reto. Resopla- no es mi culpa sino de tu próximo campeón, creo que nos va a salir noctámbulo-. Río- esperemos que no-.

 Acaricio su vientre, faltaba un mes para recibir al nuevo Wesley, sólo sabíamos que es un varón y que se llamaría Ezequiel, después cómo sería su pelo, ojos y a cuál de los dos se vería o sí sería más bien parecido a sus abuelos era todo un misterio que pronto descubriremos.

Sally se va a nuestro cuarto y yo regreso a mi escritorio. 

Muy bien aquí estamos, recuerdan que les dije que les iba a narrar como mi vida dio un giro de 180 grados, no habrán olvidado que soy yo quien les estaba narrando la historia ¿no?. Gracias a mi esposa pude narrarles su forma de pensar y cómo ella vivió cada situación desde su perspectiva. Supongo que tienen curiosidad como fueron los años siguientes después de mis diecinueve años, razón por la que escribo este epílogo para resumir todas las bendiciones que fui teniendo poco a poco después de mi conversión.

Esperando lo Inesperado Saga: "El verdadero Amor I"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora