Despierta Alicia...

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"Algunas casas guardan secretos, historias trágicas que no queremos escuchar y menos vivirlas en carne propia; pero esto no depende de nosotros, si no del destino: podemos estar en el lugar indiciado, en el momento justo para despertar energías —Algunos los llaman fantasmas; otros demonios.— que aguardan ser invitadas al mundo de los vivos. Ellos solo necesitan una escusa, un pretexto, para regresar del "Más allá" y atormentar a quienes se atrevieron a molestarlas."

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—Sinceramente no creo en nada de esas cosas que tú lees— Le dijo Rocío a su hermana Fernanda.
—Pues esto es lo que dice el libro— contesto ella.
Las hermanas se encontraban en su habitación, sus padres habían salido un momento. Rocío tenía 13 años de edad y Fernanda 16. Tenían poco tiempo de estar viviendo ahí, apenas medio año. Era una casa pequeña, pero al fin, propia, lo que les permitía no seguir rentando como antes. Lamentaban que cerca de donde vivían no tuvieran vecinos, había apenas unas casas construidas en ese fraccionamiento. No importaba, sabían que poco a poco llegaría más gente; además, sus amigos del colegio no vivían tan lejos de ellas.
—Yo nunca he visto un fantasma, ¡Ni quiero verlo!— Continuó hablando Rocío—. Creo que solo existen en películas de terror.
—No lo sé realmente, pero a mí esto de los fantasmas me llama mucho la atención — Contesto Fernanda.
—Porque estás demente— dijo Rocío—. No tengo otra explicación del porque te gusta tanto.
—El próximo viernes iremos a la casona embrujada que está por la casa de Paco. ¡Será muy emocionante!— dijo Fernanda.
—¿Que tiene de emocionante entras a una casa vieja, abandonadas seguramente oliendo a orines y dónde, además, mataron a varias personas? ¡Tu estás loca!— dijo Rocío.
—Bueno, así como lo dices suena espantoso pero, ¿No te gustaría experimentar un poco de adrenalina?, ¿Sentir algo de miedo? ¡Deberías venir!— dijo Fernanda.
—¡No gracias!— Contesto Rocío—. Créeme que tendré mejor s cosas qu hace que entrar a casas viejas con ratas y cucarachas por doquier.
—Eso lo dices porque te da miedo— dijo Fernanda—. Pero no soy tan cobarde como tú.
—Di lo que quieras— dijo molestas Rocío—. Yo no soy tengo que probarte nada.
—Esta bien, pero no le vallas a decir a mis papás— le pidió Fernanda—. Ya sabes cómo se ponen; todo quieren saber. Si les dijera que iré a una casa embrujada no me dejaran ir.
—No diré nada,no soy una chismosa— Respondió Rocío.
Pasaron los días y llegó el viernes; serían alrededor de las seis de la tarde cuando Fernanda de alistaba para ir con sus amigos a la casona embrujada. Se colocó una chamarra de mezclilla porque hacia un poco de frío y, antes de salir de la habitación, invito de nuevo a su hermana que estaba en su cama leyendo una revista.
—¿Estás segura que no quieres ir conmigo?— pregunto Fernanda a Rocío.
—No, gracias — respondió Rocío—. T he dicho que no creo en esas cosas.
—Pues si no crees ven conmigo— dijo Fernanda —. Vamos a ir varios.
—No, la verdad no quiero— contesto Rocío—. Prefiero quedarme en casa.
—Como gustes, pero no le vallas a echar de cabeza con mi mamá — le pidió Fernanda.
—¡Ya te dije que no! ¡No soy chismosa! — dijo molesta Rocío—. ¡Anda! Vete no diré nada.
Fernanda se marchó, a los pocos minutos Rocío dejó de leer y encendió la televisión para ver que había de interesante. Desde cambiarle a los canales dejo una serie cómica.
Minutos más tarde, al rededor de media hora, Fernanda regreso a la casa sumamente molesta; en cuanto la vio su hermana, supo que algo malo había ocurrido.
—¡¿Y ahora tú?! ¡¿Qué haces aquí!?— pregunto Rocío a Fernanda—. Te hacia en tú casa embrujada.
—¡Nada! Resulta que ya no se puede entrar, los vecinos se quejan de que entraban muchos curiosos y vagabundos, que se había convertido en un lugar peligroso, así que la bardearon el pasado miércoles.— Contesto Fernanda molesta.
—¿Y luego? ¿Porque regresaste temprano? Se hubieran ido a otro lugar— comento Rocío.
—¡Y lo hicimos!— contesto Fernanda—. Nos fuimos a la casa de Paco, íbamos a jugar con una ouija pero en ese momento llegaron sus papás y lo regalaron. "¡Eso es brujería!". Dijo su madre. Ahí terminó todo y mejor cada quien se fue para su casa.
En ese momento Fernanda puso una bolsa negra sobre la cama de su hermana y sacó de está la ouija.
—¡¿Y eso!?— pregunto asombrada Rocío—. ¡Es una ouija! ¡¿Porque la trajiste?! ¡¿No sabes que es peligrosa!?—
—Ya estás cómo la mamá de Paco, ella quería romperla y le dije que mejor me la diera... "Bajo tu propio riesgo niña", ¡Vieja payasa!
—¡Pues por algo te lo dijo!¡Esta tabla es muy mala!— señaló Rocío.
—¡Exageraciones! ¡Ven, vamos a jugar! — le pidió Fernanda a su hermana.
—¡No quiero! Ni quiero que tú jueves con ella dentro de la casa, dicen que eso llama a los espíritus malignos— dijo Rocío.
—¡No pasa nada! A ver, vamos a jugar tantito— dijo Fernanda.
Fernanda colocó la tabla sobre la cama de su hermana y comiendo a mover el cursor sobre la tabla.
—¡No funciona!— dijo Fernanda con algo de desilusión.
—¡Ya! ¡No estés jugando con esa cosa!— dijo Rocío—. Puede que sea peligroso.
—¿Pero quién te entiende?— pregunto Fernanda—. Tu dices que no crees en estas cosas; entonces ¿Que te preocupa?
—¡No lo sé! ¡Me da mala espina!— contesto Rocío
—¡Ven! No seas boba— dijo Fernanda.
—Bueno está bien— Dijo Rocio no muy convencida.
Rocío de acerco a la tabla con algo de desconfíanza, se puso frente a su hermana y ambas colocaron la tabla sobre sus muslos; pudieron sus manos sobre el cursor y comenzaron a moverlo en círculos sobre el tablero.
—¿Se encuentra algún ser del "más allá" entre nosotras?— pregunto Fernanda—. ¿Hay algún alma en pena aquí? ¡Manifiesta te!
—¡Oye no te pases!— dijo Rocío.
—¡Tranquila! Además, creo que no está funcionando; ¿Porque será?— pregunto Fernanda.
—Te dijo que estas cosas no sirven— dijo Rocío.
—¡Espera! ¡Ya está moviendo!— contesto Fernanda asombrada.
—¡Hazte la tonta! La moviste tú— dijo Rocío.
—¡No! ¡Te juro que no fui yo!— dijo su hermana.
—El cursor se movió otra vez— señaló Rocío.
—Creo que ahora si podemos preguntarle lo que queramos.— dijo Fernanda
Rocío guardo silencio y de espanto cuando vio que el cursor se movía solo. Tal vez era sugestión o el impacto de ver eso, pero sintió que la habitación comenzó a enfriarse; además, percibió un aroma desagradable, como a coladera.
—¿Quieres jugar con nosotras?— pregunto Fernanda.
El indicador de la ouija se movió a "S Í".
—¡Dijo que si!— dijo Fernanda emocionada—. ¿¡Quien eres!?
El cursor formó el nombre de "A L I C I A".
—¿En donde estás, Alicia?— pregunto Fernanda.
—A Q U Í— Respondió el tablero.
—¿En nuestra casa?— pregunto de nuevo Fernanda.
—S Í — respondió nuevamente el tablero.
—¿Porque en nuestra casa?— Rocío por fin se atrevió a preguntar.
—A Q U Í V I V Í A— Respondió la ouija.
—¿Qué edad tienes?— pregunto Rocío.
—12 C U A N D O M O R Í.
—¿¡Moriste aquí!?— pregunto Fernanda.
—S Í— respondió la ouija.
—¡¿Te mataron!?— pregunto Rocío.
—S Í. — Respondió la tabla.
—Esto ya no me está gustando— dijo Rocío—. ¿Me juras que no eres tú quien está formando estos mensajes?
—¡Que no! ¡En serio que no! — respondió Fernanda.
En ese momento tocaron la puerta de su habitación
Las niñas se espantaron terriblemente al escuchar los golpes.
—¡Hijas, ya vengan a cenar!— grito María, la madre de las niñas.
—¡Ya vamos mamá!— contesto Fernanda—. ¡Justo ahora que se está poniendo interesante esto!
—Ya no quiero jugar— dijo Rocío y soltó el cursor
—Vamos a preguntarle unas cosas más— dijo Fernanda.
—No quiero; además, ya nos llamó mamá a cenar— dijo Rocío
—¡Mejor di que tienes miedo!— dijo Fernanda burlándose de ella.
—¡La verdad si!— respondió Rocío—. No sabemos con quién estamos platicando
—Con Alicia, ella así dice llamarse.— dijo Fernanda.
—¿Pero como puedes confiar en lo que te dice una tabla? ¿Qué tal si se trate de alguien más?— pregunto Rocío.
—¿De quién?— pregunto Fernanda.
—Quizá de un demonio— respondió Rocío
—No dijas tonterías— dijo Fernanda.
—¿No recuerdas lo que leíste en tú libro de fantasmas? —preguntó Rocío.
Fernanda hizo caso omiso al comentario de su hermana, ella estaba muy interesada en seguir charlando con la niña muerta.
—Alicia ¿Sigues aquí?— pregunto Fernanda.
El cursor se movió a "S Í".
—¿Cómo moriste?— pregunto intrigada Fernanda.
—M E A H O R C A R O N— Respondió la ouija.
—¡No, ya paralelo! ¡No me está gustando esto!— dijo Rocío espantada.
—Vamos a hacerle una última pregunta— sugirió Fernanda.
—¡No ya no quiero jugar!— dijo Rocío.
—En ese caso le pediré a Alicia que se te aparezca por miedosa— dijo Fernanda.
—¡No dijas tonterías! Esas cosas me dan mucho miedo. No lo quería aceptar.— dijo Rocío tímidamente.
—Bueno está bien. Vámonos a cenar— dijo Fernanda.
Las dos niñas salieron de la habitación y el indicador de la ouija se movió solo, formando la frase: "M E V E R Á N".

Alicia La Hija Del Pecado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora